sábado, 28 de marzo de 2020

Liturgia de las Horas para Latinoamérica - Lunes IV de Cuaresma


SOBRE EL OFICIO DIVINO

En el Oficio Divino se rezan himnos, antífonas, salmos, etc.
La gran mayoría son textos extraídos de la Biblia y ordenados de manera estructurada y metódica,
de tal forma que, al leerlas, meditarlas, y compartirlas, van dirigidas a Dios
usando las mismas palabras con las que Él nos habla.
Al orar en comunión con la Iglesia Universal, esperamos que Nuestro Dios las escuche y nos atienda.


IMPORTANTE:

Toda la información que ofrecemos es generalmente informativa.
En ningún caso es vinculante o aplicable a situaciones específicas
en las que solo el pastor o la iglesia responsable tiene la capacidad de adoptar.

La Parroquia y cualquiera de sus ministerios no somos responsables
de la interpretación, aplicación, daño a terceros de cualquier tipo, daño a la propiedad
o cualquier otro que pueda surgir de los documentos que compartimos.

Las autoridades eclesiásticas tienen que decidir
lo que es apropiado y cómo aplicar las reglas actuales de la Iglesia.

La información que publicamos es de buena fe y gratuita.

P. Diego Cabrera Rojas
Liturgia de las Horas para Latinoamérica
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Tiempo de Cuaresma - Lunes de la Semana IV
Del Propio del Tiempo. Salterio IV

LAUDES - Oración de la mañana

"Si somos dignos
de que Él esté en nosotros,
entonces somos
realmente vivificados por Él,
como miembros vivos suyos:
Pues en Él -como dice el Apóstol-
vivimos, nos movemos y existimos."

San Columbano.


Las Laudes de la mañana 
se dirigen y ordenan 
con la finalidad de santificar la mañana. 

Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor, 
la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9) y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).

Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.

Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)


V.  Señor abre mis labios
R.    Y mi boca proclamará tu alabanza

V.    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.    Como era en el principio, ahora y siempre,
        por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno.
(Cuando se aplica la forma responsorial, la asamblea repite la antífona después de cada estrofa)

Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso, si el salmo escogido
formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo
94.
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          Salmos del Invitatorio
Se añade el Salmo del Invitatorio. Cuando se usa la forma responsorial,
se recita la antífona y la asamblea la repite.
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Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado
         y por nosotros murió, vengan, adorémosle.

Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Heb. 3, 13

Vengan, aclamemos al Señor,
     demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,
     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años
     aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado
         y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso, si el salmo escogido formara parte
de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo
94.

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado
         y por nosotros murió, vengan, adorémosle.

Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Se repite la antífona.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»

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             Himnos
Además de himnos mostrados aquí,
pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Señor, cómo quisiera.

Señor, cómo quisiera
     en cada aurora aprisionar el día,
     y ser tu primavera
     en gracia y alegría,
     y crecer en tu amor más todavía.

En cada madrugada
     abrir mi pobre casa, abrir la puerta,
     el alma enamorada,
     el corazón alerta,
     y conmigo tu mano siempre abierta.

Ya despierta la vida
     con su canción de ruidos inhumanos;
     y tu amor me convida
     a levantar mis manos
     y a acariciarte en todos mis hermanos.

Hoy elevo mi canto
     con toda la ternura de mi boca,
     al que es tres veces santo,
     a ti que eres mi Roca
     y en quien mi vida toda desemboca. ¡Amén!
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Himno: Cuántas veces, Señor, me has llamado.

¡Cuántas veces, Señor, me has llamado,
     y cuántas con vergüenza he respondido,
     desnudo como Adán, aunque vestido
     de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces tu pie sagrado,
     fácil de asir, en una cruz asido,
     y atrás volví otras tantas atrevido,
     al mismo precio que me has comprado.

Besos de paz te di para ofenderte,
     pero si fugitivos de su dueño
     yerran cuando los hallan los esclavos,

hoy que vuelvo con lágrimas a verte,
     clávame tú a ti en tu leño
     y me tendrás seguro con tres clavos. ¡Amén!
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             SALMODIA
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Ant 1. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.

Salmo 89: Baje a Nosotros la Bondad del Señor

                              Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día (2P 3, 8)

Señor, tú has sido nuestro refugio
     de generación en generación.

Antes que naciesen los montes
     o fuera engendrado el orbe de la tierra,
     desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Tú reduces el hombre a polvo,
     diciendo: «Retornen, hijos de Adán.»
     Mil años en tu presencia
     son un ayer, que pasó;
     una vigilia nocturna.

Los siembras año por año,
     como hierba que se renueva:
     que florece y se renueva por la mañana,
     y por la tarde la siegan y se seca.

¡Cómo nos ha consumido tu cólera
     y nos ha trastornado tu indignación!
     Pusiste nuestras culpas ante ti,
     nuestros secretos ante la luz de tu mirada:
     y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
     y nuestros años se acabaron como un suspiro.

Aunque uno viva setenta años,
     y el más robusto hasta ochenta,
     la mayor parte son fatiga inútil,
     porque pasan aprisa y vuelan.

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
     quién ha sentido el peso de tu cólera?
     Enséñanos a calcular nuestros años,
     para que adquiramos un corazón sensato.

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
     Ten compasión de tus siervos;
     por la mañana sácianos de tu misericordia,
     y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
     por los años en que sufrimos desdichas.
     Que tus siervos vean tu acción,
     y sus hijos tu gloria.

Baje a nosotros la bondad del Señor
     y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor, envía tu misericordia y tu verdad
para rescatarnos de las trampas del demonio y,
felices de ser conocidos como compañeros de tu Hijo,
te alabaremos entre los pueblos y te proclamaremos a las naciones.

Ant. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.
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Ant 2. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.

Cántico Is 42, 10-16: Cántico Nuevo al Dios Vencedor y Salvador.
Cantan un cántico nuevo delante del trono de Dios (cf. Ap 14, 3)

Canten al Señor un cántico nuevo,
     llegue su alabanza hasta el confín de la tierra;
     muja el mar y lo que contiene, las islas y sus habitantes;

alégrese el desierto con sus tiendas,
     los cercados que habita Cadar;
     exulten los habitantes de Petra,
     clamen desde la cumbre de las montañas;
     den gloria al Señor, anuncien su alabanza en las islas.

El Señor sale como un héroe,
     excita su ardor como un guerrero,
     lanza el alarido,
     mostrándose valiente frente al enemigo.

«Desde antiguo guardé silencio,
     me callaba y aguantaba;
     más ahora grito como la mujer cuando da a luz,
     jadeo y resuello.

Agostaré montes y collados,
     secaré toda su hierba,
     convertiré los ríos en yermo,
     desecaré los estanques;
     conduciré a los ciegos
     por el camino que no conocen,
     los guiaré por senderos que ignoran.
     Ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
     lo escabroso en llano.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.
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Ant 3. Alaben el nombre del Señor, los que están en la casa del Señor.

Salmo 134, 1-12: Himno a Dios por sus Maravillas
Ustedes son... un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas
del que los llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa (1P 2, 9)

Alaben el nombre del Señor,
     alábenlo, siervos del Señor,
     que están en la casa del Señor,
     en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alaben al Señor porque es bueno,
     tañan para su nombre, que es amable.
     Porque él se escogió a Jacob,
     a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
     nuestro dueño más que todos los dioses.
     El Señor todo lo que quiere lo hace:
     en el cielo y en la tierra,
     en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
     con los relámpagos desata la lluvia,
     suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
     desde los hombres hasta los animales.
     Envió signos y prodigios
     -en medio de ti, Egipto-
     contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
     mató a reyes poderosos:
     a Sijón, rey de los amorreos;
     a Hog, rey de Basán,
     y a todos los reyes de Canaán.
     Y dio su tierra en heredad,
     en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Donde dos o tres se reúnen en tu nombre, Señor,
prometiste estar con ellos y compartir su comunión.
Mira a tu familia reunida aquí en tu nombre
y derrame amablemente tu bendición sobre nosotros.

Ant. Alaben el nombre del Señor, los que están en la casa del Señor.
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Lectura Breve:   Ex 19, 4-6a

Ustedes han visto
cómo los saqué sobre alas de águila y los traje hacia mí;
ahora pues,
si quieren obedecerme y guardar mi alianza,
serán mi especial propiedad entre todos los pueblos,
pues mía es toda la tierra.
Serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.


Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve

V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
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               CÁNTICO EVANGÉLICO (Benedictus)
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Ant. Había un funcionario de la corte que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm;
         y, habiéndose enterado de que Jesús había vuelto a Galilea,
        le pidió que bajase a curar a su hijo.

Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
     porque ha visitado y redimido a su pueblo.
     suscitándonos una fuerza de salvación
     en la casa de David, su siervo,
     según lo había predicho desde antiguo
     por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
      y de la mano de todos los que nos odian;
     ha realizado así la misericordia
     que tuvo con nuestros padres,
     recordando su santa alianza
     y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
     arrancados de la mano de los enemigos,
     le sirvamos con santidad y justicia,
     en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
     porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
     anunciando a su pueblo la salvación,
     el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
     nos visitará el sol que nace de lo alto,
     para iluminar a los que viven en tiniebla
     y en sombra de muerte,
     para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Había un funcionario de la corte que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm;
         y, habiéndose enterado de que Jesús había vuelto a Galilea,
        le pidió que bajase a curar a su hijo.

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Preces
Alabemos a Dios, nuestro Padre, que nos concede ofrecerle
el sacrificio de alabanza cuaresmal, y supliquémosle, diciendo:
R./ Ilumínanos, Señor, con tu palabra.

Dios todopoderoso y compasivo, concédenos el espíritu de oración y de penitencia,
- y danos un verdadero deseo de amarte a ti y a nuestros hermanos.

Concédenos ser constructores de tu reino,
para que todas las cosas tengan a Cristo por cabeza
- y abunde la justicia y la paz en toda la tierra.

Haz que sepamos descubrir la bondad y hermosura de tu creación,
- para que su belleza se haga alabanza en nuestros labios.

Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo
en los pobres, los sencillos y los marginados,
- y por no haber atendido a tu Hijo en estos hermanos nuestros.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Impulsados por el Espíritu que nos hace clamar: «¡Padre!»,
invoquemos a nuestro Dios
:
- Padre Nuestro…

Oración Conclusiva
Dios nuestro,
que renuevas el mundo por medio de sacramentos divinos,
haz que tu Iglesia progrese
por la celebración de estos sacramentos de vida eterna
y no permitas que le falten nunca
los auxilios necesarios para su vida terrena.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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              Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. ¡Amén!
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Tiempo de Cuaresma - Lunes de la Semana IV
Del Propio del Tiempo. Salterio IV

VÍSPERAS - Oración de la tarde

Hay que resaltar y promover la importancia de las laudes y las vísperas
como oración de la comunidad cristiana, fomentando su celebración pública
o comunitaria, sobre todo entre aquellos que hacen vida común.

Se celebran las vísperas por la tarde, cuando atardece y el día va cayendo,
a decir de San Basilio: “En acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado
en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar 
con acierto”.

Por medio de la oración que elevamos
“como el incienso en presencia del Señor”,
también recordamos la redención, o como dice el salmo 140, 2:
“el alzar de nuestras manos” es “como ofrenda de la tarde”.

 Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor. 
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior
y por eso tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior  (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (
la tarde del domingo, sigue el mismo caso). 
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial

V.  Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén,
Aleluya!
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               Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse,
sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Ya no temo, Señor, la tristeza.

Ya no temo, Señor, la tristeza,
     ya no temo, Señor, la soledad;
     porque eres, Señor, mi alegría,
     tengo siempre tu amistad.

Ya no temo, Señor, a la noche,
     ya no temo, Señor, la oscuridad;
     porque brilla tu luz en las sombras,
     ya no hay noche, tú eres luz.

Ya no temo, Señor, los fracasos,
     ya no temo, Señor, la ingratitud;
     porque el triunfo, Señor, en la vida,
     tú lo tienes, tú lo das.

Ya no temo, Señor, los abismos,
     ya no temo, Señor, la inmensidad;
     porque eres, Señor, el camino
     y la vida, la verdad. ¡Amén!
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Himno: Ésta es la hora para el buen amigo.

Ésta es la hora para el buen amigo,
     llena de intimidad y confidencia,
     y en la que, al examinar nuestra conciencia,
     igual que siente el rey, siente el mendigo.

Hora en que el corazón encuentra abrigo
    para lograr alivio a su dolencia
    y, al evocar la edad de la inocencia,
    logra en el llanto bálsamo y castigo.

Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
    con tu amor y caricia inmensamente
    y que a humildad y a llanto nos convida.

Hora en que un ángel roza nuestra frente
    y en que el alma, como cierva herida,
    sacia su sed en la escondida fuente. ¡Amén!


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               SALMODIA
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Ant 1. Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Salmo 135 - I - Himno a Dios por las Maravillas de la Creación y del Éxodo.
Alabar a Dios es narrar sus maravillas (Casiano)

Den gracias al Señor porque es bueno:
     porque es eterna su misericordia.

Den gracias al Dios de los dioses:
     porque es eterna su misericordia.

Den gracias al Señor de los señores:
     porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
     porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
     porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:
     porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
     porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
     porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
     porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
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Ant 2. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.

Salmo 135 - II: Himno Pascual.
¡Qué grandes y maravillosos son, amados hermanos los dones de Dios! (San Clemente)

El hirió a Egipto en sus primogénitos:
     porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
     porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
     porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
     porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
     porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
     porque es eterna su misericordia.

Guió por el desierto a su pueblo:
     porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
     porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:
     porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
     porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
     porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
     porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel, su siervo:
     porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación se acordó de nosotros:
     porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
     porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
     porque es eterna su misericordia.

Den gracias al Dios del cielo:
     porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Dios Todopoderoso, recuerda nuestra humildad y ten piedad.
Una vez les diste a nuestros padres una tierra extranjera para heredar.
Libéranos hoy del pecado y danos una parte de tu herencia.

Ant. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
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Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
            cuando llegase el momento culminante.

Cántico - Ef 1, 3-10: El Plan Divino de Salvación.
El que tiene suficiente amor también tiene suficiente deseo (San Columbano).

Bendito sea Dios,
     Padre de nuestro Señor Jesucristo,
     que nos ha bendecido en la persona de Cristo
     con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo,
     antes de crear el mundo,
     para que fuésemos consagrados
     e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
     por pura iniciativa suya, a ser sus hijos,
     para que la gloria de su gracia,
     que tan generosamente nos ha concedido
     en su querido Hijo,
     redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
     hemos recibido la redención,
     el perdón de los pecados.
     El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
     ha sido un derroche para con nosotros,
     dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
     que había proyectado realizar por Cristo
     cuando llegase el momento culminante:
     hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
     las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
         cuando llegase el momento culminante.
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Lectura Breve: Rm 12, 1-2
Les exhorto, por la misericordia de Dios,
a presentar sus cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios;
éste es su culto razonable. Y no se ajusten a este mundo,
sino transfórmense por la renovación de la mente,
para que sepan discernir lo que es la voluntad de Dios,
lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la resonancia total de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve

V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
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               Cántico Evangélico (Magnificat)
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Ant. Comprobó el padre que en aquella misma hora le había dicho Jesús:
        «Tu hijo se encuentra bien»; y creyó él y toda su casa.

Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
     porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
    a los hambrientos los colma de bienes
    y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     -como lo había prometido a nuestros padres-
     en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Comprobó el padre que en aquella misma hora le había dicho Jesús:
        «Tu hijo se encuentra bien»; y creyó él y toda su casa.

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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo.

Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que por la palabra de su Hijo
prometió escuchar la oración de los que se reúnen en su nombre,
y, confiados en esta promesa, supliquémosle, diciendo:
R./ Escucha a tu pueblo, Señor.

Señor, tú que en la montaña del Sinaí diste a conocer tu ley
por medio de Moisés y la perfeccionaste luego por Cristo,
- haz que todos los hombres descubran que tienen esta ley inscrita en el corazón
  y que la deben guardar para hacer efectiva la alianza que has hecho con ellos.


Concede a los superiores fraternal solicitud hacia los que les han sido confiados,
- y a los súbditos espíritu de obediente colaboración.

Fortalece el espíritu y el corazón de los misioneros
- y suscita en todas partes colaboradores de su obra.

Que los niños crezcan en gracia y en edad,
- y que los jóvenes se abran con sinceridad a tu amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Acuérdate de nuestros hermanos que ya duermen el sueño de la paz
- y dales parte en la vida eterna.

Digamos a nuestro Padre, juntamente con Jesús, la oración que él nos enseñó:
- Padre nuestro...

Oración Conclusiva
Dios nuestro, que renuevas el mundo
por medio de sacramentos divinos,
haz que tu Iglesia progrese
por la celebración de estos sacramentos de vida eterna
y no permitas que le falten nunca
los auxilios necesarios para su vida terrena.

Tú que vives y reinas con el Padre
en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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               Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

R. ¡Amén!

V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
 † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Fórmula breve:  (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

        Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
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        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. ¡Amén!
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Tiempo de Cuaresma - Lunes de la Semana IV
Del Propio del Tiempo. Salterio IV

COMPLETAS - Oración antes del descanso nocturno

Sus textos aluden al sueño, 
y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel
en que efectivamente vayamos a dormir enseguida. 

Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas
o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas
e invocaciones en tiempo pascual.

Las Completas de Domingo I y II se usan respectivamente tras las primeras y segundas vísperas de Domingo.
También se utilizan en las solemnidades (después de I y II Vísperas respectivamente) aunque no caigan en domingo.
En las fiestas, aunque no caigan en domingo, se utiliza después de Vísperas las Completas de Domingo I o II (a libre elección).
Si se van a rezar de memoria, puede utilizarse cualquiera de estas dos, cualquier día de la semana [Ord. Gral. n 88].
En Triduo Pascual, si corresponde rezarlas (ver rúbrica al inicio del día), se utiliza Domingo II, con responsorio especial.
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Invocación Inicial

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Además de las fórmulas penitenciales mostradas aquí, pueden usarse otras aprobadas.
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana;
Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


     Yo confieso ante Dios todopoderoso
     y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho
     de pensamiento, palabra, obra y omisión:
     por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

     Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
     a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
     que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

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                 Himnos:
Además de los éstos Himnos, pueden usarse, sobre todo
en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Cuando llegó el instante de tu muerte.
Cuando llegó el instante de tu muerte
     inclinaste la frente hacia la tierra,
     como todos los mortales;
     mas no eras tú el hombre derribado,
     sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
     y siga sin retorno por mi senda,
     como todos los mortales,
     el sueño de tu rostro será lumbre
     y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
     tu paz y tu venida nos recuerdan,
     Cristo, luz de los mortales;
     acepta nuestro sueño necesario
     como secreto amor que a ti se llega. ¡Amén!
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Himno (opcional): Gracias, porque al fin del día.

Gracias, porque al fin del día
     podemos agradecerte
     los méritos de tu muerte,
     y el pan de la eucaristía,
     la plenitud de alegría
     de haber vivido tu alianza,

la fe, el amor, la esperanza
     y esta bondad de tu empeño
     de convertir nuestro sueño
     en una humilde alabanza.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
     gloria al Espíritu Santo,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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                SALMODIA
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Ant 1. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

Salmo 85 - Oración de un Pobre ante las Dificultades.
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas. (2Co 1,3.4)

Inclina tu oído, Señor; escúchame,
     que soy un pobre desamparado;
     protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
     salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
     que a ti te estoy llamando todo el día;
     alegra el alma de tu siervo,
     pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
     rico en misericordia con los que te invocan.
     Señor, escucha mi oración,
     atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
     y tú me escuchas.
     No tienes igual entre los dioses, Señor,
     ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
     a postrarse en tu presencia, Señor;
     bendecirán tu nombre:
     «Grande eres tú, y haces maravillas;
     tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
     para que siga tu verdad;
     mantén mi corazón entero
     en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
     daré gloria a tu nombre por siempre,
     por tu grande piedad para conmigo,
     porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
     una banda de insolentes atenta contra mi vida,
     sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
     lento a la cólera, rico en piedad y leal,
     mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
     salva al hijo de tu esclava;
     dame una señal propicia,
     que la vean mis adversarios y se avergüencen,
     porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
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Lectura Breve:   1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación
por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros,
para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
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                Cántico Evangélico (Nunc dimittis)
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Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Cántico de Simeón: Lc 2, 29-32 - Cristo Luz de la naciones y Gloria de Israel.

Ahora, Señor, según tu promesa,
     puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
     a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
     y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario,
y haz que la simiente del reino
que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy
crezca y germine para la cosecha de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición

V. El Señor todopoderoso
     nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!

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                Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve Reina y Madre (española), Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, 
o con algún otro canto debidamente aprobado.
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1.  Dios te salve. (Versión Latinoamericana)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
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2.  Dios te salve, Reina y Madre (Versión española)

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
     vida, dulzura y esperanza nuestra,
     Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
     a ti suspiramos, gimiendo y llorando
     en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
     vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
     y después de este destierro muéstranos a Jesús,
     fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce siempre Virgen María!

V: ¡Ruega por nosotros Santa Madre de Dios!
R. Para que seamos dignos de alcanzar 
     las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
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3.       Madre del Redentor

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
     puerta del cielo siempre abierta,
     estrella del mar,
     ven a librar al pueblo que tropieza
     y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
     engendraste a tu santo Creador,
     y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
     y ten piedad de nosotros, pecadores.
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4.       Salve, Reina de los cielos

Salve, Reina de los cielos
     y Señora de los ángeles;
     salve, raíz; salve, puerta,
     que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
     entre todas la más bella;
     salve, oh hermosa doncella,
     ruega a Cristo por nosotros.

V: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
R: seamos siempre fieles en el terreno caminar. ¡Amén!
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5.       Bajo tu amparo

Bajo tu amparo nos acogemos,
       santa Madre de Dios,
       no desprecies las oraciones
       que te dirigimos en nuestras necesidades,
       antes bien, líbranos de todo peligro,
       oh, Virgen gloriosa y bendita. ¡Amén!
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6.       Reina del cielo, alégrate (Durante la Pascua)

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

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