Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan con la finalidad de santificar la mañana.Al celebrarse con la salida del sol,
nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor, la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9)
y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).
Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. (Cuando se aplica la forma responsorial,
la asamblea repite la antífona después de cada estrofa).
Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.
En tal caso, si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
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Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. (Cuando se aplica la forma responsorial,
la asamblea repite la antífona después de cada estrofa).
Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.
En tal caso, si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
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Ant. ¡Pueblo del Señor, rebaño que Él guía, bendice a tu Dios!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Heb 3, 13.
Se repite la antífona al final de cada párrafo:
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Pueblo del Señor, rebaño que Él guía, bendice a tu Dios!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Salmo 66: Que todos los pueblos
alaben al Señor
Sepan
que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Al Señor, al Dios grande, vengan, adorémosle.
El Señor tenga piedad
y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben
los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría
las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben
los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su
fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Estate, Señor, conmigo.
Estate, Señor, conmigo
Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.
Llévame,
en tu compañía
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.
Por
eso, más que a la muerte
temo,
Señor, tu partida,
y
quiero perder la vida
mil
veces más que perderte;
pues
la inmortal que tú das,
sé
que alcanzarla no puedo,
cuando
yo sin ti me quedo,
cuando
tú sin mí te vas. ¡Amén!
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Himno 2 (opcional): ¡ Señor de nuestras horas, Origen, Padre, Dueño!
Señor de nuestras horas, Origen, Padre, Dueño,
Himno 2 (opcional): ¡ Señor de nuestras horas, Origen, Padre, Dueño!
Señor de nuestras horas, Origen, Padre, Dueño,
que, con el sueño, alivias y, en la tregua
de un sueño,
tu escala tiendes a Jacob:
al filo de los gallos, en guardia
labradora,
despiertan en los montes los fuegos de la
aurora,
y de tus manos sube el sol.
Incendia
el cielo en sombras el astro matutino,
y el que pecó en tinieblas recobra su
camino
en la inocencia de la luz.
Convoca brazo y remo la voz de la marea,
y llora Pedro, el duro patrón de Galilea,
cimiento y roca de Jesús.
El
gallo nos increpa; su canto al sol dispara,
desvela
al soñoliento, y al que pecó lo encara
con el fulgor de la verdad;
a su gozosa alerta, la vida se hace fuerte,
renace la esperanza, da un paso atrás la
muerte,
y el mundo sabe a pan y a hogar.
Del seno de la tierra, convocas a tu
Ungido,
y el universo entero, recién amanecido,
encuentra en Cristo su esplendor.
Él es la piedra viva donde se asienta el
mundo,
la imagen que lo ordena, su impulso más
profundo
hacia la nueva creación.
Por
él, en cuya sangre se lavan los pecados,
estamos a tus ojos recién resucitados
y plenos en su plenitud.
Y, con el gozo nuevo de la criatura nueva,
al par que el sol naciente, nuestra
oración se eleva
en nombre del Señor Jesús. ¡Amén!
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SALMODIA
SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos
tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Para ti es mi música,
Señor; voy a explicar el camino perfecto.
Salmo 100: Propósito de un Príncipe Justo.
Si me aman, guardarán mis mandamientos (Jn 14,15)
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi
música, Señor;
voy
a explicar el camino perfecto:
¿Cuándo vendrás a mí?
Andaré
con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no
pondré mis ojos en intenciones viles.
Aborrezco
al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos
de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.
Al
que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos
engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.
Pongo
mis ojos en los que son leales,
ellos
vivirán conmigo;
el
que sigue un camino perfecto, ése me servirá.
No
habitará en mi casa quien comete fraudes;
el
que dice mentiras no durará en mi presencia.
Cada
mañana haré callar a los hombres malvados,
para
excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Para
que tu pueblo pueda caminar en inocencia, viniste a nosotros, Señor Jesús,
y
nos pediste que fuéramos santos como tu Padre es santo.
Ayuda
a tus hijos a amar lo que es verdaderamente perfecto,
para
que no hablemos de lo que es malo ni hacer lo que está mal.
Permítenos
estar ante tus ojos y celebrar contigo el amor y la justicia del Padre.
Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.
Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.
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Ant 2. No nos desampares, Señor, para siempre.
Ant 2. No nos desampares, Señor, para siempre.
Cántico Dn 3, 26-27. 29. 34-41: Oración de Azarías en el Horno.
Arrepiéntanse
y conviértanse, para que se borren sus pecados (Hch 3, 19)
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
digno
de alabanza y glorioso es tu nombre.
Porque
eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y
todas tus obras son verdad,
y rectos
tus caminos, y justos todos tus juicios.
Hemos
pecado y cometido iniquidad
apartándonos
de ti, y en todo hemos delinquido.
Por
el honor de tu nombre,
no
nos desampares para siempre,
no
rompas tu alianza,
no
apartes de nosotros tu misericordia.
Por
Abraham, tu amigo,
por
Isaac, tu siervo,
por
Israel, tu consagrado,
a
quienes prometiste
multiplicar
su descendencia
como
las estrellas del cielo,
como
la arena de las playas marinas.
Pero
ahora, Señor, somos el más pequeño
de
todos los pueblos;
hoy
estamos humillados por toda la tierra
a
causa de nuestros pecados.
En
este momento no tenemos príncipes,
ni
profetas, ni jefes;
ni
holocausto, ni sacrificios,
ni
ofrendas, ni incienso;
ni
un sitio donde ofrecerte primicias,
para
alcanzar misericordia.
Por
eso, acepta nuestro corazón contrito,
y
nuestro espíritu humilde,
como
un holocausto de carneros y toros
o
una multitud de corderos cebados;
que
éste sea hoy nuestro sacrificio,
y
que sea agradable en tu presencia:
porque
los que en ti confían
no
quedan defraudados.
Ahora
te seguimos de todo corazón,
te
respetamos y buscamos tu rostro.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. No nos desampares, Señor, para siempre.
Ant. No nos desampares, Señor, para siempre.
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Ant 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
Ant 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
Salmo 143, 1-10: Oración por la Victoria y por la Paz.
Todo lo puedo en aquel que me conforta (Flp 4,13)
Bendito el Señor, mi Roca,
que
adiestra mis manos para el combate,
mis
dedos para la pelea;
mi
bienhechor, mi alcázar,
baluarte
donde me pongo a salvo,
mi
escudo y mi refugio,
que
me somete los pueblos.
Señor,
¿qué es el hombre para que te fijes en él?
¿Qué
los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El
hombre es igual que un soplo;
sus
días, una sombra que pasa.
Señor,
inclina tu cielo y desciende,
toca
los montes, y echarán humo,
fulmina
el rayo y dispérsalos,
dispara
tus saetas y desbarátalos.
Extiende
la mano desde arriba:
defiéndeme,
líbrame de las aguas caudalosas,
de
la mano de los extranjeros,
cuya
boca dice falsedades,
cuya
diestra jura en falso.
Dios
mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré
para ti el arpa de diez cuerdas:
para
ti que das la victoria a los reyes,
y
salvas a David, tu siervo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Señor,
Dios de la fuerza, Tú le diste a tu Hijo la victoria sobre la muerte.
Dirige
la lucha de tu Iglesia contra el mal en el mundo.
Vístenos
con las armas de la luz y únenos bajo la única bandera del amor,
para
que podamos recibir nuestra recompensa eterna
después
de la batalla de la vida terrenal.
Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
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Lectura Breve: Is
55, 1
Oigan, sedientos todos, acudan por agua, también los que no tienen dinero:
vengan, compren trigo, coman sin pagar: vino y leche de balde.
Oigan, sedientos todos, acudan por agua, también los que no tienen dinero:
vengan, compren trigo, coman sin pagar: vino y leche de balde.
Silencio sagrado (indicado
por una campana):
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra
oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de
la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
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Cántico Evangélico (Benedictus)
Los cánticos son tomados del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al inicio de su proclamación.
Los cánticos evangélicos son solo tres: Benedictus, (Laudes) Magnificat (Vísperas) y Nunc dimittis (Completas).
El Benedictus, cántico de Zacarías, padre de Juan Bautista, canta la venida del Mesías, como bendición de Dios, "sol que nace de lo alto",
por lo que su proclamación en Laudes refuerza el sentido matutino simbólico de la oración.
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Ant. De
la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.
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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo
Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del día,
Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del día,
reavivando con ello nuestra esperanza. Invoquémosle, pues, diciendo:
R./ Por el honor de tu nombre, escúchanos,
Señor.
Dios
y Padre de nuestro Salvador Jesucristo,
- te damos gracias porque, por mediación de tu Hijo,
nos has dado el conocimiento y la inmortalidad.
nos has dado el conocimiento y la inmortalidad.
Danos,
Señor, un corazón humilde
- para que vivamos sujetos unos a otros en el temor de
Cristo.
Infunde
tu Espíritu en nosotros, tus siervos,
- para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento.
Tú
que has dispuesto que el hombre dominara el mundo con su esfuerzo,
- haz que nuestro trabajo te glorifique y santifique a
nuestros hermanos
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre,
velando amorosamente por nosotros, nos atrevemos a decir:
- Padre Nuestro…
Oración
Aumenta, Señor, nuestra fe, para que esta alabanza que brota de nuestro corazón
vaya siempre acompañada de frutos de vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice
al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga: † (se
hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu
espíritu.
V. La paz de Dios,
que sobrepasa todo juicio,
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios
y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios
y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda
sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve: † (se
hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad
añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo Ordinario - Martes - Salterio IV.
“Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios."
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios."
(San Columbano)
Hay que resaltar y promover la importancia de las laudes y las vísperas
como oración de la comunidad cristiana, omentando su celebración pública o comunitaria,
sobre todo entre aquellos que hacen vida común.
Se celebran las vísperas por la tarde, cuando atardece y el día va cayendo,
a decir de San Basilio: “En acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado
en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto”.
Por medio de la oración que elevamos “como el incienso en presencia del Señor”,
también recordamos la redención,
o como dice el salmo 140, 2: “el alzar de nuestras manos” es “como ofrenda de la tarde”.
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto”.
Por medio de la oración que elevamos “como el incienso en presencia del Señor”,
también recordamos la redención,
o como dice el salmo 140, 2: “el alzar de nuestras manos” es “como ofrenda de la tarde”.
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por eso tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por eso tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
Se hace la invocación Inicial antes del himno, trazando en la frente la señal de la cruz † mientras se dice:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se hace la invocación Inicial antes del himno, trazando en la frente la señal de la cruz † mientras se dice:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de éstos Himnos, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Tú que eres, Cristo, el
esplendor y el día.
Tú
que eres, Cristo, el esplendor y el día,
y
de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz
de Luz que a tus fieles
cual
luz te manifiestas,
te
pedimos, Señor, humildemente
esta
noche que estés de centinela,
en
ti hallemos reposo
y
la paz nos concedas.
Si
se entregan al sueño nuestros ojos,
en
ti vigile el corazón alerta,
y
rogamos tus hijos,
Señor,
que nos protejas.
Defensor
nuestro, míranos, rechaza
al
enemigo cruel que nos acecha
y,
a quienes redimiste
con
tu sangre, gobierna.
A
ti, Cristo, Señor del universo,
y
a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y
al Amor, por los siglos loores. ¡Amén!
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Himno (opcional): Atardece, anochece, el alma cesa
Himno (opcional): Atardece, anochece, el alma cesa
Atardece, anochece, el
alma cesa
de
agitarse en el mundo
como
una mariposa sacudida.
La sombra fugitiva ya se esconde.
Un
temblor vagabundo
en
la penumbra deja su fatiga.
Y
rezamos, muy juntos,
hacia
dentro de un gozo sostenido,
Señor,
por tu profundo
ser
insomne que existe y nos cimienta.
Señor,
gracias, que es tuyo el universo aún;
y cada hombre hijo es,
aunque errabundo,
y cada hombre hijo es,
aunque errabundo,
al
final de la tarde, fatigado,
se
marche hacia lo oscuro de sí mismo.
Señor,
te damos gracias
por
este ocaso último,
por
este rezo súbito. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se
me paralice la mano derecha.
Salmo 136, 1-6: Junto a los
Canales de Babilonia.
Este destierro y esclavitud material hay que tomarlo como símbolo de la esclavitud espiritual (S. Hilario)
Este destierro y esclavitud material hay que tomarlo como símbolo de la esclavitud espiritual (S. Hilario)
Junto
a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de
Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí
los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cántenos un cantar de Sión.»
¡Cómo
cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
que
se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Señor,
acuérdate de tu Iglesia peregrina.
Nos
sentamos llorando en los canales de Babilonia.
Que
no nos arrastre la corriente del mundo que pasa,
libéranos
de todo mal y eleva nuestros pensamientos a la Jerusalén celestial.
Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
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Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Salmo 137: Himno de Acción
de Gracias de un Rey.
Los reyes de la tierra llevarán a la ciudad santa su esplendor (cf. Ap 21, 24)
Los reyes de la tierra llevarán a la ciudad santa su esplendor (cf. Ap 21, 24)
Te
doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;
por
tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
Que
te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El
Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando
camino entre peligros, me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi
enemigo,
y tu derecha me salva.
El
Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Escucha
las oraciones de tu Iglesia, Señor Dios.
En presencia de los ángeles alabamos tu nombre.
Tú que mantienes a los orgullosos a distancia
En presencia de los ángeles alabamos tu nombre.
Tú que mantienes a los orgullosos a distancia
y
miras a los humildes con favor.
Extiende
tu mano hacia nosotros en nuestro sufrimiento.
Perfecciona en nosotros el trabajo de tu amor y danos vida.
Perfecciona en nosotros el trabajo de tu amor y danos vida.
Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los
ángeles.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Cántico - Ap 4, 11; 5, 9-10. 12: Himno a Dios Creador.
¡Hemos de anhelar, buscar y amar a aquel que es la Palabra de Dios en el cielo! (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
¡Hemos de anhelar, buscar y amar a aquel que es la Palabra de Dios en el cielo! (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder, porque
tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que
no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste
para Dios
hombres de toda raza, lengua,
pueblo y nación;
y has hecho de ellos para
nuestro Dios
un reino de sacerdotes y
reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la
riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la
gloria y la alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Digno es el Cordero degollado de
recibir el honor y la gloria.
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Lectura Breve Col 3, 16
Que la palabra de Cristo habite entre ustedes en toda
su riqueza;
enséñense unos a otros con toda sabiduría; exhórtense mutuamente.
enséñense unos a otros con toda sabiduría; exhórtense mutuamente.
Canten a
Dios, denle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Silencio sagrado (indicado
por una campana):
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra
oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de
la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Me saciarás de gozo en tu presencia,
Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia,
Señor.
V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia,
Señor.
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Cántico Evangélico (Magníficat)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al principio de su proclamación.
El Magnificat, (Canto de María) es un canto de gratitud de la Virgen al caer la tarde cuando el Ángel la encontró en oración.
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Ant. Haz, Señor, obras grandes por
nosotros,
porque tú eres poderoso y tu
nombre es santo.
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor.
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Proclama mi alma la grandeza del Señor,
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Haz, Señor, obras grandes por
nosotros,
porque tú eres poderoso y tu nombre es
santo.
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Preces o Intercesiones
Invoquemos
a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo:
R./ Señor, escúchanos.
Cristo,
fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles,
a quienes has llamado a la luz de tu verdad,
a quienes has llamado a la luz de tu verdad,
- que tengan siempre
fidelidad y constancia.
Haz,
Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer,
- y que sus
decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.
Tú
que con cinco panes saciaste a la multitud,
- enséñanos a
socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.
Que
los que tienen en su mano los destinos de los pueblos
no cuiden sólo del bienestar de su nación,
no cuiden sólo del bienestar de su nación,
- sino que piensen
también en los otros pueblos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cuando
vengas en tu día a ser glorificado en los santos,
- da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.
- da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.
Todos
juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús,
y oremos al Padre diciendo:
y oremos al Padre diciendo:
- Padre nuestro...
Oración
Puestos
en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia
y te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre
con los sentimientos de nuestro corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
y te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre
con los sentimientos de nuestro corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice
al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga: † (se
hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté
con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios
y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios
y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve: † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
Fórmula breve: † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo Ordinario, Lunes de la IV semana - Salterio IV.
COMPLETAS - Oración antes del descanso nocturno
ya que está dentro de nosotros,
si somos dignos de esta presencia."
San Columbano
Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte.
si somos dignos de esta presencia."
San Columbano
Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria,
es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
Las Completas de Domingo I y II se usan respectivamente
tras las primeras y segundas vísperas de Domingo.
También se utilizan en las solemnidades (después de I y II Vísperas respectivamente)
aunque no caigan en domingo.
En las fiestas, aunque no caigan en domingo, se utiliza después de Vísperas
las Completas de Domingo I o II (a libre elección).
Si se van a rezar de memoria, puede utilizarse cualquiera de estas dos, cualquier día de la semana [Ord. Gral. n 88].
En Triduo Pascual, si corresponde rezarlas (ver rúbrica al inicio del día), se utiliza Domingo II, con responsorio especial.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
“Estamos llamados a tener una conciencia limpia hacia Dios y hacia los hombres,
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones y nuestro descanso.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente y que pidamos la misericordia de Dios
cuando nos sintamos débiles, tentados e incompletos y que le pidamos Su fortaleza para mejorar”.
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones y nuestro descanso.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente y que pidamos la misericordia de Dios
cuando nos sintamos débiles, tentados e incompletos y que le pidamos Su fortaleza para mejorar”.
Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Cuando la luz del sol es ya
poniente,
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
¡Gracias,
Señor!, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día.
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Himno: (opcional) Se inclina ya mi
frente.
Se
inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.
Mis
ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.
Lucero
que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. No me escondas tu rostro, ya que
confío en ti.
Salmo 142, 1-11: Lamentación y
Súplica ante la Angustia.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2, 16)
Señor, escucha mi oración;
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2, 16)
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a
mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu
siervo,
pues ningún hombre vivo es
inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya
olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está
yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus
manos
y extiendo mis brazos hacia
ti:
tengo sed de ti como tierra
reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a
la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de
seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor,
consérvame vivo;
por tu clemencia,
sácame de la angustia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. No me escondas tu rostro, ya que
confío en ti.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
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Lectura Breve: 1Pe 5, 8-9
Sean
sobrios, estén despiertos: su enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.
Silencio sagrado (indicado
por una campana):
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra
oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de
la Iglesia.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
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Cántico Evangélico (Nunc Dimittis)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se oran o cantan de pie, al principio de su proclamación se hace la señal de la cruz.
Nunc dimittis “ahora dejas”– es el canto de gratitud de Simeón, por la promesa cumplida de ver al Salvador antes de reunirse con Él.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos
mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos
en paz.
Cántico de Simeón: Lc 2, 29-32
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Ahora, Señor, según tu promesa,
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos
mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Oración
Ilumina,
Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Bendición
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila
y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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1. Dios te salve, Reina y Madre
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
_____________________________________________________________________________________________________________________________
2. Madre del Redentor
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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3. Salve, Reina de los cielos
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta, que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta, que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
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4. Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
Oh, Virgen gloriosa y bendita.
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
Oh, Virgen gloriosa y bendita.
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5. Reina del cielo, alégrate
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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6. "María la Aurora" Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist
6. "María la Aurora" Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist
María la raíz, Cristo la vid mística;
¡María la uva, Cristo el vino sagrado!
María la gavilla de trigo, Cristo el pan vivo;
¡María el rosal, Cristo la rosa rojo sangre!
María la fuente, Cristo la corriente limpiadora;
¡María el cáliz, Cristo la sangre salvadora!
María el Templo, Cristo el Señor del Templo;
¡María el Santuario, Cristo el Dios adorado!
María el faro, Cristo el lugar de descanso;
¡María el espejo, Cristo la visión bendita!
María la Madre, Cristo el Hijo de la Madre.
Ambos siempre benditos por los tiempos sin fin. ¡Amén!
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