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LAUDES - Oración de la mañana
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan
con la finalidad de santificar la mañana.
Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús,
El Señor, la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9)
y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).
Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
con la finalidad de santificar la mañana.
Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús,
El Señor, la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9)
y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).
Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Cuando
Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo
Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. (Cuando se
aplica la forma responsorial,
la asamblea repite la antífona después de cada estrofa)
Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el
24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
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Se añade el
Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
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Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
Salmo 94: Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día,
mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
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Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
Salmo
99 (opcional): Alegría de los
que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen
un himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Ant. El Señor es bueno, bendigan su nombre.
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Te doy gracias, Señor.
Te doy gracias, Señor,
¡Tanto estabas enojado
conmigo!
Tú eres un Dios de amor,
y ahora soy tu amigo,
te busco a cada instante y
te persigo.
Eres tú mi consuelo,
tú eres el Dios que salva
y da la vida;
eres todo el anhelo
de esta alma que va
herida,
ansiándote sin tasa ni
medida.
En mi tierra desierta,
tú de la salvación eres la
fuente;
eres el agua eterna
que se vuelve torrente,
y el corazón arrasa
dulcemente.
¡Quiero escuchar tu canto!
¡Que tu palabra abrace mi
basura
con alegría y llanto!
¡Que mi vida futura
espejo sea sin fin de tu
hermosura! ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
Salmo 50: Misericordia, Dios mío.
Renuévense en la mente y en el espíritu y vístanse de la nueva condición humana (Ef 4,23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión
borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi
culpa,
tengo siempre presente mi
pecado:
contra ti, contra ti solo
pequé,
cometí la maldad que
aborreces.
En la sentencia tendrás
razón,
en el juicio resultarás
inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi
madre.
Te gusta un corazón
sincero,
y en mi interior me inculcas
sabiduría.
Rocíame con el hisopo:
quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco
que la nieve.
Hazme oír el gozo y la
alegría,
que se alegren los huesos
quebrantados.
Aparta de mi pecado tu
vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón
puro,
renuévame por dentro con
espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu
rostro,
no me quites tu santo
espíritu.
Devuélveme la alegría de
tu salvación,
afiánzame con espíritu
generoso:
enseñaré a los malvados
tus caminos,
los pecadores volverán a
ti.
Líbrame de la sangre, oh
Dios, Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu
justicia.
Señor, me abrirás los
labios,
y mi boca proclamará tu
alabanza.
Los sacrificios no te
satisfacen:
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu
quebrantado;
un corazón quebrantado y
humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad,
favorece a Sión,
reconstruye las murallas
de Jerusalén:
entonces aceptarás los
sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán
novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Padre,
el que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros,
para salvarnos y restaurarnos a tu amistad.
Mira nuestro corazón contrito y nuestro espíritu afligido
y sana nuestra conciencia perturbada,
para que con la alegría y la fuerza del Espíritu Santo
podamos proclamar tu alabanza y gloria ante todas las naciones.
para salvarnos y restaurarnos a tu amistad.
Mira nuestro corazón contrito y nuestro espíritu afligido
y sana nuestra conciencia perturbada,
para que con la alegría y la fuerza del Espíritu Santo
podamos proclamar tu alabanza y gloria ante todas las naciones.
Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.
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Ant 2. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Ant 2. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
Cantico - Ha 3, 2-4. 13a. 15-19: Juicio de Dios
Levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación (Lc 21, 28)
Señor, he oído tu fama, me ha impresionado tu obra.
En medio de los años,
realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate
de la misericordia.
El Señor viene de Temán; el
Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el
cielo, la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día, su
mano destella velando su poder.
Sales a salvar a tu
pueblo, a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus
caballos,
revolviendo las aguas del océano.
revolviendo las aguas del océano.
Lo escuché y temblaron mis
entrañas,
al oírlo se estremecieron
mis labios;
me entró un escalofrío por
los huesos,
vacilaban mis piernas al
andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo
que nos oprime.
Aunque la higuera no echa
yemas
y las viñas no tienen
fruto,
aunque el olivo olvida su
aceituna
y los campos no dan
cosechas,
aunque se acaban las
ovejas del redil
y no quedan vacas en el
establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi
salvador.
El Señor soberano es mi
fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las
alturas.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
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Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén. †
Ant. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.
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Ant 3. Glorifica al Señor, Jerusalén. †
Salmo 147 - Acción de gracias por la restauración de Jerusalén
Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21, 9)
Glorifica al Señor, Jerusalén;
† alaba a tu
Dios, Sión:
que ha reforzado los
cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos
dentro de ti;
ha puesto paz en tus
fronteras,
te sacia con flor de
harina.
Él envía su mensaje a la
tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como
ceniza;
hace caer el hielo como
migajas
y con el frío congela las
aguas;
envía una orden, y se
derriten;
sopla su aliento, y
corren.
Anuncia su palabra a
Jacob,
sus decretos y mandatos a
Israel;
con ninguna nación obró
así,
ni les dio a conocer sus
mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Oración del salmo
Señor,
estableciste la paz dentro de las fronteras de Jerusalén.
Da la plenitud de la paz ahora a tu pueblo fiel.
Que la paz nos gobierne en esta vida y nos posea en la vida eterna.
Estás a punto de llenarnos con lo mejor del trigo:
garantiza que lo que vemos ahora débilmente como en un espejo,
podemos llegar a percibirlo claramente en el brillo de tu verdad.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén. †
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Da la plenitud de la paz ahora a tu pueblo fiel.
Que la paz nos gobierne en esta vida y nos posea en la vida eterna.
Estás a punto de llenarnos con lo mejor del trigo:
garantiza que lo que vemos ahora débilmente como en un espejo,
podemos llegar a percibirlo claramente en el brillo de tu verdad.
Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén. †
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Lectura Breve Ef
2, 13-16
Ahora están en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo,
están cerca los que antes estaban lejos. Él es nuestra paz.
Ahora están en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo,
están cerca los que antes estaban lejos. Él es nuestra paz.
Él ha hecho de los dos
pueblos una sola cosa,
derribando con su carne el muro que los separaba: el odio.
derribando con su carne el muro que los separaba: el odio.
Él ha abolido la ley con
sus mandamientos y reglas,
haciendo las paces, para crear con los dos,
haciendo las paces, para crear con los dos,
en él, un solo hombre
nuevo.
Reconcilió con Dios a los
dos pueblos,
uniéndolos en un solo
cuerpo mediante la cruz,
dando muerte, en él, al
odio.
Silencio sagrado (indicado
por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. Invoco al Dios
Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
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Cántico Evangélico (Benedictus)
Los cánticos son tomados del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al inicio de su proclamación.
Los cánticos evangélicos son solo tres: Benedictus, (Laudes) Magnificat (Vísperas) y Nunc dimittis (Completas).
El Benedictus, cántico de Zacarías, padre de Juan Bautista, canta la venida del Mesías, como bendición de Dios, "sol que nace de lo alto",
por lo que su proclamación en Laudes refuerza el sentido matutino simbólico de la oración.
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Ant. Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el Sol que nace de lo
alto.
Cántico de Zacarías: Lc 1, 68-79 - El Mesías y su Precursor
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Cántico de Zacarías: Lc 1, 68-79 - El Mesías y su Precursor
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el Sol que nace de lo
alto.
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Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo
Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo
Adoremos a Cristo que, en virtud del Espíritu eterno,
se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha,
para purificar nuestra conciencia de las obras muertas, y digámosle con fe:
R./ Nuestra paz,
Señor, es cumplir tu voluntad.
Tú que nos has dado la luz
del nuevo día,
– concédenos
también caminar por sendas de vida nueva.
Tú que todo lo has creado
con tu poder, y con tu providencia lo conservas todo,
– ayúdanos a
descubrirte presente en todas tus criaturas.
Tú que has sellado en tu
sangre un pacto nuevo y eterno,
– haz que,
obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esta alianza.
Tú que, colgado en la
cruz, quisiste que de tu costado manara agua con la sangre,
– purifica con
esta agua nuestros pecados
y alegra con este manantial a la ciudad de Dios.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
y alegra con este manantial a la ciudad de Dios.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que Dios nos ha adoptado como hijos,
oremos al Padre como nos enseñó el Señor:
- Padre Nuestro…
Oración
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que,
del mismo modo que hemos cantado tus alabanzas
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que,
del mismo modo que hemos cantado tus alabanzas
en esta celebración
matutina,
así las podamos cantar
también plenamente,
con la asamblea de tus santos, por toda la eternidad.
con la asamblea de tus santos, por toda la eternidad.
Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. † El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo Ordinario. Viernes, salterio II
De la Feria.
VÍSPERAS - Oración de la tarde
al nacer comenzamos a
existir.
Y al morir dejamos de
existir,
pero no dejamos de
ser.
Somos seres espirituales
que vivimos una
aventura terrenal".
Teilhard de Chardin
Sus
motivos aluden al fin del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por eso tienen dos vísperas:
las
«primeras», que son la tarde anterior (la
del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. † Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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V. † Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Oh Cristo, tú no tienes.
Oh Cristo, tú
no tienes
la lóbrega mirada de la
muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo
verme.
Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del
costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará
esperando.
Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi
vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día
a día.
Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al
madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puro sobre el
suelo!
Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas
las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y
te sonría.
Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante
la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti de la
incesante lucha. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.
Salmo 114: Acción
de Gracias
Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios (Hch 14, 22)
Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios (Hch 14, 22)
Amo al Señor, porque
escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído
hacia mí el día que lo invoco.
Me envolvían redes de
muerte,
me alcanzaron los lazos
del abismo,
caí en tristeza y
angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los
sencillos:
estando yo sin fuerzas, me
salvó.
Alma mía, recobra tu
calma,
que el Señor fue bueno
contigo:
arrancó mi alma de la
muerte,
mis ojos de las lágrimas, mis
pies de la caída.
Caminaré en presencia del
Señor
en el país de la vida.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del
Salmo
Dios de poder y misericordia, a través de la pasión y resurrección de tu Hijo
nos has liberado de los lazos de la muerte y la angustia de la separación de ti.
Quédate siempre con nosotros en nuestra peregrinación;
entonces cantaremos en lugar de llorar. Haz que nuestros pies no tropiecen,
para que podamos seguirte hasta que lleguemos al descanso eterno.
Dios de poder y misericordia, a través de la pasión y resurrección de tu Hijo
nos has liberado de los lazos de la muerte y la angustia de la separación de ti.
Quédate siempre con nosotros en nuestra peregrinación;
entonces cantaremos en lugar de llorar. Haz que nuestros pies no tropiecen,
para que podamos seguirte hasta que lleguemos al descanso eterno.
Ant. Arranca,
Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.
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Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 120: El
guardián del pueblo
No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno, (Apoc. 7, 16)
No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno, (Apoc. 7, 16)
Levanto mis ojos a los
montes:
¿de dónde me vendrá el
auxilio?
El auxilio me viene del
Señor,
que hizo el cielo y la
tierra.
No permitirá que resbale
tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su
sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará
daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo
mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus
entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración del salmo
Señor
Jesucristo,
has preparado un lugar tranquilo para nosotros en el hogar eterno de tu Padre.
has preparado un lugar tranquilo para nosotros en el hogar eterno de tu Padre.
Vigila
nuestro bienestar en este peligroso viaje,
protégenos del calor del día
y mantén nuestras vidas libres de maldad hasta el final.
protégenos del calor del día
y mantén nuestras vidas libres de maldad hasta el final.
Ant. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
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Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico - Ap
15,3-4: Himno de Adoración.
Tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salvación, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. (S Columbano)
Tú eres todo lo nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salvación, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. (S Columbano)
Grandes y maravillosas son tus obras
Señor, Dios
omnipotente,
justos y
verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no
temerá, Señor, y glorificará tu nombre?
Porque tú solo
eres santo,
porque vendrán todas las naciones
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán
en tu acatamiento,
porque tus
juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
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Lectura Breve 1Co 2, 7-10a
Enseñamos una sabiduría
divina, misteriosa, escondida,
predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido;
pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido;
pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito:
«Ni el ojo vio, ni el oído oyó,
ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.»
ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.»
Y Dios nos lo ha revelado
por el Espíritu.
Silencio sagrado (indicado
por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Cristo murió
por los pecados, para conducirnos a Dios.
R. Cristo murió
por los pecados, para conducirnos a Dios.
V. En verdes
praderas me hace recostar.
R. Para conducirnos a Dios.
R. Para conducirnos a Dios.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió
por los pecados, para conducirnos a Dios.
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Cántico Evangélico (Magníficat)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al principio de su proclamación.
El Magnificat, (Canto de María) es un canto de gratitud de la Virgen al caer la tarde cuando el Ángel la encontró en oración.
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Cántico Evangélico (Magníficat)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al principio de su proclamación.
El Magnificat, (Canto de María) es un canto de gratitud de la Virgen al caer la tarde cuando el Ángel la encontró en oración.
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Ant. Acuérdate de tu misericordia, Señor,
como lo habías prometido a nuestros
padres.
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor.
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo, y
su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Acuérdate de tu
misericordia, Señor,
como lo habías prometido a nuestros padres.
como lo habías prometido a nuestros padres.
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Preces o Intercesiones
Bendigamos ahora al Señor
Jesús, que en su vida mortal
escuchó siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y con amor
secaba las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
escuchó siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y con amor
secaba las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:
R./ Señor, ten
piedad de tu pueblo.
Señor Jesucristo, tú que
consolaste a los tristes y deprimidos,
– pon ahora tus
ojos en las lágrimas de los pobres.
Escucha los gemidos de los
agonizantes
– y envíales tus
ángeles para que los alivien y conforten.
Que los emigrantes sientan
tu providencia en su destierro,
– que puedan
regresar a su patria y que un día alcancen también la eterna.
Que los pecadores se
ablanden a tu amor
– y se
reconcilien contigo y con tu Iglesia.
Perdona las faltas de los
que han muerto
– y dales la
plenitud de tu salvación.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Con el gozo que nos da el
saber que somos hijos de Dios,
digamos con plena confianza:
- Padre
nuestro...
Oración Conclusiva
Oh Dios, que, de una
manera admirable,
has manifestado tu
sabiduría escondida,
con el escándalo de la
cruz,
concédenos contemplar con
tal plenitud de fe
la gloria de la pasión de
tu Hijo
que siempre nos gloriemos
confiadamente en la cruz de Jesucristo.
Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Conclusión:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
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Fórmula larga:
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
custodie sus corazones y sus pensamientos
en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
(† se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. † El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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COMPLETAS
Oración antes del descanso nocturno
Oración antes del descanso nocturno
“Él habita en nosotros como el alma en el cuerpo,
a condición de que seamos miembros sanos de él,
de que estemos muertos al pecado."
(San Columbano)
a condición de que seamos miembros sanos de él,
de que estemos muertos al pecado."
(San Columbano)
Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia
simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque
hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre
-aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
-aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. † Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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“Estamos llamados a tener una conciencia limpia hacia Dios y hacia los hombres,
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones y nuestro descanso.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente y que pidamos la misericordia de Dios
cuando nos sintamos débiles, tentados e incompletos y que le pidamos Su fortaleza para mejorar”.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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“Estamos llamados a tener una conciencia limpia hacia Dios y hacia los hombres,
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones y nuestro descanso.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente y que pidamos la misericordia de Dios
cuando nos sintamos débiles, tentados e incompletos y que le pidamos Su fortaleza para mejorar”.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es muy de alabar que, después de la
invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios
nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios
nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen
de Conciencia (Fórmula 3)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico. Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Cuando la luz del sol es ya
poniente.
Cuando
la luz del sol es ya poniente,
gracias,
Señor, es nuestra melodía;
recibe,
como ofrenda, amablemente,
nuestro
dolor, trabajo y alegría.
Si
poco fue el amor en nuestro empeño
de
darle vida al día que fenece,
convierta
en realidad lo que fue un sueño
tu
gran amor que todo lo engrandece.
Tu
cruz, Señor, redime nuestra suerte
de
pecadora en justa, e ilumina
la
senda de la vida y de la muerte
del
hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús,
Hijo del Padre, cuando avanza
la
noche oscura sobre nuestro día,
concédenos
la paz y la esperanza
de
esperar cada noche tu gran día. ¡Amén!
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Himno: Se inclina ya mi frente.
Se
inclina ya mi frente,
sellado
está el trabajo;
Señor,
tu pecho sea
la
gracia del descanso.
Mis
ojos se retiran,
la
voz deja su canto,
pero
el amor enciende
su
lámpara velando.
Lucero
que te fuiste,
con
gran amor amado,
en
tu gloria dormimos
y
en sueños te adoramos. ¡Amén!
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Himno: Antes
de cerrar los ojos.
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre
Dios.
Gracias por todas las
gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras
deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia, mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre
Dios.
Gloria al Padre
omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un
Dios. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. †
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. †
Salmo 87: Oración
de un, hombre gravemente enfermo
Ésta es su hora: la del poder de las tinieblas (Lc 22, 53)
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
Ésta es su hora: la del poder de las tinieblas (Lc 22, 53)
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito
en tu presencia;
† llegue
hasta ti mi súplica,
inclina tu
oído a mi clamor.
Porque mi alma
está colmada de desdichas,
y mi vida está
al borde del abismo;
ya me cuentan
con los que bajan a la fosa,
soy como un
inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los
caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales
ya no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has
colocado en lo hondo de la fosa,
en las
tinieblas del fondo;
tu cólera pesa
sobre mí,
me echas
encima todas tus olas.
Has alejado de
mí a mis conocidos,
me has hecho
repugnante para ellos:
encerrado, no
puedo salir,
y los ojos se
me nublan de pesar.
Todo el día te
estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
¿Harás tú
maravillas por los muertos?
¿Se alzarán
las sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en
el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad
en el reino de la muerte?
¿Se conocen
tus maravillas en la tiniebla,
o tu justicia
en el país del olvido?
Pero yo te
pido auxilio,
por la mañana
irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué,
Señor, me rechazas
y me escondes
tu rostro?
Desde niño fui
desgraciado y enfermo,
me doblo bajo
el peso de tus terrores,
pasó sobre mí
tu incendio,
tus espantos
me han consumido:
me rodean como
las aguas todo el día,
me envuelven
todos a una;
alejaste de mí
amigos y compañeros:
mi compañía
son las tinieblas.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. ¡Amén!
Ant. Señor, Dios
mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. †
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Lectura Breve: Jr 14, 9
Lectura Breve: Jr 14, 9
Tú estás en medio de
nosotros, Señor;
tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor, Dios nuestro.
tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor, Dios nuestro.
Silencio sagrado (indicado
por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
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Cántico Evangélico (Nunc Dimittis)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se oran o cantan de pie, al principio de su proclamación se hace la señal de la cruz.
Nunc dimittis “ahora dejas”– es el canto de gratitud de Simeón, por la promesa cumplida de ver al Salvador antes de reunirse con él.
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Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos
mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
Cántico de Simeón: Lc 2, 29-32
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Ahora, Señor, según tu
promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos
mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Conclusiva
Señor, Dios todopoderoso:
ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo
que reposó en el sepulcro, te pedimos que,
al levantarnos mañana, le imitemos también
resucitando a una vida nueva.
Por Jesucristo nuestro Señor. ¡Amén!
ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo
que reposó en el sepulcro, te pedimos que,
al levantarnos mañana, le imitemos también
resucitando a una vida nueva.
Por Jesucristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición
Bendición
V. † El Señor todopoderoso nos conceda
una noche tranquila y una santa muerte.
una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo,
o con algún otro canto debidamente aprobado.
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1.
Dios te salve, Reina y Madre
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
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2. Madre del Redentor
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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3. Salve, Reina de los cielos
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta, que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta, que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
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4.
Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
Oh, Virgen gloriosa y bendita.
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
Oh, Virgen gloriosa y bendita.
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5. Reina del cielo, alégrate
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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6. "María la Aurora" Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist
6. "María la Aurora" Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist
María la Aurora, Cristo el perfecto día;
¡María, la puerta, Cristo, el camino celestial!
María la raíz, Cristo la vid mística;
¡María la uva, Cristo el vino sagrado!
María la gavilla de trigo, Cristo el pan vivo;
¡María el rosal, Cristo la rosa rojo sangre!
María la fuente, Cristo la corriente limpiadora;
¡María el cáliz, Cristo la sangre salvadora!
María el Templo, Cristo el Señor del Templo;
¡María el Santuario, Cristo el Dios adorado!
María el faro, Cristo el lugar de descanso;
¡María el espejo, Cristo la visión bendita!
María la Madre, Cristo el Hijo de la Madre.
Ambos siempre benditos por los tiempos sin fin. ¡Amén!
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