domingo, 29 de marzo de 2020

Liturgia de las Horas para Latinoamerica - Martes IV de Cuaresma


SOBRE EL OFICIO DIVINO
En el Oficio Divino se rezan himnos, antífonas, salmos, etc.
La gran mayoría son textos extraídos de la Biblia y ordenados de manera estructurada y metódica, 
de tal forma que, al leerlas, meditarlas, y compartirlas, van dirigidas a Dios usando las mismas palabras con las que Él nos habla.
Al orar en comunión con la Iglesia Universal, esperamos que Nuestro Dios las escuche y nos atienda.


IMPORTANTE:

Toda la información que ofrecemos es generalmente informativa.
En ningún caso es vinculante o aplicable
a situaciones específicas en las que solo el pastor
o la iglesia responsable tiene la capacidad de adoptar.

La Parroquia y cualquiera de sus ministerios
no somos responsables de la interpretación, aplicación,
daño a terceros de cualquier tipo, daño a la propiedad
o cualquier otro que pueda surgir de los documentos que compartimos. 



Las autoridades eclesiásticas tienen que decidir lo que es apropiado y cómo aplicar las reglas actuales de la Iglesia. 
La información que publicamos es de buena fe y gratuita.

P. Diego Cabrera Rojas
Liturgia de las Horas para Latinoamérica
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Tiempo de Cuaresma. Martes de la Semana IV
Del Propio del Tiempo. Salterio IV

LAUDES - Oración de la mañana

"En la Eternidad éramos;
al nacer comenzamos a existir.

Existir es ser en el tiempo.

Y al morir dejamos de existir,
pero no dejamos de ser.

Somos seres espirituales
que vivimos una aventura terrenal".

Teilhard de Chardin


Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan con la finalidad de santificar la mañana.

Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor, la luz verdadera
que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9) y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).

Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin.


(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V.  Señor abre mis labios
R.    Y mi boca proclamará tu alabanza

V.    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.    Como era en el principio, ahora y siempre,
        por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Salmo del Invitatorio

Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. (Cuando se aplica la forma responsorial,
la asamblea repite la antífona después de cada estrofa)

Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Se añade el Salmo del Invitatorio. Cuando se usa la forma responsorial,
se recita la antífona y la asamblea la repite.
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Ant. Al Señor, al Dios grande, vengan, adorémosle.

Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13

Vengan, aclamemos al Señor,
     demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,

     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios,
     y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años
     aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
      ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Al Señor, al Dios grande, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.
En tal caso, si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día,
se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo
94. Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)


El Señor tenga piedad y nos bendiga,
     ilumine su rostro sobre nosotros;
     conozca la tierra tus caminos,
     todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
     que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
     porque riges el mundo con justicia,
     riges los pueblos con rectitud
     y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
     que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
     nos bendice el Señor, nuestro Dios.
     Que Dios nos bendiga; que le teman
     hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. A Cristo, el Señor,
        que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.

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Himnos
Además de himnos mostrados aquí,
pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Estate, Señor, conmigo.

Estate, Señor, conmigo
     siempre, sin jamás partirte,
     y cuando decidas irte,
     llévame, Señor, contigo;
     porque el pensar que te irás
     me causa un terrible miedo
     de si yo sin ti me quedo,
     de si tú sin mí te vas.

Llévame, en tu compañía
     donde tú vayas, Jesús,
     porque bien sé que eres tú
     la vida del alma mía;
     si tú vida no me das
     yo sé que vivir no puedo,
     ni si yo sin ti me quedo,
     ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte
     temo, Señor, tu partida,
     y quiero perder la vida
     mil veces más que perderte;
     pues la inmortal que tú das,
     sé que alcanzarla no puedo,
     cuando yo sin ti me quedo,
     cuando tú sin mí te vas. ¡Amén!
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Himno: Edificaste una torre

Edificaste una torre
     para tu huerta florida;
     un lagar para tu vino
     y, para el vino, una viña.

Y la viña no dio uvas,
     ni el lagar buena bebida:
     sólo racimos amargos
     y zumos de amarga tinta.

Edificaste una torre,
     Señor, para tu guarida;
     un huerto de dulces frutos,
     una noria de aguas limpias,
     un blanco silencio de horas
     y un verde beso de brisas.

Y ésta casa que es tu torre,
     éste mi cuerpo de arcilla,
     ésta sangre que es tu sangre
     y ésta herida que es tu herida
     te dieron frutos amargos,
     amargas uvas y espinas.

¡Rompe, Señor, tu silencio,
     rompe tu silencio y grita!
     Que mi lagar enrojezca
     cuando tu planta lo pise,
     y que tu mesa se endulce
     con el vino de tu viña. ¡Amén!

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               SALMODIA
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Ant 1. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.

Salmo 100: Propósito de un Príncipe Justo.
Si me aman, guardarán mis mandamientos (Jn 14,15)

Voy a cantar la bondad y la justicia, para ti es mi música, Señor;
     voy a explicar el camino perfecto: ¿Cuándo vendrás a mí?

Andaré con rectitud de corazón dentro de mi casa;
     no pondré mis ojos en intenciones viles.

Aborrezco al que obra mal, no se juntará conmigo;
      lejos de mí el corazón torcido, no aprobaré al malvado.

Al que en secreto difama a su prójimo lo haré callar;
      ojos engreídos, corazones arrogantes no los soportaré.

Pongo mis ojos en los que son leales,
     ellos vivirán conmigo;
     el que sigue un camino perfecto, ése me servirá.

No habitará en mi casa quien comete fraudes;
     el que dice mentiras no durará en mi presencia.

Cada mañana haré callar a los hombres malvados,
     para excluir de la ciudad del Señor a todos los malhechores.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Para que tu pueblo pueda caminar en inocencia, viniste a nosotros, Señor Jesús,
y nos pediste que fuéramos santos como tu Padre es santo.
Ayuda a tus hijos a amar lo que es verdaderamente perfecto,
para que no hablemos de lo que es malo ni hacer lo que está mal.
Permítenos estar ante tus ojos y celebrar contigo el amor y la justicia del Padre.

Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto.
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Ant 2. No nos desampares, Señor, para siempre.

Cántico Dn 3, 26-27. 29. 34-41: Oración de Azarías en el Horno.
Arrepiéntanse y conviértanse, para que se borren sus pecados (Hch 3, 19)

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres,
     digno de alabanza y glorioso es tu nombre.

Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
     y todas tus obras son verdad,
     y rectos tus caminos, y justos todos tus juicios.

Hemos pecado y cometido iniquidad
     apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
     Por el honor de tu nombre,
     no nos desampares para siempre,
     no rompas tu alianza,
     no apartes de nosotros tu misericordia.

Por Abraham, tu amigo,
     por Isaac, tu siervo,
     por Israel, tu consagrado,
     a quienes prometiste
     multiplicar su descendencia
     como las estrellas del cielo,
     como la arena de las playas marinas.

Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
     de todos los pueblos;
     hoy estamos humillados por toda la tierra
     a causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes,
     ni profetas, ni jefes;
     ni holocausto, ni sacrificios,
     ni ofrendas, ni incienso;
     ni un sitio donde ofrecerte primicias,
     para alcanzar misericordia.

Por eso, acepta nuestro corazón contrito,
     y nuestro espíritu humilde,
     como un holocausto de carneros y toros
     o una multitud de corderos cebados;

que éste sea hoy nuestro sacrificio,
     y que sea agradable en tu presencia:
     porque los que en ti confían
     no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón,
     te respetamos y buscamos tu rostro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. No nos desampares, Señor, para siempre.
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Ant 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.

Salmo 143, 1-10: Oración por la Victoria y por la Paz.
Todo lo puedo en aquel que me conforta (Flp 4,13)

Bendito el Señor, mi Roca,
     que adiestra mis manos para el combate,
     mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
     baluarte donde me pongo a salvo,
     mi escudo y mi refugio,
     que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?
     ¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
     El hombre es igual que un soplo;
     sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende,
     toca los montes, y echarán humo,
     fulmina el rayo y dispérsalos,
     dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
     defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
     de la mano de los extranjeros,
     cuya boca dice falsedades,
     cuya diestra jura en falso.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
     tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
     para ti que das la victoria a los reyes,
     y salvas a David, tu siervo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor, Dios de la fuerza, Tú le diste a tu Hijo la victoria sobre la muerte.
Dirige la lucha de tu Iglesia contra el mal en el mundo.
Vístenos con las armas de la luz y únenos bajo la única bandera del amor,
para que podamos recibir nuestra recompensa eterna
después de la batalla de la vida terrenal.

Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo.
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Lectura Breve:   Joel 2, 12-13

Conviértanse a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto.
Rasguen sus corazones y no sus vestiduras,
y conviértanse al Señor, su Dios, porque es compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas.


Silencio sagrado (indicado por una campana):
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la resonancia total de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve

V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
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               Cántico Evangélico
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Ant. El que me curó me dijo: «Toma tu camilla y vete en paz.»

Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor   
                                                    (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
     porque ha visitado y redimido a su pueblo.
     suscitándonos una fuerza de salvación
     en la casa de David, su siervo,
     según lo había predicho desde antiguo
     por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
     y de la mano de todos los que nos odian;
     ha realizado así la misericordia
     que tuvo con nuestros padres,
     recordando su santa alianza
     y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
     arrancados de la mano de los enemigos,
     le sirvamos con santidad y justicia,
     en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
     porque irás delante del Señor
     a preparar sus caminos,
     anunciando a su pueblo la salvación,
     el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
     nos visitará el sol que nace de lo alto,
     para iluminar a los que viven en tiniebla
     y en sombra de muerte,
     para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El que me curó me dijo: «Toma tu camilla y vete en paz.»
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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo

Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que nos dio a su Hijo unigénito,
Palabra hecha carne, para que vivamos de ella, e invoquémosle, diciendo:
R./ Que la palabra de Cristo habite en nosotros con toda su riqueza.

Concédenos escuchar con más frecuencia tu palabra en este tiempo cuaresmal,
- para que en la gran solemnidad que se avecina
  nos unamos con mayor fervor a Cristo, nuestra Pascua.

Que tu Espíritu Santo nos asista,
- para que seamos testigos de tu verdad
  y de tu bondad ante los vacilantes y equivocados.

Concédenos vivir más profundamente el misterio de Cristo,
- para que podamos dar testimonio de él con más fuerza y claridad.

En este tiempo de penitencia, Señor, renueva y purifica a tu Iglesia,
- para que se manifieste con más claridad como signo de salvación.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre,
velando amorosamente por nosotros, nos atrevemos a decir:
- Padre Nuestro…

Oración Conclusiva
Señor, que las saludables prácticas de la Cuaresma
dispongan los corazones de tus hijos,
para que celebren dignamente el misterio pascual
y extiendan por todas partes el anuncio de tu salvación.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!


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               Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo de Cuaresma. Martes de la Semana IV
Del Propio. Salterio IV

VÍSPERAS - Oración de la tarde


Hay que resaltar y promover la importancia de las laudes y las vísperas
como oración de la comunidad cristiana, fomentando su celebración pública o comunitaria,
sobre todo entre aquellos que hacen vida común.

Se celebran las vísperas por la tarde, cuando atardece y el día va cayendo,
a decir de San Basilio: “En acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada
y por cuanto hemos logrado realizar con acierto”.

Por medio de la oración que elevamos
“como el incienso en presencia del Señor”, también recordamos la redención,
o como dice el salmo 140, 2: “el alzar de nuestras manos” es “como ofrenda de la tarde”.

Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, 
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por eso tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), 
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(
la tarde del domingo, sigue el mismo caso).

Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial

V.  Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén,
Aleluya!

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               Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día.

Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,

te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.

Si se entregan al sueño nuestros ojos,
en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.

Defensor nuestro, míranos, rechaza
al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.

A ti, Cristo, Señor del universo,
y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. ¡Amén!
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Himno: Hoy es del divino amor

Hoy es del divino amor
la encarnación amorosa,
fineza que es tan costosa
que a las demás da valor.

¿Qué bien al mundo no ha dado
la encarnación amorosa,
si aun la culpa fue dichosa
por haberla ocasionado?

Ni ella sola ser podía
causa, que, si se repara,
para que Dios encarnara
bastaba sólo María.

Aunque de ser encarnado
pudo ser doble el motivo:
de todos por compasivo,
de ella por enamorado.

Y así al bajar este día
al suelo por varios modos,
fue por la culpa de todos
y la gracia de María. ¡Amén!

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               SALMODIA
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Ant 1. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Salmo 136, 1-6: Junto a los Canales de Babilonia.
Este destierro y esclavitud material hay que tomarlo como símbolo de la esclavitud espiritual (S. Hilario)

Junto a los canales de Babilonia
     nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
     en los sauces de sus orillas
     colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
     nos invitaban a cantar;
     nuestros opresores, a divertirlos:
     «Cántenos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
     en tierra extranjera!
     Si me olvido de ti, Jerusalén,
     que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
     si no me acuerdo de ti,
     si no pongo a Jerusalén
     en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor, acuérdate de tu Iglesia peregrina.
Nos sentamos llorando en los canales de Babilonia.
Que no nos arrastre la corriente del mundo que pasa,
libéranos de todo mal y eleva nuestros pensamientos a la Jerusalén celestial.

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
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Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Salmo 137: Himno de Acción de Gracias de un Rey.
Los reyes de la tierra llevarán a la ciudad santa su esplendor (cf. Ap 21, 24)

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
     delante de los ángeles tañeré para ti,
     me postraré hacia tu santuario,
     daré gracias a tu nombre;

por tu misericordia y tu lealtad,
     porque tu promesa supera a tu fama;
     cuando te invoqué, me escuchaste,
     acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
     al escuchar el oráculo de tu boca;
     canten los caminos del Señor,
     porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
     y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros, me conservas la vida;
     extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
     y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
     Señor, tu misericordia es eterna,
     no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Escucha las oraciones de tu Iglesia, Señor Dios.
En presencia de los ángeles alabamos tu nombre.
Tú que mantienes a los orgullosos a distancia y miras a los humildes con favor.
Extiende tu mano hacia nosotros en nuestro sufrimiento.
Perfecciona en nosotros el trabajo de tu amor y danos vida.

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
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Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico - Ap 4, 11; 5, 9-10. 12: Himno a Dios Creador.
¡Hemos de anhelar, buscar y amar a aquel que es la Palabra de Dios en el cielo! (San Columbano)

Eres digno, Señor Dios nuestro,
     de recibir la gloria, el honor y el poder,
     porque tú has creado el universo;
     porque por tu voluntad
     lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
     porque fuiste degollado
     y por tu sangre compraste para Dios
     hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
     y has hecho de ellos para nuestro Dios
     un reino de sacerdotes
     y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
     de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
     la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
    ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
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Lectura Breve   1 Jn 1, 1-3a

Lo que existía desde un principio,
lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos,
lo que contemplamos y lo que tocaron nuestras manos
acerca de la Palabra de vida
(porque la vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto
y testificamos y les anunciamos esta vida eterna,
la que estaba con el Padre y se nos ha manifestado)
:
lo que hemos visto y oído se lo anunciamos,
a fin de que viváis en comunión con nosotros.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve

R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

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Cántico Evangélico (Magnificat)
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Ant. Ya ves que estás curado; no vuelvas a pecar más, no sea que te suceda algo peor.

Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor.
                                                    (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
     porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
     a los hambrientos los colma de bienes
     y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     -como lo había prometido a nuestros padres-
     en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Ya ves que estás curado; no vuelvas a pecar más, no sea que te suceda algo peor. ________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo.

Oremos a Jesús, el Señor,
que levantado en la cruz atrae a todos hacia él, y digámosle:
R./ Atrae, Señor, a todos hacia ti.

Señor, que la luz con que resplandece el misterio de la cruz
atraiga a todos los hombres,
- para que te reconozcan como camino, verdad y vida.

Da tu agua viva a todos los sedientos de verdad,
- para que su sed quede eternamente saciada.

Ilumina a los científicos y a los artistas,
- para que el progreso sea también camino de salvación.

Mueve los corazones de los que se apartaron de ti
a causa del pecado o del escándalo,
- para que se conviertan a ti y permanezcan en tu amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Admite en tu reino a todos los difuntos,
- para que se alegren eternamente con la Virgen María y con todos los santos.

Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir:
- Padre nuestro...

Oración
Te pedimos, Señor, que las prácticas santas de esta Cuaresma
dispongan el corazón de tus fieles
para celebrar dignamente el misterio pascual
y anunciar a todos los hombres la grandeza de tu salvación.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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               Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo de Cuaresma. Martes de la semana IV
Del Propio. Salterio IV.

COMPLETAS - Oración antes del descanso nocturno


Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte. 
El mejor horario es aquel
en que efectivamente vayamos a dormir enseguida. 

Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas
o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «
aleluya»
al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.

Las Completas de Domingo I y II se usan respectivamente
tras las primeras y segundas vísperas de Domingo.

También se utilizan en las solemnidades (después de I y II Vísperas respectivamente) aunque no caigan en domingo.  
En las fiestas, aunque no caigan en domingo, se utiliza después de Vísperas las Completas de Domingo I o II (a libre elección).

Si se van a rezar de memoria, puede utilizarse cualquiera de estas dos, cualquier día de la semana [Ord. Gral. n 88].

En Triduo Pascual, si corresponde rezarlas (ver rúbrica al inicio del día), se utiliza Domingo II, con responsorio especial.
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Invocación Inicial

V.  Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Además de las fórmulas penitenciales mostradas aquí, pueden usarse otras aprobadas.
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana;
Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


     Yo confieso ante Dios todopoderoso
     y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho
     de pensamiento, palabra, obra y omisión:
     por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

     Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
     a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
     que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V.  El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V.  El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

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               Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Cuando llegó el instante de tu muerte.

inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. ¡Amén!
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Himno: Se inclina ya mi frente.

Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.

Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.

Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. ¡Amén!

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SALMODIA
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Ant 1. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Salmo 142, 1-11: Lamentación y Súplica ante la Angustia.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2, 16)

Señor, escucha mi oración;
     tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
     tú que eres justo, escúchame.
     No llames a juicio a tu siervo,
     pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
     empuja mi vida al sepulcro,
     me confina a las tinieblas
     como a los muertos ya olvidados.
     mi aliento desfallece,
     mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
     medito todas tus acciones,
     considero las obras de tus manos
     y extiendo mis brazos hacia ti:
     tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
     que me falta el aliento.
     No me escondas tu rostro,
     igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
     ya que confío en ti;
     indícame el camino que he de seguir,
     pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
     que me refugio en ti.
     Enséñame a cumplir tu voluntad,
     ya que tú eres mi Dios.
     Tu espíritu, que es bueno,
     me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor,
     consérvame vivo;
     por tu clemencia,
     sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
      por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
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Lectura Breve:   1Pe 5, 8-9
Sean sobrios, estén despiertos: su enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones l
a resonancia total de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

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Cántico Evangélico (Nunc dimittis)
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Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Cántico de Simeón: Lc 2, 29-32
                                                        (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Ahora, Señor, según tu promesa,
     puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
     a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
     y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Ilumina, Señor, nuestra noche
y concédenos un descanso tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre
y podamos contemplar, con salud y gozo,
el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición

V. El Señor todopoderoso
      nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!

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Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario: 
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve Reina y Madre (española), Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, 
o con algún otro canto debidamente aprobado.
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1.  Dios te salve. (Versión Latinoamericana)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

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2.       Dios te salve, Reina y Madre (Versión española)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce siempre Virgen María!

V: ¡Ruega por nosotros Santa Madre de Dios!
R. Para que seamos dignos de alcanzar
     las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
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3.       Madre del Redentor

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
     puerta del cielo siempre abierta,
     estrella del mar,
     ven a librar al pueblo que tropieza
     y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
     engendraste a tu santo Creador,
     y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
     y ten piedad de nosotros, pecadores.
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4.       Salve, Reina de los cielos

Salve, Reina de los cielos
     y Señora de los ángeles;
     salve, raíz; salve, puerta,
     que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
     entre todas la más bella;
     salve, oh hermosa doncella,
     ruega a Cristo por nosotros.

V: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
R: seamos siempre fieles en el terreno caminar. ¡Amén!
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       santa Madre de Dios,
       no desprecies las oraciones
       que te dirigimos en nuestras necesidades,
       antes bien, líbranos de todo peligro,
       oh, Virgen gloriosa y bendita. ¡Amén!
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6.       Reina del cielo, alégrate (Durante la Pascua)

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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