lunes, 30 de agosto de 2021

Santa Rosa de Lima, virgen - Patrona de América Latina y las Filipinas

Insigne desde muy niña por su austera sobriedad de vida, en Lima, en el Perú, 
vistió el hábito de las Hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo.
Entregada a la penitencia y a la oración, y ardiente de celo por la salvación de los pecadores 
y de la población indígena, aspiraba a dar la vida por ellos, sometiéndose de buena gana
a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo.
Su muerte tuvo lugar el día veinticuatro de agosto. (1617)
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Sobre el oficio divino En el Oficio Divino se rezan himnos, antífonas, salmos, etc.
La gran mayoría son textos extraídos de la Biblia y ordenados de manera estructurada y metódica,

de tal forma que, al leerlas, meditarlas, y compartirlas,
van dirigidas a Dios usando las mismas palabras con las que Él nos habla.
Al orar en comunión con la Iglesia Universal, esperamos que Nuestro Dios las escuche y nos atienda.

IMPORTANTE:
Toda la información que ofrecemos es generalmente informativa.
En ningún caso es vinculante o aplicable a situaciones específicas en las que solo el pastor
o la iglesia responsable tiene la capacidad de adoptar.

La Parroquia y cualquiera de sus ministerios no somos responsables de la interpretación, aplicación,
daño a terceros de cualquier tipo, daño a la propiedad o cualquier otro que pueda surgir de los documentos
que compartimos. Las autoridades eclesiásticas tienen que decidir lo que es apropiado
y cómo aplicar las reglas actuales de la Iglesia.
La información que publicamos es de buena fe y gratuita.

P. Diego Cabrera Rojas, ssc
Liturgia de las Horas para Latinoamérica.

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Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de America Latina
Memoria opcional - del común de las vírgenes

Oficio de Lectura
Himno:
La santidad de Rosa canten, ángeles.
Salmodia
: Salmo 18-A / Salmo 144-I / Salmo 144-I
Primera Lectura:
La Virginidad Cristiana
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-40
Segunda Lectura: Comprendamos lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano
Santa Rosa de Lima, virgen - (Al médico Castillo: edición L. Getino, La patrona de América, Madrid 1928, pp. 54-55)

Laudes
Himno:
Cuando, Señor, en quieta lontananza.
Salmodia
: Salmo 62, 2-9 / Cantico: Dn 3, 57-88. 56 / Salmo 149.
Lectura Breve:
Ct 8, 7

Vísperas
Himno: Aplaudan a esta Rosa.
Salmodia
: Salmo 121 / Salmo 126 /Cántico, Ef 1, 3-10
Lectura Breve: 1Co 7, 32. 34

Completas
Himno:
Se inclina ya mi frente.
Salmodia
: Salmo 87
Lectura Breve:
Jr 14, 9
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Tercia
Himno:
El trabajo, Señor, de cada día.
Salmodia
: Salmo 119 / Salmo 120 / Salmo 128
Salmodia Complementaria
: Salmo 119 / Salmo 120 / Salmo 121
Lectura Breve:
Sb 8, 21

Sexta
Himno:
Este mundo del hombre en que él se afana.
Salmodia
: Salmo 122 / Salmo 123 / Salmo 124
Lectura Breve:
1Co 7, 25

Nona
Himno:
Danos, Señor, la firme voluntad.
Salmodia
: Salmo 125 / Salmo 130 / Salmo 127
Lectura Breve:
Ap 19, 6. 7
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Fuente: www.celebrandolavida.org / www.divineoffice.org / Diseño y edición: P. Diego Cabrera Rojas, ssc / Los Angeles – Lima 2021

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Santa Rosa de Lima, virgen. Patrona de América Latina
Memoria opcional - Del común de vírgenes
Nació en Lima (Perú) el año 1586; viviendo en su casa se dedicó a una vida de piedad y de virtud.
Cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo
hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística.
Murió el día 24 de agosto del año 1617.
Que todos sepan que la tribulación va seguida de la gracia.
(Santa Rosa de Lima)

 

Oficio de Lectura - Oración Primera

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Invitatorio
El Invitatorio se dice como introducción a todo el conjunto de la oración cotidiana;
por ello se antepone o bien al Oficio de lectura o bien a las Laudes, según se comience el día por una u otra acción litúrgica.

Si el Oficio de lectura se reza antes de Laudes, se empieza con el Invitatorio, como se indica al comienzo.

Pero si antes se ha rezado ya alguna otra Hora del Oficio, se comienza con la invocación mostrada en este formulario.
Cuando el Oficio de lectura forma parte de la celebración de una vigilia dominical o festiva prolongada

(Principios y normas generales de la Liturgia de las Horas, núm. 73)
,
antes del himno Te Deum
se dicen los cánticos correspondientes y se proclama el evangelio propio de la vigilia dominical o festiva,
tal como se indica en Vigilias.
Si el Oficio de lectura se dice inmediatamente antes de otra Hora del Oficio,
puede decirse como himno del Oficio de lectura
el himno propio de esa otra Hora; luego, al final del Oficio de lectura,
se omite la oración y la conclusión y se pasa directamente

a la salmodia de la otra Hora, omitiendo su versículo introductorio y el Gloria al Padre, etc.

Cada día hay dos lecturas, la primera bíblica y la segunda hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.

Invocación Inicial (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V.   Señor, abre mis labios.
R.  Y mi boca proclamará tu alabanza.

V.  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.  Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Si el Oficio ha de ser rezado a solas, puede decirse la siguiente oración:

V.   Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
      limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
      perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento
      y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente
      pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
      en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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 Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno.
(Cuando se aplica la forma responsorial, la asamblea repite la antífona después de cada estrofa)
Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados. El salmo
94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.  
En tal caso, si el salmo escogido forma parte de la salmodia del día,
se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo
94. Cuando se reza individualmente,
basta con decir la antífona una sola vez al inicio del salmo, no es necesario repetirla al final de cada estrofa.

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Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes.

Salmo 94 - Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13

Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,
 
     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,
     el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años
     aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. 

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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento

que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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 Himno: La santidad de Rosa canten, ángeles.

La santidad de Rosa canten, ángeles,
     y todas las milicias de los cielos,
     y en todas partes canten sus virtudes
     las turbas de mortales en el suelo.

 Es la primera víctima de amores
     Que ofrece en sus altares nuestra América:
     un poderoso auxilio para el mundo
     y un refulgente ejemplo de inocencia.

 Les da a los ciegos el gozar la vista,
     desata las cadenas de las lenguas,
     levanta a los inválidos del lecho,
     y cura su oración toda dolencia.

 Oh Trinidad, perpetuas alabanzas
     te sean dadas hoy y en todo tiempo
     con santa Rosa lleva nuestras almas
     al gozo de las bodas del Cordero. ¡Amén!

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Himno (opcional): Esta mujer no quiso.

Esta mujer no quiso
    tomar varón ni darle su ternura,
     selló su compromiso
     con otro amor que dura
     sobre el amor de toda criatura.

 Y tanto se apresura
     a zaga de la huella del Amado,
    que en él se transfigura,
     y el cuerpo anonadado
     ya está por el amor resucitado.

 Aquí la Iglesia canta
     la condición futura de la historia,
     y el cuerpo se adelanta
     en esta humilde gloria
     a la consumación de su victoria.

 Miren los regocijos
     de la que por estéril sollozaba,
     y se llenó de hijos
     porque el Señor miraba
     la pequeñez humilde de su esclava. ¡Amén!

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Salmodia del Oficio de Lectura
Es un conjunto de dos salmos y un cántico bíblico del Antiguo o del Nuevo Testamento 
que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
Al inicio, cada Salmo tiene un enunciado y una breve cita bíblica o cita de algún Padre de la Iglesia.
A los Salmos se les conoce en hebreo como “Tehillim” que significa “cántico de Alabanza”, 
en griego es
“Psalmoi”, que significa “cántico que ha de ser entonado al son del salterio”.
El versículo Gloria al Padre se dice al final de todos los salmos y cánticos del Oficio de lectura.
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Ant 1. Virgen ilustre, sensata, prudente en tu decisión,
            tienes como esposo del alma al Verbo inmaculado.

 Salmo 18-A: Alabanza al Dios Creador del Universo.

 El cielo proclama la gloria de Dios,
     el firmamento pregona la obra de sus manos:
     el día al día le pasa el mensaje,
     la noche a la noche se lo murmura.

 Sin que hablen, sin que pronuncien,
     sin que resuene su voz,
     a toda la tierra alcanza su pregón
     y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 Allí le ha puesto su tienda al sol:
     él sale como el esposo de su alcoba,
     contento como un héroe, a recorrer su camino.

 Asoma por un extremo del cielo,
     y su órbita llega al otro extremo:
     nada se libra de su calor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Virgen ilustre, sensata, prudente en tu decisión,
         tienes como esposo del alma al Verbo inmaculado.

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Ant 2. Por amor a mi Señor Jesucristo, 
           
tuve en nada los bienes de este mundo y del tiempo presente.

 Salmo 144-I: Himno a la Grandeza de Dios.

 Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
     bendeciré tu nombre por siempre jamás.

 Día tras día te bendeciré
     y alabaré tu nombre por siempre jamás.

 Grande es el Señor, merece toda alabanza,
     es incalculable su grandeza;
     una generación pondera tus obras a la otra,
     y le cuenta tus hazañas.

 Alaban ellos la gloria de tu majestad,
     y yo repito tus maravillas;
     encarecen ellos tus temibles proezas,
     y yo narro tus grandes acciones;
     difunden la memoria de tu inmensa bondad,
     y aclaman tus victorias.

 El Señor es clemente y misericordioso,
     lento a la cólera y rico en piedad;
     el Señor es bueno con todos,
     es cariñoso con todas sus creaturas.

 Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
     que te bendigan tus fieles;
     que proclamen la gloria de tu reinado,
     que hablen de tus hazañas;

 explicando tus proezas a los hombres,
     la gloria y majestad de tu reinado.
     Tu reinado es un reinado perpetuo,
     tu gobierno va de edad en edad.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Por amor a mi Señor Jesucristo,
         tuve en nada los bienes de este mundo y del tiempo presente.
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Ant 3. Prendado está el rey de tu belleza, porque él es tu Señor y tu Dios.

Salmo 144 II: Himno a la Grandeza de Dios.

 El Señor es fiel a sus palabras,
     bondadoso en todas sus acciones.
     El Señor sostiene a los que van a caer,
     endereza a los que ya se doblan.

 Los ojos de todos te están aguardando,
     tú les das la comida a su tiempo;
     abres tú la mano,
     y sacias de favores a todo viviente.

 El Señor es justo en todos sus caminos,
     es bondadoso en todas sus acciones;
     cerca está el Señor de los que lo invocan,
     de los que lo invocan sinceramente.

 Satisface los deseos de sus fieles,

     escucha sus gritos, y los salva.
    
El Señor guarda a los que lo aman,

    
pero destruye a los malvados.

 Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
     todo viviente bendiga su santo nombre
     por siempre jamás.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Prendado está el rey de tu belleza, porque él es tu Señor y tu Dios.

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Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

V. Me enseñarás el sendero de la vida.
R.
Me saciarás de gozo en tu presencia.

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Lectura Bíblica:

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Primera Lectura: La Virginidad Cristiana
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 25-40

 Hermanos: Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor,
sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor.
Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así.

 ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación.
¿Estás libre? No busques mujer; aunque si te casas, no haces mal;
y si una soltera se casa, tampoco hace mal.
Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones.

 Les digo esto, hermanos: el momento es apremiante.
Queda como solución: que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran;
los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran;
los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo,
como si no disfrutaran de él: porque la presentación de este mundo se termina.

 Quiero que se ahorren preocupaciones:
el célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor;
en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo,
buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma;
en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo,
buscando contentar a su marido. Les digo todo esto para su bien,
no para ponerles una trampa, sino para inducirles a una cosa noble
y al trato con el Señor sin preocupaciones.

 Si, a pesar de todo, alguien cree faltar a la conveniencia respecto de su doncella,
por estar en la flor de su edad, y conviene proceder así, haga lo que quiera,
no hace mal; cásense. Mas el que permanece firme en su corazón,
y sin presión alguna y en pleno uso de su libertad está resuelto en su interior
a guardar a su doncella, hará bien. Así pues, el que casa a su doncella obra bien.
Y el que no la casa obra mejor.

 La mujer está ligada a su marido mientras él viva; más una vez muerto el marido,
queda libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor.
Sin embargo, será más feliz si permanece así según mi consejo;
que yo también creo tener el Espíritu de Dios.

Responsorio

 R. Prendado está el rey de tu belleza, obra de sus manos; él es tu Dios y tu rey.
     * Tu rey es al mismo tiempo tu esposo.

V.
Has tomado por esposo al rey y Dios; él te ha dotado,
    él te ha engalanado, te ha redimido, te ha santificado.

R.
Tu rey es al mismo tiempo tu esposo.

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Lectura Patrística:

Comprendamos lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano
Santa Rosa de Lima, virgen - (Al médico Castillo: edición L. Getino, La patrona de América, Madrid 1928, pp. 54-55
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El divino Salvador, con inmensa majestad, dijo:
«Que todos sepan que la tribulación va seguida de la gracia;

que todos se convenzan que sin el peso de la aflicción

no se puede llegar a la cima de la gracia;

que todos comprendan que la medida de los carismas

aumenta en proporción con el incremento de las fatigas.

Guárdense los hombres de pecar y de equivocarse:
ésta es la única escala del paraíso,
y sin la cruz no se encuentra el camino de subir al cielo».

Apenas escuché estas palabras, experimenté un fuerte impulso
de ir en medio de las plazas, a gritar muy fuerte
a toda persona de cualquier edad, sexo o condición:

«Escuchen, pueblos, escuchen todos.
Por mandato del Señor, con las mismas palabras de su boca, les exhorto.
No podemos alcanzar la gracia, si no soportamos la aflicción;
es necesario unir trabajos y fatigas
para alcanzar la íntima participación en la naturaleza divina,
la gloria de los hijos de Dios y la perfecta felicidad del espíritu».

El mismo ímpetu me transportaba a predicar la hermosura de la gracia divina;
me sentía oprimir por la ansiedad y tenía que llorar y sollozar.
Pensaba que mi alma ya no podría contenerse en la cárcel del cuerpo,
y más bien, rotas sus ataduras, libre y sola y con mayor agilidad,
recorrer el mundo, diciendo:

«¡Ojalá todos los mortales conocieran el gran valor de la divina gracia,
su belleza, su nobleza, su infinito precio, lo inmenso de los tesoros que alberga,
cuántas riquezas, gozos y deleites! Sin duda alguna, se entregarían,
con suma diligencia, a la búsqueda de las penas y aflicciones.

Por doquiera en el mundo, antepondrían a la fortuna las molestias,
las enfermedades y los padecimientos, incomparable tesoro de la gracia.
Tal es la retribución y el fruto final de la paciencia.
Nadie se quejaría de sus cruces y sufrimientos,
si conociera cuál es la balanza con que los hombres han de ser medidos».

Responsorio: 1Co 1, 27. 28-29; Sal 137, 6

R/. Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios,
       lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta,
       de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
V/. El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio.
R/. De modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

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HIMNO FINAL - Te Deum - Versión Vaticana  (https://www.vaticannews.va/es/oraciones/te-deum.html)

En los domingos, en las solemnidades y en las fiestas después del segundo responsorio, se dice el siguiente himno:

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 A ti, oh Dios, te alabamos,
       a ti, Señor, te reconocemos.
       A ti, eterno Padre, te venera toda la creación.

 Los ángeles todos, los cielos
      y todas las potestades te honran.

 Los querubines y serafines
      te cantan sin cesar:

 Santo, Santo, Santo es el Señor,
     Dios del universo.
     Los cielos y la tierra están llenos
     de la majestad de tu gloria.

 A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
      la multitud admirable de los Profetas,
      el blanco ejército de los mártires.

 A ti la Iglesia santa,
     extendida por toda la tierra, te proclama:

 Padre de inmensa majestad,
     Hijo único y verdadero,
     digno de adoración,
     Espíritu Santo, Defensor.

 Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
      Tú eres el Hijo único del Padre.

 Tú, para liberar al hombre,
     aceptaste la condición humana
     sin desdeñar el seno de la Virgen.

 Tú, rotas las cadenas de la muerte,
     abriste a los creyentes el reino del cielo.

 Tú te sientas a la derecha de Dios
     en la gloria del Padre.

 Creemos que un día
    has de venir como juez.

 Te rogamos, pues,
     que vengas en ayuda de tus siervos
     a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

 Haz que en la gloria eterna
     nos asociemos a tus santos.

     La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

 Salva a tu pueblo, Señor,
     y bendice tu heredad.

 Sé su pastor y ensálzalo eternamente.

 Día tras día te bendecimos
     y alabamos tu nombre para siempre,
     por eternidad de eternidades.

 Dígnate, Señor,
     en este día guardarnos del pecado.

 Ten piedad de nosotros,
     Señor, ten piedad de nosotros.

 Que tu misericordia, Señor,
     venga sobre nosotros,
     como lo esperamos de ti.

 En ti, Señor, confié,
     no me veré defraudado para siempre.

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Oración Conclusiva
Señor, Dios nuestro,
tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor,
se apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia;
concédenos, por su intercesión, que, siguiendo en la tierra
el camino de la verdadera vida, lleguemos a gozar en el cielo
de la abundancia de los gozos eternos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Conclusión
Después de la oración conclusiva, al menos en la celebración comunitaria, se hace la señal de la cruz mientras se dice:

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


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Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de América Latina
Memorial opcional - Del común de las vírgenes 

Isabel Flores de Oliva más conocida como Santa Rosa de Lima
fue una mística cristiana que nació, vivió y murió 1586-1617).
A una edad temprana, se unió a Cristo a través de la penitencia,
la pureza de vida y la oración.
Para alejar a sus muchos pretendientes, Santa Rosa se cortó el cabello
y le rogó a su padre que le permitiera permanecer casta.
Su padre se lo concedió, pero insistió en que no se enclaustrara.
Obedeciendo a su deseo, se unió a la Tercera Orden de Santo Domingo.

Sus mortificaciones aumentaron para incluir ayuno,
ropa tosca y rustica, aislamiento y oración prolongada.

Estos sufrimientos los ofreció por el bien de las almas perdidas,
su país
la conversión de los pecadores.

Rosa de Santa María sirvió a los pobres con amor incondicional,
financiando sus esfuerzos con sus bordados artísticos y manualidades.
Santa Rosa fue canonizada en 1671 por Clemente X. Fue proclamada excelsa patrona de Lima, del Perú (en 1669), del Nuevo Mundo y las Filipinas
(en 1670) y es conocida como la primera santa americana.


LAUDES - Oración de la mañana

 "Hay necesidad de trabajos y más trabajos,
para conseguir la participación íntima de la divina naturaleza,
la gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del alma.»".
Santa Rosa de Lima.

 Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan con la finalidad de santificar la mañana.
Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor,

la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9) y el Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).

 Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección. En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 horas.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin.


Invocación Inicial (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V.  Señor abre mis labios
R.    Y mi boca proclamará tu alabanza 

V.    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.
    Como era en el principio, ahora y siempre,
        por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo, o, si se prefiere, omitido el salmo,
se dice en seguida el himno. (Cuando se aplica la forma responsorial, la asamblea repite la antífona después de cada estrofa).

El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,  si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día,
se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.  


Se repite la antífona al final de cada párrafo:

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Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Heb 3, 13

Vengan, aclamemos al Señor,
     demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
    suyo es el mar, porque él lo hizo,

     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios,
     y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!
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 Salmo del Invitatorio (Opcional)

El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo
94.

 

Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

 

Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

 

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

 

Aclama al Señor, tierra entera,

     sirvan al Señor con alegría,

     entren en su presencia con vítores.

 

Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

Sepan que el Señor es Dios:

     que él nos hizo y somos suyos,

     su pueblo y ovejas de su rebaño.

 

Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

Entren por sus puertas con acción de gracias,

     por sus atrios con himnos,

     dándole gracias y bendiciendo su nombre:

 

Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

«El Señor es bueno,

     su misericordia es eterna,

     su fidelidad por todas las edades.»

 

Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. ¡Vengan, adoremos al Señor, rey de las vírgenes!

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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración
un elemento que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos,
pueden usarse, sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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 Himno: La santidad de Rosa canten, ángeles.

La santidad de Rosa canten, ángeles,
     y todas las milicias de los cielos,
     y en todas partes canten sus virtudes
     las turbas de mortales en el suelo.

 Es la primera víctima de amores
     Que ofrece en sus altares nuestra América:
     un poderoso auxilio para el mundo
     y un refulgente ejemplo de inocencia.

 Les da a los ciegos el gozar la vista,
     desata las cadenas de las lenguas,
     levanta a los inválidos del lecho,
     y cura su oración toda dolencia.

 Oh Trinidad, perpetuas alabanzas
     te sean dadas hoy y en todo tiempo
     con santa Rosa lleva nuestras almas
     al gozo de las bodas del Cordero. ¡Amén!

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Salmodia - Laudes
Es un conjunto de dos salmos y un cántico bíblico del Antiguo o del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa. Al inicio, cada Salmo tiene un enunciado y una breve cita bíblica o cita de algún Padre de la Iglesia. A los Salmos se les conoce en hebreo como “Tehillim” que significa “cántico de Alabanza”,
en griego es “Psalmoi”, que significa “cántico que ha de ser entonado al son del salterio”
El versículo Gloria al Padre se dice al final de todos los salmos y cánticos del Oficio de lectura.
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Ant 1. ¡Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma;
           deseo estar por siempre con Cristo!

Salmo 62, 2-9 - El Alma sedienta de Dios
                                           Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
     mi alma está sedienta de ti;
     mi carne tiene ansia de ti,
     como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
     viendo tu fuerza y tu gloria!
     Tu gracia vale más que la vida,
     te alabarán mis labios.

 Toda mi vida te bendeciré
     y alzaré las manos invocándote.
     Me saciaré de manjares exquisitos,
     y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
     y velando medito en ti,
     porque fuiste mi auxilio,
     y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
     mi alma está unida a ti,
    y tu diestra me sostiene.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Padre, creador de la luz inagotable, da esa misma luz a los que te llaman.
Que nuestros labios te alaben; nuestras vidas proclaman tu bondad;
nuestro trabajo te de honor y nuestras voces te celebran para siempre.

Ant. ¡Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma;
           deseo estar por siempre con Cristo!
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Ant 2. Vírgenes del Señor, bendigan al Señor;
             el que sembró en ustedes el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra.

 Cántico: Toda la creación alabe al Señor Dn 3, 57-88. 56
                         Alaben al Señor, sus siervos todos. (Ap. 19, 5)

 Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
- ensálcenlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendigan al Señor;
- cielos, bendigan al Señor.

 Aguas del espacio, bendigan al Señor;
- ejércitos del Señor, bendigan al Señor.

Sol y luna, bendigan al Señor;
- astros del cielo, bendigan al Señor.

Lluvia y rocío, bendigan al Señor;
- vientos todos, bendigan al Señor.

Fuego y calor, bendigan al Señor;
- fríos y heladas, bendigan al Señor.

Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
- témpanos y hielos, bendigan al Señor.

Escarchas y nieves, bendigan al Señor;
- noche y día, bendigan al Señor.

Luz y tinieblas, bendigan al Señor;
- rayos y nubes, bendigan al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
- ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendigan al Señor;
- cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendigan al Señor;
- mares y ríos, bendigan al Señor.

Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
- aves del cielo, bendigan al Señor.

Fieras y ganados, bendigan al Señor,
- ensálcenlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
- bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor;
- siervos del Señor, bendigan al Señor.

Almas y espíritus justos, bendigan al Señor;
- santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor,
- ensálcenlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
- ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
- alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant.    Vírgenes del Señor, bendigan al Señor;
           el que sembró en ustedes el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra.

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Ant 3. ¡Que los santos se alegren en la gloria,
           pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre!

 Salmo 149 – Alegría de los Santos.
Los Hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)

 Canten al Señor un cántico nuevo,
     resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
     que se alegre Israel por su Creador,
     los hijos de Sión por su Rey.

 Alaben su nombre con danzas,
     cántenle con tambores y cítaras;
     porque el Señor ama a su pueblo
     y adorna con la victoria a los humildes.

 Que los fieles festejen su gloria
     y canten jubilosos en filas:
     con vítores a Dios en la boca
     y espadas de dos filos en las manos:

 para tomar venganza de los pueblos
     y aplicar el castigo a las naciones,
     sujetando a los reyes con argollas,
     a los nobles con esposas de hierro.

 Ejecutar la sentencia dictada
     es un honor para todos sus fieles.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Oración del salmo

Haz que Israel se regocije en ti, Señor, y te reconozca como creador y redentor. Confiamos en tu fidelidad y proclamamos las maravillosas verdades de la salvación. Que tu amabilidad nos abrace ahora y para siempre.

Ant. ¡Que los santos se alegren en la gloria,

        pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre!

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Lectura Breve:   Cantar. 8,7
Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos.
Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa,
se haría despreciable.


Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve

V. Oigo en mi corazón: busquen mi rostro.
R. Oigo en mi corazón: busquen mi rostro.


V. Tu rostro buscaré, Señor.
R. Busquen mi rostro.


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Oigo en mi corazón: busquen mi rostro.
 

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Cántico Evangélico 
(Benedictus)
Los cánticos son tomados del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al inicio de su proclamación.
Los cánticos evangélicos son solo tres: 
Benedictus, (Laudes) Magnificat  (Vísperas) y Nunc dimittis (Completas).
El Benedictus, cántico de Zacarías, padre de Juan Bautista, canta la venida del Mesías, como bendición de Dios,
"sol que nace de lo alto", por lo que su proclamación en Laudes refuerza el sentido matutino simbólico de la oración.

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 Ant. Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia;
         he de gloriarme en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.


Cántico de Zacarías: Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor. 
                                                      (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

 † Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo.
     suscitándonos una fuerza de salvación
     en la casa de David, su siervo,
     según lo había predicho desde antiguo
     por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

     y de la mano de todos los que nos odian;
     ha realizado así, la misericordia que tuvo con nuestros padres,

     recordando su santa alianza

     y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

 Para concedernos que, libres de temor,
     arrancados de la mano de los enemigos,
     le sirvamos con santidad y justicia,
     en su presencia, todos nuestros días.

 Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
     porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
     anunciando a su pueblo la salvación,
     el perdón de sus pecados.

 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
     nos visitará el sol que nace de lo alto,
     para iluminar a los que viven en tiniebla
     y en sombra de muerte,
     para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia;
         he de gloriarme en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo
Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle diciendo:

R./ Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

- por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad,
consagradas a ti en cuerpo y alma,

- ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo 
 
que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

- concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.

 Por intercesión de santa Rosa, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

- concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo,
   santificado sea tu Nombre;
   venga a nosotros tu Reino;
   hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
   perdona nuestras ofensas,
   como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
   no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. ¡Amén!

Oración Conclusiva
Señor, Dios nuestro, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor,
se apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia;
concédenos, por su intercesión, que,
siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida,
lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos.


Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
 

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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Santa Rosa de Lima, virgen
Memoria opcional - Del común de vírgenes

 VÍSPERAS - Oración de la tarde

 “Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación.
Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la gracia.

(Santa Rosa de Lima)

Hay que resaltar y promover la importancia de las laudes
y las vísperas como oración de la comunidad cristiana,

fomentando su celebración pública o comunitaria,

sobre todo entre aquellos que hacen vida común.

Se celebran las vísperas por la tarde,
cuando atardece y el día va cayendo, a decir de San Basilio:

“En acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada
y por cuanto hemos logrado realizar con acierto”.

Por medio de la oración que elevamos
“como el incienso en presencia del Señor”,
también recordamos la redención, o como dice el salmo 140, 2:
“el alzar de nuestras manos”
es “como ofrenda de la tarde”.

Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor. 
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad
 no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades, que comienzan
la tarde anterior y por eso tienen dos vísperas: las
«primeras»,

que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas»,
que son las de la propia tarde cronológica (
la tarde del domingo, sigue el mismo caso).

Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.

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 Invocación Inicial (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V.  Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén,
Aleluya!

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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración
un elementoque nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos,
pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Aplaudan a esta Rosa.

Aplaudan a esta Rosa
     las rosas de la tierra;
     resuene su alabanza
     del sol a las estrellas.

Una Rosa de gracia
     en un rosal de penas;
     por las culpas del mundo
     hirió su carne tierna.

 Roja Rosa del cielo,
     virgen Rosa limeña:
     un puñado de gozo
     y un haz de penitencias.

 Danos, Padre, el perfume
     de esta Rosa pequeña;
     que su rocío fecunde

     estas tierras de América. ¡Amén!


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Salmodia de Vísperas
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

Salmo 121 (122): La ciudad santa de Jerusalén.
Se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12,22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
     «Vamos a la casa del Señor»!
     Ya están pisando nuestros pies
     tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
     como ciudad bien compacta.
     Allá suben las tribus,
     las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
     a celebrar el nombre del Señor;
     en ella están los tribunales de justicia
     en el palacio de David.

Deseen la paz a Jerusalén:
     «Vivan seguros los que te aman,
     haya paz dentro de tus muros,
     seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
     voy a decir: «La paz contigo.»
     Por la casa del Señor, nuestro Dios,
     te deseo todo bien.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
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Ant 2.
 Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Salmo 126 (127)El Esfuerzo Humano Es Inútil sin Dios.
Ustedes son edificación de Dios (1Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
     en vano se cansan los albañiles;
     si el Señor no guarda la ciudad,
     en vano vigilan los centinelas.

 Es inútil que madrugues,
     que veles hasta muy tarde,
     los que comen el pan de sus sudores:
     ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
     una recompensa es el fruto de las entrañas:
     son saetas en mano de un guerrero
     los hijos de la juventud.

 Dichoso el hombre que llena
     con ellas su aljaba:
     no quedará derrotado cuando litigue
     con su adversario en la plaza.

 V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Tú ordenas que la semilla crezca, Señor Dios, aunque el granjero no se dé cuenta.
Concede que quienes trabajan para ti
confíen no en su propio trabajo sino en tu ayuda.
Recordando que la tierra florece no con lágrimas humanas sino con las de tu Hijo,
que la Iglesia confíe solo en tus dones.

 Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

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 Ant: Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.

 Cántico NT: Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador

 Bendito sea Dios,
     Padre de nuestro Señor Jesucristo,
     que nos ha bendecido en la persona de Cristo
     con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
     antes de crear el mundo,
     para que fuésemos santos
     e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
     por pura iniciativa suya,
     a ser sus hijos,
     para que la gloria de su gracia,
     que tan generosamente nos ha concedido
     en su querido Hijo,
     redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
     hemos recibido la redención,
     el perdón de los pecados.
     El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
     ha sido un derroche para con nosotros,
     dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
     que había proyectado realizar por Cristo
     cuando llegase el momento culminante:
     recapitular en Cristo todas las cosas
     del cielo y de la tierra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant: Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.

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Lectura Bíblica Breve: 1Co 7, 32.34
El soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor
lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma.

Lectura Bíblica Complementaria: Col. 1, 9-13
Que Dios les haga conocer perfectamente su voluntad,
y les dé con abundancia la sabiduría y el sentido de las cosas espirituales.

Así podrán comportarse de una manera digna del Señor,
agradándolo en todo, fructificando en toda clase de obras buenas
y progresando en el conocimiento de Dios.

Fortalecidos plenamente con el poder de su gloria,

adquirirán una verdadera firmeza y constancia de ánimo,
y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar

de la herencia luminosa de los santos. Porque él nos libró del poder de las tinieblas

y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido,

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio

V/. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría.
R/. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría.
V/. Van entrando en el palacio real.
R/. Las traen entre alegría.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría.

Fuente: www.divineoffice.org/www.vatican.va/archive


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Cántico Evangélico 
(Magníficat)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al principio de su proclamación.
El Magnificat, (Canto de María) es un canto de gratitud de la Virgen al caer la tarde cuando el Ángel la encontró en oración.
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Ant. Mi Señor Jesucristo se desposó conmigo con su anillo,
         y como verdadera esposa me adornó con una corona.

Cántico de María: Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en el Señor:
                                                   (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

 † Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

 Desde ahora me felicitarán
     todas las generaciones,
     porque el Poderoso
     ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

 El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
     a los hambrientos los colma de bienes
     y a los ricos los despide vacíos.

 Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     -como lo había prometido a nuestros padres-
     en favor de Abraham
     y su descendencia por siempre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Mi Señor Jesucristo se desposó conmigo con su anillo,
         y como verdadera esposa me adornó con una corona.

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Preces o Intercesiones
Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes
a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:

R./ Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

 Señor Jesucristo,
que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

- haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

 Señor Jesucristo,
a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

- no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas
  de las vírgenes que se han consagrado a ti.

 Señor Jesucristo,
a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

- concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

 Tú que concedes hoy a tu pueblo
alegrarse por la fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen
- concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

 Se pueden añadir algunas intenciones libres

 Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas
admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

 Oremos con Jesús, diciendo a nuestro Padre:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
   venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, 
  
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

  
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. ¡Amén!

Oración Conclusiva
Señor, Dios nuestro, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor,
se apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia; concédenos,
por su intercesión, que, siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida,
lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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 Memoria opcional de Santa Rosa de Lima, virgen
Del común de vírgenes

“Comprendan que, conforme al acrecentamiento de los trabajos,
se aumenta juntamente la medida de los carismas”.
(Santa Rosa de Lima)

COMPLETAS - Oración antes del descanso nocturno

 
Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte. 
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.

Aunque hay una Completas para cada día de la semana,

es costumbre -aceptada en las rúbricas-

que quienes desean rezarlas de memoria,

lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,

ya sea la de después de Primeras Vísperas

o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo
del calendario litúrgico, excepto el «aleluya» al final de las antífonas 
e invocaciones en tiempo pascual.

 Las Completas de Domingo I y II se usan respectivamente
tras las primeras y segundas vísperas de Domingo.
También se utilizan en las solemnidades (
después de I y II Vísperas respectivamente)
aunque no caigan en domingo.
En las fiestas, aunque no caigan en domingo,
se utiliza después de Vísperas las Completas de Domingo I o II (
a libre elección).
Si se van a rezar de memoria,
puede utilizarse cualquiera de estas dos, cualquier día de la semana [Ord. Gral. n 88].
En Triduo Pascual, si corresponde rezarlas (
ver rúbrica al inicio del día), se utiliza Domingo II, con responsorio especial.
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Invocación Inicial (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V.  Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén, Aleluya!
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 Además de las fórmulas penitenciales mostradas aquí, pueden usarse otras aprobadas.
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana;

Bajo tu amparo,
o con algún otro canto debidamente aprobado.
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 “Estamos llamados a tener una conciencia limpia hacia Dios y hacia los hombres,
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones y nuestro descanso.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente y que pidamos la misericordia de Dios

cuando nos sintamos débiles, tentados e incompletos y que le pidamos Su fortaleza para mejorar.”
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:


V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido,
     reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


     Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
     que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
     por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

     Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
     a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
     que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V.  El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R.
 ¡Amén!
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 Examen de Conciencia (Fórmula 2)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:

V.
 Señor, ten misericordia de nosotros.
R.
 Porque hemos pecado contra ti.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R.
 Y danos tu salvación.

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 Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:

 V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.

R. Señor, ten piedad.

V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.

R. Cristo, ten piedad.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.

R. Señor, ten piedad.

V.  El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. ¡Amén!

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Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:

Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española,
Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo
, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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Himno: Se inclina ya mi frente.
Se inclina ya mi frente,
     sellado está el trabajo;
     Señor, tu pecho sea
     la gracia del descanso.

Mis ojos se retiran,
     la voz deja su canto,
     pero el amor enciende
     su lámpara velando.

 Lucero que te fuiste,
     con gran amor amado,
     en tu gloria dormimos
     y en sueños te adoramos. ¡Amén!
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 Himno (opcional): Cuando la luz del sol es ya poniente.
Cuando la luz del sol es ya poniente,
     gracias, Señor, es nuestra melodía;
     recibe, como ofrenda, amablemente,
     nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
     de darle vida al día que fenece,
     convierta en realidad lo que fue un sueño
     tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
     de pecadora en justa, e ilumina
     la senda de la vida y de la muerte
     del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
     la noche oscura sobre nuestro día,
     concédenos la paz y la esperanza
     de esperar cada noche tu gran día. Amén.

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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

Salmo 87 (86): Oración de un Hombre Gravemente Enfermo
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones. (2 Cor. 1, 3-4)

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
     de noche grito en tu presencia;
     llegue hasta ti mi súplica,
     inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
     y mi vida está al borde del abismo;
     ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
     soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
     como los caídos que yacen en el sepulcro,
     de los cuales ya no guardas memoria,
     porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
     en las tinieblas del fondo;
     tu cólera pesa sobre mí,
     me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
     me has hecho repugnante para ellos:
     encerrado, no puedo salir,
     y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
     tendiendo las manos hacia ti.
     ¿Harás tú maravillas por los muertos?
     ¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia
     o tu fidelidad en el reino de la muerte?
     ¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
     o tu justicia en el país del olvido?

 Pero yo te pido auxilio,
     por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
     ¿Por qué, Señor, me rechazas
     y me escondes tu rostro?

 Desde niño fui desgraciado y enfermo,
     me doblo bajo el peso de tus terrores,
     pasó sobre mí tu incendio,
     tus espantos me han consumido:

 me rodean como las aguas todo el día,
     me envuelven todos a una;
     alejaste de mí amigos y compañeros:
     mi compañía son las tinieblas.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
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Lectura Breve: Jr 14, 9
Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor Dios nuestro.

 Lectura Breve Complementaria: 1 Tes 5, 9-10
Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación
por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él.

 Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
 y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

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Cántico Evangélico (Nunc Dimittis)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se oran o cantan de pie, al principio de su proclamación se hace la señal de la cruz.
Nunc dimittis “ahora dejas” es el canto de gratitud de Simeón, por la promesa cumplida de ver al Salvador antes de irse con Él.
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 Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
        para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Cántico De Simeón: Lc 2, 29-32: Cristo es luz de las naciones y gloria de Israel.
                                                   (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

 Ahora, Señor, según tu promesa,
     puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
     a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
     y gloria de tu pueblo Israel.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
        para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración Conclusiva
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso
vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que,
al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva.

Por Jesucristo, nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición
V. El Señor todopoderoso
     nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. ¡Amén! 

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Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo,
o con algún otro canto debidamente aprobado.
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1.       Dios te salve. (Versión Latinoamericana)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
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2.       Dios te salve, Reina y Madre (Versión española)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros
     esos tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa,
     oh dulce siempre Virgen María!

V: ¡Ruega por nosotros Santa Madre de Dios!
R.
Para que seamos dignos de alcanzar
     las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!

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 3.       Madre del Redentor
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar, ven a librar al pueblo
que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

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4.       Salve, Reina de los cielos
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta, que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.

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5.       Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
Oh, Virgen gloriosa y bendita.

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6.       Reina del cielo, alégrate
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

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7.       Infunde, Señor (del Angelus)

Infunde, Señor tu gracia en nuestros corazones
para que cuantos, por el anuncio del ángel,
hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo,
por su pasión y su cruz lleguemos a la gloria de su resurrección. 
Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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8.       María la Aurora.  Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist


María la Aurora, Cristo el perfecto día;
¡María, la puerta, Cristo, el camino celestial!


María la raíz, Cristo la vid mística;
¡María la uva, Cristo el vino sagrado!


María la gavilla de trigo, Cristo el pan vivo;
¡María el rosal, Cristo la rosa color rojo sangre!


María la fuente, Cristo la corriente limpiadora;
¡María el cáliz, Cristo la sangre salvadora!


       María el Templo, Cristo el Señor del Templo;
       ¡María el Santuario, Cristo el Dios adorado!

       María el faro, Cristo el lugar de descanso;
       ¡María el espejo, Cristo la visión bendita!

       María la Madre, Cristo el Hijo de la Madre.
       Ambos siempre benditos por los tiempos sin fin. ¡Amén!
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9.       "Ave Maria"  by Melinda Kirigin-Voss  Used with permission • Album: Yesterday, Today, and Forever.

      Ave Maria, gratia plena
          Maria, gratia plena, Maria, gratia plena.
          Ave, ave dominus, dominus tecum.

       Benedicta tu in mulieribus
          Et benedictus. et benedictus fructus ventris
          Ventris tui, Jesus, Ave Maria!

     Ave Maria Mater Dei. Ora pro nobis peccatoribus
        
Ora, ora pro nobis. Ora, ora pro nobis peccatoribus
         Nunc et in hora mortis, In hora mortis, nostrae
   
     In hora mortis mortis nostrae.
         In hora mortis, nostrae. Ave Maria!

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HORA TERCIA - Oración de Media mañana

El origen de tercia, como el de sexta y nona,
con las cuales tiene una estrecha relación, data de tiempos apostólicos.

Como ya se ha establecido, de acuerdo a una antigua costumbre
de los romanos y los griegos,
el día y la noche, fueron divididos en partes de tres horas cada una.
La segunda división de las horas del día
fue la de tercia desde las nueve hasta el mediodía.

Estas divisiones del día también estaban en boga
entre los judíos en tiempos de Cristo.

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Invocación Inicial (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén, Aleluya!

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Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: El trabajo, Señor, de cada día

El trabajo, Señor, de cada día
     nos sea por tu amor santificado,
     convierte su dolor en alegría
     de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
     en la noche oscura del amor que espera;
     dulce huésped del alma, al que flaquea
     dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
     demos gracias a Dios, que nos concede
     la esperanza sin fin del don divino;
     todo lo puede en él quien nada puede
. ¡Amén!
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o bien:

Himno: El mundo brilla de alegría.

El mundo brilla de alegría.
     Se renueva la faz de la tierra.
     Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Esta es la hora
     en que rompe el Espíritu
     el techo de la tierra,
     y una lengua de fuego innumerable
     purifica, renueva, enciende, alegra
     las entrañas del mundo.

Esta es la fuerza
     que pone en pie a la Iglesia
     en medio de las plazas
     y levanta testigos en el pueblo,
     para hablar con palabras como espadas
     delante de los jueces.

Llama profunda,
     que escrutas e iluminas
     el corazón del hombre:
     restablece la fe con tu noticia,
     y el amor ponga en vela la esperanza,
     hasta que el Señor vuelva.
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o bien:


Himno: Tu poder multiplica.

Tu poder multiplica
     la eficacia del hombre,
     y crece cada día, entre sus manos,
     la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña
     y nos dijiste: «Vengan y trabajen.»

Nos mostraste una mesa vacía
     y nos dijiste: «Llénenla de pan.»

Nos presentaste un campo de batalla
     y nos dijiste: «Construyan la paz.»

Nos sacaste al desierto con el alba
     y nos dijiste: «Levanten la ciudad.»

Pusiste una herramienta en nuestras manos
     y nos dijiste: «Es tiempo de crear.»

Escucha a mediodía el rumor del trabajo
     con que el hombre se afana en tu heredad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
    
Por los siglos. !Amén!

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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento

que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.

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Ant 1. Para mí lo bueno es estar junto a Dios, y hacer del Señor mi refugio.

Salmo 119 (120): Deseo de la paz.
Estén firmes en la tribulación, sean asiduos en la oración (Rm 12,12)

En mi aflicción llamé al Señor,
     y él me respondió.
     Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
     de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandar Dios,
     lengua traidora?
     Flechas de arquero, afiladas
     con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
     acampado en Cadar!
     Demasiado llevo viviendo
     con los que odian la paz;
     cuando yo digo: «Paz»,
     ellos dicen: «Guerra».

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Para mí lo bueno es estar junto a Dios, y hacer del Señor mi refugio.
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Ant 2. El Señor guarda tus entradas y salidas.

Salmo 120 (121): El guardián del pueblo.
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno (Ap 7,16)

Levanto mis ojos a los montes:
     ¿de dónde me vendrá el auxilio?
     El auxilio me viene del Señor,
     que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
     tu guardián no duerme;
     no duerme ni reposa el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
     está a tu derecha;
     de día el sol no te hará daño,
     ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
     él guarda tu alma;
     el Señor guarda tus entradas y salidas,
     ahora y por siempre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Señor guarda tus entradas y salidas.
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Ant 3. Para mí lo bueno es estar junto a Dios, y hacer del Señor mi refugio.

128 (129): Esperanza de un Pueblo Oprimido.
el Señor, que es justo, rompió las coyundas de los malvados.

¡Cuánta guerra me han hecho desde mi juventud
     -que lo diga Israel-,
     cuánta guerra me han hecho desde mi juventud
     pero no pudieron conmigo!

Sobre mis espaldas metieron el arado
     y alargaron los surcos.
     Pero el Señor, que es justo,
     rompió las coyundas de los malvados.

Retrocedan, avergonzados,
     los que odian a Sión;
     sean como la hierba del tejado,
     que se seca y nadie la siega;

 que no llena la mano del segador
     ni la brazada del que agavilla;
     ni le dicen los que pasan:
     «Que el Señor te bendiga.»

 Los bendecimos en el nombre del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

 Ant. Para mí lo bueno es estar junto a Dios, y hacer del Señor mi refugio.
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 Ant 3. Me he alegrado por lo que me dijeron.

Tercer Salmo 121 (122) Complementario: La ciudad santa de Jerusalén.
Se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12,22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
     «Vamos a la casa del Señor»!
     Ya están pisando nuestros pies
     tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
     como ciudad bien compacta.
     Allá suben las tribus,
     las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
     a celebrar el nombre del Señor;
     en ella están los tribunales de justicia
     en el palacio de David.

Deseen la paz a Jerusalén:
     «Vivan seguros los que te aman,
     haya paz dentro de tus muros,
     seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
     voy a decir: «La paz contigo.»
     Por la casa del Señor, nuestro Dios,
     te deseo todo bien.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Me he alegrado por lo que me dijeron.
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Lectura Breve:  Sb 8, 21
Comprendí que no podía poseer la sabiduría si Dios no me la daba,
y ya era un fruto de la prudencia saber de quién procedía esta gracia.

Lectura Breve Complementaria: Rom 13, 8. 10
A nadie le deban nada, más que amor;
porque el que ama tiene cumplido el resto de la ley.
Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.


Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio
V. Ésta es la virgen sensata.
R. Que el Señor encontró velando.

Responsorio Complementario
V. No rechaces a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
R. No me abandones, Dios de mi salvación.
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Oración Final
Dios nuestro, que impulsaste a santa Rosa de Lima
a apartarse de la vida del mundo por amor tuyo
y a consagrarse solo a ti, en la austeridad y en la penitencia,
concédenos, por su intercesión, que sepamos seguir, en este mundo,
el camino que conduce a la verdadera vida,
para que lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo.

Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!

Oración Final Complementaria
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres
trabajáramos de tal forma que, cooperando unos con otros,
alcanzáramos éxitos cada vez más logrados;
ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos
sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres.

Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Conclusión
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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Fuente:
www.eltestigofiel.org / www.divineoffice.org 

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HORA SEXTA - Oración del Mediodía

A pesar de su antigüedad la hora sexta
nunca tuvo la importancia de las vigilias, maitines y vísperas.
Los más antiguos testimonios parecen referirse
a una breve oración de naturaleza privada.
Casiano nos dice que en Palestina
se recitaban tres Salmos en sexta,
como también en las horas tercia y nona.
Este número fue adoptado por las Reglas de San Columbano,

San Benito, San Isidoro y San Fructuoso, y en cierta medida por la Iglesia Romana.

Invocación Inicial
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén, Aleluya!
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Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno (opcional): Este mundo del hombre, en que él se afana.
Este mundo del hombre, en que él se afana
     tras la felicidad que tanto ansía,
     tú lo vistes, Señor, de luz temprana
     y de radiante sol al mediodía.

 Así el poder de tu presencia encierra
     el secreto más hondo de esta vida;
     un nuevo cielo y una nueva tierra
     colmarán nuestro anhelo sin medida.

 Poderoso Señor de nuestra historia,
     no tardes en venir gloriosamente;
     tu luz resplandeciente y tu victoria
     inunden nuestra vida eternamente. ¡Amén!
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Himno: Cuando la luz del día está en su cumbre.
Cuando la luz del día está en su cumbre,
     eres, Señor Jesús, luz y alegría
     de quienes en la fe y en la esperanza
     celebran ya la fiesta de la Vida.

Eres resurrección, palabra y prenda
     de ser y de vivir eternamente;
     sembradas de esperanzas nuestras vidas,
    serán en ti cosecha para siempre.

Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
     de tu radiante luz llena este día,
     camino de alegría y de esperanza,
     cabal acontecer de nueva vida.

Concédenos, oh Padre omnipotente,
     por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
     vivir ahora el fuego de tu Espíritu,
     haciendo de esta tierra un cielo nuevo. ¡Amén!
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Himno (opcional): Alfarero del hombre, mano trabajadora.
Alfarero del hombre, mano trabajador
     que, de los hondos limos iniciales,
    
convocas a los pájaros a la primera aurora,

    
al pasto, los primeros animales.

De mañana te busco, hecho de luz concreta,
     de espacio puro y tierra amanecida.
     De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta
     de los sonoros ríos de la vida.

El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
     tus manos son recientes en la rosa;
     se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
     y estás de corazón en cada cosa.

No hay brisa, si no alientas; monte, si no estás dentro,
     ni soledad en que no te hagas fuerte.
     Todo es presencia y gracia. Vivir es este encuentro:
     tú, por la luz; el hombre, por la muerte.

¡Que se acabe el pecado! ¡Mira, que es desdecirte
     dejar tanta hermosura en tanta guerra!
     Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
     de haberle dado un día las llaves de la tierra. ¡Amén!

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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento

que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.

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Ant 1. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.

Salmo 122: El Señor, esperanza del pueblo.
Dos ciegos… se pusieron a gritar: «¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!». (Mt 20,30)

A ti levanto mis ojos,
     a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos
     fijos en las manos de sus señores,
     como están los ojos de la esclava
     fijos en las manos de su señora,
     así están nuestros ojos
     en el Señor, Dios nuestro,
     esperando su misericordia.

Misericordia, Señor, misericordia,
     que estamos saciados de desprecios;
     nuestra alma está saciada
     del sarcasmo de los satisfechos,
     del desprecio de los orgullosos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del salmo
Padre celestial, levantamos nuestros ojos hacia ti y rezamos:
confunde el desprecio de los orgullosos y muéstranos tu misericordia.

Ant. Tú que habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
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Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Salmo 123: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
                                  Dijo el Señor a Pablo: «No temas…, que yo estoy contigo». (Hch 18,9.10)

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
     -que lo diga Israel-,
     si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
     cuando nos asaltaban los hombres,
     nos habrían tragado vivos:
     tanto ardía su ira contra nosotros.

Nos habrían arrollado las aguas,
    
llegándonos el torrente hasta el cuello;
     nos habrían llegado hasta el cuello
     las aguas espumantes.

 Bendito el Señor, que no nos entregó
     en presa a sus dientes;
     hemos salvado la vida, como un pájaro
     de la trampa del cazador:
     la trampa se rompió, y escapamos.

 Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
     que hizo el cielo y la tierra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del salmo
Señor Jesús, predijiste que tus discípulos serían despreciados por tu nombre,
pero que nunca se dañaría un pelo de sus cabezas.
En tiempos de persecución,
defiéndenos y reavívanos con el poder y el consuelo del Espíritu Santo,
para que podamos ser librados de nuestros enemigos
y alabemos tu auxilio salvador.

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
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Ant 3. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.

Salmo 124 (25): El Señor Vela por su Pueblo.

Los que confían en el Señor
     son como el monte Sión:
     no tiembla,
     está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
     y el Señor rodea a su pueblo
     ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
     sobre el lote de los justos,
     no sea que los justos
     extiendan su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
     a los sinceros de corazón;
     y a los que se desvían por sendas tortuosas,
     que los rechace el Señor con los malhechores.
     ¡Paz a Israel!


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. El Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
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Lectura Breve: 1Co 7, 25
Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor,
sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy,

por la misericordia del Señor.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio
V. Ésta es la virgen sensata.
R. Que el Señor encontró velando.
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Oración Final
Dios nuestro, que impulsaste a santa Rosa de Lima a apartarse de la vida del mundo por amor tuyo y a consagrarse solo a ti, en la austeridad y en la penitencia, concédenos, por su intercesión, que sepamos seguir, en este mundo,
el camino que conduce a la verdadera vida,
para que lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo.

Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Conclusión
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios. 

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HORA NONA - Oración de Media tarde.
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Una antigua costumbre griega y romana, dividía el día,
al igual que la noche, en cuatro partes, cada una compuesta de tres horas.
La última hora de cada división dio su nombre al trimestre cuarto de la jornada,
la tercera división
v(desde las 12:00 m. hasta cerca de las 3:00 p.m.)
fue llamada la Nona 
(latín Nonus, nona, noveno).
La hora de nona era considerada como el cierre de las actividades del día
y la hora para los baños y la cena.
Esta división del día fue popular también entre los 
judíos,
de quienes la tomó prestada la Iglesia
.
San Cipriano ve en las horas de tercia, sexta y nona,
que vienen después de un lapso de tres horas, una alusión a la Trinidad.
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Invocación Inicial
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. †
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén, Aleluya!
 

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Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Danos, Señor, la firme voluntad.

 Danos, Señor, la firme voluntad,
     compañera y sostén de la virtud,
     que sabe en la fatiga hallar quietud
     y en medio de las sombras claridad:

 La que trueca en tesón la veleidad,
     y el ocio en perennal solicitud,
     y las ásperas fiebres en salud
     y los torpes engaños en verdad.

 Y así conseguirá mi corazón
     que los favores que a tu amor debí
     le ofrezcan algún fruto en galardón.

 Y aún tú, Señor, conseguirás así
     que no llegue a romper mi confusión
     la imagen tuya que pusiste en mí. ¡Amén!

 

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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento

que componen la Liturgia de las Horas. Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.

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Ant. Qué hermosa y resplandeciente es la generación casta.

 Salmo 125 (126): Dios, alegría y esperanza nuestra.
Si son compañeros en el sufrir, también lo serán en el buen ánimo (2Co 1,7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

     nos parecía soñar:

     la boca se nos llenaba de risas,

     la lengua de cantares.

 

Hasta los gentiles decían:

     «El Señor ha estado grande con ellos».

     El Señor ha estado grande con nosotros,

     y estamos alegres.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte,

     como los torrentes del Negueb.

     Los que sembraban con lágrimas

     cosechan entre cantares.

 

Al ir, iba llorando,

     llevando la semilla;

     al volver, vuelve cantando,

     trayendo sus gavillas.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del Salmo
Envuelve a tu pueblo, Señor, en la seguridad de tu Iglesia,
que preservas sobre sus cimientos de roca.
Que nuestras manos no se extiendan hacia las malas acciones,
ni seamos destruidos por las trampas insidiosas del enemigo,
sino llévanos a compartir la suerte de los santos en la luz.


Ant. Qué hermosa y resplandeciente es la generación casta.

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Ant 2. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.

Salmo 130 (131): Como un Niño, Israel se Abandonó en los Brazos de Dios.
Carguen mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. (Mt. 11, 29)

Señor, mi corazón no es ambicioso,
     ni mis ojos altaneros;
     no pretendo grandezas
     que superan mi capacidad;
     sino que acallo y modero mis deseos,
     como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
     ahora y por siempre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del Salmo
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, dijiste que el que recibe a un niño
en tu nombre te recibe a ti, y prometiste tu reino a los que son como niños.
Nunca permitas que el orgullo reine en nuestros corazones,
sino que la compasión del Padre recompense
y abrace a todos los que voluntariamente llevan tu suave yugo.

Ant. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
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Ant 3. Bienaventurados los que temen al Señor.

Salmo 127 (128):  Paz doméstica en el hogar del justo.
"Que el Señor te bendiga desde Sión", es decir, desde su Iglesia (Arnobio)

Dichoso el que teme al Señor
     y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,
     serás dichoso, te irá bien;
     tu mujer, como parra fecunda,
     en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
     alrededor de tu mesa:
     ésta es la bendición
     del hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
     que veas la prosperidad de Jerusalén
     todos los días de tu vida;
     que veas a los hijos de tus hijos.
     ¡Paz a Israel!

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del Salmo
Señor, da felicidad duradera a los que reverencian tu nombre,
para que nuestra vida y obra sean tales que merezcan tu encomio
y nos lleven, cargados de buenos frutos, a nuestro hogar eterno.

Ant. Bienaventurados los que temen al Señor.
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Lectura Breve: Ap 19, 6. 7
Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo;
alegrémonos y gocemos y démosle gracias,
porque llegó la boda del Cordero,
y su esposa se ha embellecido.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


V. Encontré al amor de mi alma.
R. Lo abracé y ya no lo soltaré.
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Oración Final
Dios nuestro, que impulsaste a santa Rosa de Lima a apartarse de la vida del mundo por amor tuyo y a consagrarse solo a ti, en la austeridad y en la penitencia, concédenos, por su intercesión, que sepamos seguir, en este mundo,
el camino que conduce a la verdadera vida,
para que lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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