sábado, 28 de marzo de 2020

Liturgia de las Horas Latinoamericana - Domingo IV de Cuaresma


SOBRE EL OFICIO DIVINO

En el Oficio Divino se rezan himnos, antífonas, salmos, etc.

La gran mayoría son textos extraídos de la Biblia y ordenados de manera estructurada y metódica,
de tal forma que, al leerlas, meditarlas, y compartirlas, van dirigidas a Dios
usando las mismas palabras con las que Él nos habla.

Al orar en comunión con la Iglesia Universal, esperamos que Nuestro Dios las escuche y nos atienda.


IMPORTANTE:

Toda la información que ofrecemos es generalmente informativa.
En ningún caso es vinculante o aplicable
a situaciones específicas en las que solo el pastor
o la iglesia responsable tiene la capacidad de adoptar.

La Parroquia y cualquiera de sus ministerios
no somos responsables de la interpretación, aplicación,
daño a terceros de cualquier tipo, daño a la propiedad
o cualquier otro que pueda surgir de los documentos que compartimos.


Las autoridades eclesiásticas tienen que decidir lo que es apropiado
y cómo aplicar las reglas actuales de la Iglesia. 


La información que publicamos es de buena fe y gratuita.

P. Diego Cabrera Rojas
Oficio Divino Latinoamericano
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Tiempo de Cuaresma.  Domingo de la Semana IV
De la Feria. Salterio IV

LAUDES - Oración de la mañana


"Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad
semejante a Dios.


Él nos enseñó,
por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".

San Columbano.


Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan con la finalidad de santificar la mañana.

Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor,
la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9)
y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).

Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana
se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin.
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)


V.  Señor abre mis labios
R.    Y mi boca proclamará tu alabanza

V.    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.    Como era en el principio, ahora y siempre,
        por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Salmo del Invitatorio

Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno.
(Cuando se aplica la forma responsorial, la asamblea repite la antífona después de cada estrofa)

Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo
94.

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Salmos del Invitatorio
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Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»

Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Heb 3, 13

Vengan, aclamemos al Señor,
     demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,

     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios,
     y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí,
     aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años
     aquella generación me repugnó, y dije:
     es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Himnos:
Además de los éstos Himnos, pueden usarse, sobre todo
en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno:
Es la Pascua Real, no ya la Sombra.
Es la Pascua real, no ya la sombra,
     la verdadera pascua del Señor;
     la sangre del pasado es solo un signo,
     la mera imagen de la gran unción.

En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
     con tus sangrientas manos paternales;
     envolviendo en tus alas nuestras almas,
     la verdadera alianza tú sellaste.

Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
     reconciliada con tu Padre eterno;
     y, desde arriba, vienes a llevarnos
     a la danza festiva de tu cielo.

Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
     para unir a los hombres con su Dios;
     se rompen las cadenas del infierno,
     y en los labios renace la canción.

Cristo, Rey eterno, te pedimos
     que guardes con tus manos a tu Iglesia,
     que protejas y ayudes a tu pueblo
     y que venzas con él a las tinieblas. ¡Amén!
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Himno: Oh sol de salvación, oh Jesucristo.

Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
     alumbra lo más hondo de las almas,
     en tanto que la noche retrocede
     y el día sobre el mundo se levanta.

Junto con este favorable tiempo
     danos ríos de lágrimas copiosas,
     para lavar el corazón que, ardiendo
     en jubilosa caridad, se inmola.

La fuente que hasta ayer manó delitos
     ha de manar desde hoy perenne llanto,
     si con la vara de la penitencia
     el pecho empedernido es castigado.

Ya se avecina el día, el día tuyo,
     volverá a florecer el universo;
     compartamos su gozo los que fuimos
     devueltos por tu mano a tus senderos.

Oh Trinidad clemente, que te adoren
     tierra y cielo a tus pies arrodillados,
     y que nosotros, por tu gracia nuevos,
     cantemos en tu honor un nuevo canto. ¡Amén!
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SALMODIA
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Ant. 1 Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.

Salmo 117 - Himno de acción de gracias después de la victoria.
Jesús es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular. (Hech 4, 11)

Den gracias al Señor porque es bueno,
     porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
     eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
     eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
     eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
     y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
     ¿qué podrá hacerme el hombre?
     El Señor está conmigo y me auxilia,
     veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
     que fiarse de los hombres,
     mejor es refugiarse en el Señor
     que confiar en los magnates.

Todos los pueblos me rodeaban,
     en el nombre del Señor los rechacé;
     me rodeaban cerrando el cerco,
     en el nombre del Señor los rechacé;
     me rodeaban como avispas,
     ardiendo como fuego en las zarzas,
     en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
     pero el Señor me ayudó;
     el Señor es mi fuerza y mi energía,
     él es mi salvación.

Escuchen: hay cantos de victoria
     en las tiendas de los justos:
     «La diestra del Señor es poderosa,
     la diestra del Señor es excelsa,
     la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir,
     viviré para contar las hazañas del Señor.
     Me castigó, me castigó el Señor,
     pero no me entregó a la muerte.

Ábranme las puertas del triunfo,
     y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:
     los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
     y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
     es ahora la piedra angular.
     Es el Señor quien lo ha hecho,
     ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
     sea nuestra alegría y nuestro gozo.
     Señor, danos la salvación;
     Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
     los bendecimos desde la casa del Señor;
     el Señor es Dios: él nos ilumina.

Ordenen una procesión
     con ramos hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
     Dios mío, yo te ensalzo.

Den gracias al Señor porque es bueno,
     porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor Dios, nos has dado el gran día de regocijo:
Jesucristo, la piedra rechazada por los constructores,
se ha convertido en la piedra angular de la Iglesia,
nuestro hogar espiritual.

Derrama sobre tu Iglesia los rayos de tu gloria,
para que pueda ser vista como la puerta de salvación
abierta a todas las naciones.

Que resuenen gritos de alegría y júbilo en sus tiendas
para celebrar la maravilla de la resurrección de Cristo.

Ant. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
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Ant 2. Capaz eres, Señor, de liberarnos de la mano del poderoso;
            líbranos, Señor, Dios nuestro.

Cántico Dn 3, 52-57: Que la creación entera alabe al Señor.
El Creador es bendito por los Siglos. (Rom 1, 25)

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
     a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, Santo y glorioso:
     a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
     a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
     a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú,
     que sentado sobre querubines
     sondeas los abismos:
     A ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:
     a ti honor y alabanza por los siglos.

Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
     ensálcenlo con himnos por los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Capaz eres, Señor, de liberarnos de la mano del poderoso;
        líbranos, Señor, Dios nuestro.
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Salmo 150 - Alaben al Señor.
Salmodien con el Espíritu, salmodien con toda su mente,
es decir, glorifiquen a Dios con el cuerpo y con el alma. (Hesiquio)

Alaben al Señor en su templo,
     alábenlo en su augusto firmamento.

alábenlo por sus obras magníficas,
     alábenlo por su inmensa grandeza.

alábenlo tocando trompetas,
     alábenlo con arpas y cítaras,

alábenlo con tambores y danzas,
     alábenlo con trompas y flautas,

alábenlo con platillos sonoros,
     alábenlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor Dios, creador del cielo y de la tierra y de todas las cosas creadas,
santificas a tus justos y justificas a los pecadores que confiesan tu nombre.
Escúchanos mientras te rezamos humildemente:
danos alegría eterna con tus santos.

Ant. Alaben al Señor por sus obras magníficas.
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Lectura Breve:   Cf. Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor su Dios;
no hagan duelo ni lloren.
No estén tristes: la alegría del Señor es su fortaleza.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
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CÁNTICO EVANGÉLICO (Benedictus)
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Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios,
         ha dado la vista a un ciego de nacimiento

Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor  
   
                                                (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
     porque ha visitado y redimido a su pueblo.
     suscitándonos una fuerza de salvación
     en la casa de David, su siervo,
     según lo había predicho desde antiguo
     por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
     y de la mano de todos los que nos odian;
     ha realizado así,
     la misericordia que tuvo con nuestros padres,
     recordando su santa alianza
     y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
     arrancados de la mano de los enemigos,
     le sirvamos con santidad y justicia,
     en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
     porque irás delante del Señor
     a preparar sus caminos,
     anunciando a su pueblo la salvación,
     el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
     nos visitará el sol que nace de lo alto,
     para iluminar a los que viven
     en tiniebla y en sombra de muerte,
     para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios,
        ha dado la vista a un ciego de nacimiento
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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo

Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita,
y elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo,
que está siempre vivo para interceder en favor nuestro; digámosle:
R./ Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor.

Dios de misericordia,
haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de amor al prójimo,
- para que tu misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los hombres.

Tú que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio,
- salva por el agua del bautismo a los catecúmenos.

Concédenos vivir no sólo de pan,
- sino de toda palabra que sale de tu boca.

Haz que, con tu ayuda, venzamos toda disensión
- y podamos gozarnos en el don de tu paz y de tu amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
- Padre nuestro...

ORACIÓN
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne
has reconciliado contigo admirablemente al género humano,
haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales
con una fe viva y con una entrega generosa.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
¡Amén!
Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. ¡Amén!
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Tiempo de Cuaresma. Domingo de la Semana IV
De la Feria. Salterio IV

II VÍSPERAS Oración de la tarde

Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios."
(San Columbano)

Hay que resaltar y promover la importancia de las laudes y las vísperas
como oración de la comunidad cristiana,
fomentando su celebración pública o comunitaria,
sobre todo entre aquellos que hacen vida común.

Se celebran las vísperas por la tarde, cuando atardece y el día va cayendo,
a decir de San Basilio: “En acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado
en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto”.

Por medio de la oración que elevamos “como el incienso en presencia del Señor”,
también recordamos la redención, o como dice el salmo 140, 2: “el alzar de nuestras manos” es “como ofrenda de la tarde”.

Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una Solemnidad 
no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por eso tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (
la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial

V.  Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Aleluya!
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Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Hacedor de la luz: tú que creaste

Hacedor de la luz: tú que creaste
     la que brilla en los días de este suelo,
     y que, mediante sus primeros rayos,
     diste principio al universo entero.

Tú que nos ordenaste llamar día
     al tiempo entre la aurora y el ocaso,
     ahora que la noche se aproxima
     oye nuestra oración y nuestro llanto.

Que cargados con todas nuestras culpas
     no perdamos el don de la otra vida,
     al no pensar en nada duradero
     y al continuar pecando todavía.

Haz que, evitando todo lo dañoso
     y a cubierto de todo lo perverso,
     empujemos las puertas celestiales
     y arrebatemos el eterno premio.

Escucha nuestra voz, piadoso Padre,
     que junto con tu Hijo Jesucristo
     y con el Santo Espíritu Paráclito,
     reinas y reinarás en todo siglo. ¡Amén!
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Himno: Oh bondadoso Creador.

Oh bondadoso Creador,
     escucha la voz de nuestras súplicas
     y el llanto que, mientras dura el sacrosanto ayuno
     de estos cuarenta días, derramamos.

A ti, que escrutas nuestros corazones
     y que conoces todas sus flaquezas,
     nos dirigimos para suplicarte
     la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
     pero estamos, al fin, arrepentidos,
     y te pedimos, por tu excelso nombre,
     que nos cures los males que sufrimos.

Haz que, contigo ya reconciliados,
     podamos dominar a nuestros cuerpos,
     y, llenos de tu amor y de tu gracia,
     no pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos,
     oh simplicísima Unidad, otórganos
     que los efectos de la penitencia
     de estos días nos sean provechosos. ¡Amén! ________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

SALMODIA
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Ant 1. Él ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos.

Salmo 109, 1-5. 7: El Mesías, Rey y Sacerdote.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
     «Siéntate a mi derecha,
     y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro:
     somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
     entre esplendores sagrados;
     yo mismo te engendré, como rocío,
     antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
     «Tú eres sacerdote eterno
     según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
     quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
     por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Padre, te pedimos que nos des la victoria y la paz.
En Jesucristo, nuestro Señor y Rey, ya estamos sentados a tu diestra.
Esperamos alabarte en la comunión de todos tus santos
en nuestra patria celestial.

Ant. Él ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos.
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Ant 2. Dichoso el que se apiada por amor del Señor: su recuerdo será perpetuo.

Salmo 111:  Felicidad del Justo.
"Caminen como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad." (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
      y ama de corazón sus mandatos.
     Su linaje será poderoso en la tierra,
     la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
     su caridad es constante, sin falta.
     En las tinieblas brilla como una luz
     el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
     y administra rectamente sus asuntos.
     El justo jamás vacilará,
     su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
     su corazón está firme en el Señor.
     Su corazón está seguro, sin temor,
     hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
     su caridad es constante, sin falta,
     y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
     rechinará los dientes hasta consumirse.
     La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor Dios, eres la luz eterna
que ilumina los corazones de las personas buenas.
Ayúdanos a amarte, a regocijarnos en tu gloria
 y a vivir en este mundo para evitar un juicio severo en el próximo.
Que podamos a ver la luz de tu semblante.

Ant. Dichoso el que se apiada por amor del Señor: su recuerdo será perpetuo.
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Ant 3. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.

                En los Domingos de Cuaresma, en lugar del cántico del Apocalipsis 19, 1-2, 5-7,
                se usa el de la primera carta de San Pedro 1Pe 2, 21b-24, con su antífona propia.


Cántico - 1Pe 2, 21b-24: Pasión Voluntaria de Cristo Siervo de Dios.
Dios ha de ser creído tal cual es, invisible,
aunque el corazón puro pueda, en parte, contemplarlo. (San Columbano)
 

Cristo padeció por nosotros,
     dejándonos un ejemplo
     para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
     ni encontraron engaño en su boca;
     cuando le insultaban,
     no devolvía el insulto;
     en su pasión no profería amenazas;
     al contrario,
     se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
     para que, muertos al pecado,
     vivamos para la justicia.
     Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. Amén.

Ant 3. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.
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Lectura Breve: 1Co 9, 24-25
Los atletas que corren en el estadio corren todos,
pero uno sólo consigue el premio.
Corran como él, para conseguirlo.

Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas.
Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita;
nosotros una que no se ha de marchitar jamás.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve

V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

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Cántico Evangélico (Magnificat)
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Ant. He lavado mis ojos en la fuente; ahora veo, Señor, y creo en ti.

Cántico de María. Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en el Señor:
                                                    (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
     porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
     a los hambrientos los colma de bienes
     y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     -como lo había prometido a nuestros padres-
     en favor de Abraham
     y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. He lavado mis ojos en la fuente; ahora veo, Señor, y creo en ti.
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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo.

Demos siempre gracias a Cristo, nuestra cabeza y nuestro maestro,
que vino a servir y a hacer el bien a todos,
y digámosle humilde y confiadamente:
R./ Atiende, Señor, a tu Iglesia.

Asiste, Señor, a los obispos y presbíteros de la Iglesia
y haz que cumplan bien su misión de ser instrumentos tuyos,
cabeza y pastor de la Iglesia,
- para que por medio de ti conduzcan a todos los hombres al Padre.

Que tus ángeles sean compañeros de camino de los que están de viaje,
- para que se vean libres de todo peligro de cuerpo y de alma.

Enséñanos, Señor, a servir a todos los hombres,
- imitándote a ti, que viniste a servir y no a ser servido.

Haz que en toda comunidad humana reine un espíritu fraternal,
- para que, estando tú en medio de ella, sea como una plaza fuerte.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Sé misericordioso, Señor, con todos los difuntos,
- y admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
- Padre nuestro...

Oración
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne
has reconciliado contigo admirablemente al género humano,
haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar
las próximas fiestas pascuales
con una fe viva y con una entrega generosa.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.


Tiempo de Cuaresma. Después de las II Vísperas, Domingo de la Semana IV
Del propio del Tiempo. Salterio IV.

COMPLETAS - Oración antes del descanso nocturno

Sus textos aluden al sueño, 
y a su equivalencia simbólica con la muerte.

El mejor horario es aquel
en que efectivamente vayamos a dormir enseguida. 

Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas
o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya»
al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.

Las Completas de Domingo I y II se usan respectivamente tras las primeras y segundas vísperas de Domingo.
También se utilizan en las solemnidades (después de I y II Vísperas respectivamente) aunque no caigan en domingo.
En las fiestas, aunque no caigan en domingo, se utiliza después de Vísperas las Completas de Domingo I o II (a libre elección).
Si se van a rezar de memoria, puede utilizarse cualquiera de estas dos, cualquier día de la semana [Ord. Gral. n 88].
En Triduo Pascual, si corresponde rezarlas (ver rúbrica al inicio del día), se utiliza Domingo II, con responsorio especial.
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Invocación Inicial

V.  Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Además de las fórmulas penitenciales mostradas aquí, pueden usarse otras aprobadas.
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana;
Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido,
     reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


    Yo confieso ante Dios todopoderoso
     y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho
     de pensamiento, palabra, obra y omisión:
     por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

     Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
     a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
     que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Himnos:
Además de los éstos Himnos, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Cuando la luz del sol es ya poniente.

Cuando la luz del sol es ya poniente,
     gracias, Señor, es nuestra melodía;
     recibe, como ofrenda, amablemente,
     nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
     de darle vida al día que fenece,
     convierta en realidad lo que fue un sueño
     tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
     de pecadora en justa, e ilumina
     la senda de la vida y de la muerte
     del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
     la noche oscura sobre nuestro día,
     concédenos la paz y la esperanza
     de esperar cada noche tu gran día. Amén.
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Himno. Cuando llegó el instante de tu muerte.

Cuando llegó el instante de tu muerte
     inclinaste la frente hacia la tierra,
     como todos los mortales;
     mas no eras tú el hombre derribado,
     sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
     y siga sin retorno por mi senda,
     como todos los mortales,
     el sueño de tu rostro será lumbre
     y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
     tu paz y tu venida nos recuerdan,
     Cristo, luz de los mortales;
     acepta nuestro sueño necesario
     como secreto amor que a ti se llega. ¡Amén!
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SALMODIA
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Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90: A la Sombra del Omnipotente.
Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
     que vives a la sombra del Omnipotente,
     di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
     Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
      de la peste funesta.
      Te cubrirá con sus plumas,
      bajo sus alas te refugiarás:
      su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
     ni la flecha que vuela de día,
     ni la peste que se desliza en las tinieblas,
     ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
     diez mil a tu derecha;
     a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
     y verás la paga de los malvados,
     porque hiciste del Señor tu refugio,
     tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
     ni la plaga llegará hasta tu tienda,
     porque a sus ángeles ha dado órdenes
     para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
     para que tu pie no tropiece en la piedra;
     caminarás sobre áspides y víboras,
     pisotearás leones y dragones.


«Se puso junto a mí: lo libraré;
     lo protegeré porque conoce mi nombre,
     me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
      lo defenderé, lo glorificaré;
      lo saciaré de largos días,
      y le haré ver mi salvación.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
      por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
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Lectura Breve:   Ap 22, 4-5
Verán al Señor cara a cara y llevarán su nombre en la frente.
Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol,
porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos,
y reinarán por los siglos de los siglos.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

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Cántico Evangélico (Nunc dimittis)
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Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
        para que velemos con Cristo y descansemos en paz.


Cántico De Simeón: Lc 2, 29-32 - Cristo, Luz de las naciones y Gloria de Israel.
                                                    (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Ahora, Señor, según tu promesa,
     puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
     a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
     y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
        para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

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Oración
Humildemente te pedimos, Señor,
que después de haber celebrado en este día
los misterios de la resurrección de tu Hijo,
sin temor alguno, descansemos en tu paz
y mañana nos levantemos alegres
para cantar nuevamente tus alabanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición

V. El Señor todopoderoso
     nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. ¡Amén!
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Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario: Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve Reina y Madre (española), Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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1.  Dios te salve. (Versión Latinoamericana)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

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2.  Dios te salve, Reina y Madre (Versión española)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, 
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce siempre Virgen María!

V: ¡Ruega por nosotros Santa Madre de Dios!

R. Para que seamos dignos de alcanzar
     las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
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3.                 Madre del Redentor

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
     puerta del cielo siempre abierta,
     estrella del mar,
     ven a librar al pueblo que tropieza
     y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
     engendraste a tu santo Creador,
     y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
     y ten piedad de nosotros, pecadores.
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4.       Salve, Reina de los cielos

Salve, Reina de los cielos
     y Señora de los ángeles;
     salve, raíz; salve, puerta,
     que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
     entre todas la más bella;
     salve, oh hermosa doncella,
     ruega a Cristo por nosotros.

V: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
R: seamos siempre fieles en el terreno caminar. ¡Amén!
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Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
       no desprecies las oraciones
       que te dirigimos en nuestras necesidades,
       antes bien, líbranos de todo peligro,
       oh, Virgen gloriosa y bendita. ¡Amén!
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6.       Reina del cielo, alégrate (Durante la Pascua)

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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