LAUDES
"Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: La Virgen santa, grávida del Verbo.
O bien:
O bien:
Himno: María subió a la montaña.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Ant. En cuanto Isabel oyó el saludo de María,
Canten al Señor un cántico nuevo,
Ant. Dichosa tú, María, que has creído,
Responsorio Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
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Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir:
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
V. Pueden ir en Paz.
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Himno: Una mujer creyente de Israel.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación,
salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
Tú que encomendaste a María
la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
V. Pueden ir en Paz.
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
El corazón se dilata
Salmo 129, 2-6: Desde lo hondo a ti grito, Señor.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Gál 2, 16)
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Oración de la mañana
"Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Toda
su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la
resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la
primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio
antes del himno.
Si no, † se
hace la señal de la cruz mientras se dice:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del
Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo
94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de
Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Verdaderamente ha resucitado el Señor.
¡Aleluya!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor.
¡Aleluya!
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Himno: La Virgen santa, grávida del Verbo.
La Virgen
santa, grávida del Verbo,
en alas del
Espíritu camina;
la Madre que
llevaba la Palabra,
de amor
movida, sale de visita.
Y sienten las
montañas silenciosas,
y el mundo
entero en sus entrañas vivas,
que al paso de
la Virgen ha llegado
el anunciado
gozo del Mesías.
Alborozado
Juan por su Señor,
en el seno,
feliz se regocija,
y por nosotros
rinde el homenaje
y al Hijo
santo da la bienvenida.
Bendito en la
morada sempiterna
aquel que tú
llevaste, Peregrina,
aquel que, con
el Padre y el Espíritu,
al
bendecirte a ti nos bendecía. ¡Amén!
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O bien:
Himno: Y
salta el pequeño Juan.
Y salta el pequeño Juan
Y salta el pequeño Juan
en el seno de
Isabel.
Duerme en el
tuyo Jesús.
Todos se
salvan por él.
Cuando el
ángel se alejó,
María salió al
camino.
Dios ya estaba
entre los hombres.
¿Cómo tenerle
escondido?
Ya la semilla
de Dios
crecía en su
blando seno.
Y un apóstol
no es apóstol
si no es
también mensajero.
Llevaba a Dios
en su entraña
como una pre-eucaristía.
¡Ah, qué
procesión del Corpus
la que se
inició aquel día!
Y, al saludar
a su prima,
Juan en el
seno saltó.
Que Jesús
tenía prisa
de empezar su
salvación.
Desde
entonces, quien te mira
siente el
corazón saltar.
Sigues
salvando, Señora,
a
quien te logre encontrar. ¡Amén!
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O bien:
Himno: María subió a la montaña.
María subió a
la montaña,
y en ella
subió el Señor;
supo Isabel el
misterio,
y Juan exultó
a su voz.
El lucero aún
no nacía
ni había
aparecido el Sol;
no hablaba aún
la Palabra
y el pregonero
exultó.
Los vecinos,
asombrados
y mudos de
admiración,
vieron llegar
por María
la Buena Nueva
de Dios. Amén!
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SALMODIA
Ant 1. María se puso en camino
y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá. ¡Aleluya!
Salmo 62, 2-9: El Alma Sedienta de Dios.
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios,
Ant 1. María se puso en camino
y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá. ¡Aleluya!
Salmo 62, 2-9: El Alma Sedienta de Dios.
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios,
por ti madrugo, mi alma
está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de
ti,
como tierra reseca,
agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el
santuario
viendo tu fuerza y tu
gloria!
Tu gracia vale más que la
vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares
exquisitos,
y mis labios te alabarán
jubilosos.
En el lecho me acuerdo de
ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas
canto con jubilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. María se puso en camino
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. María se puso en camino
y fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá. ¡Aleluya!
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Ant 2. En cuanto Isabel oyó el saludo de María,
saltó la criatura en su vientre y se llenó Isabel del Espíritu Santo. ¡Aleluya!
Cantico - Dn 3, 57-88. 56: Toda la Creación Alabe al Señor
Alaben al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
Ant 2. En cuanto Isabel oyó el saludo de María,
saltó la criatura en su vientre y se llenó Isabel del Espíritu Santo. ¡Aleluya!
Cantico - Dn 3, 57-88. 56: Toda la Creación Alabe al Señor
Alaben al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendigan al Señor;
cielos, bendigan al Señor.
Aguas del espacio, bendigan al Señor;
ejércitos del Señor, bendigan al Señor.
Sol y luna, bendigan al Señor;
astros del cielo, bendigan al Señor.
Lluvia y rocío, bendigan al Señor;
vientos todos, bendigan al Señor.
Fuego y calor, bendigan al Señor;
fríos y heladas, bendigan al Señor.
Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
témpanos y hielos, bendigan al Señor.
Escarchas y nieves, bendigan al Señor;
noche y día, bendigan al Señor.
Luz y tinieblas, bendigan al Señor;
rayos y nubes, bendigan al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendigan al Señor;
mares y ríos, bendigan al Señor.
Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
aves del cielo, bendigan al Señor.
Fieras y ganados, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor;
siervos del Señor, bendigan al Señor.
Almas y espíritus justos, bendigan al Señor;
santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No
se dice Gloria al Padre.
Ant. En cuanto Isabel oyó el saludo de María,
saltó la criatura en su vientre y
se llenó Isabel del Espíritu Santo. ¡Aleluya!
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Ant 3. Dichosa tú, María, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. ¡Aleluya!
Salmo 149 – Alegría de los Santos.
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Ant 3. Dichosa tú, María, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. ¡Aleluya!
Salmo 149 – Alegría de los Santos.
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Canten al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alaben su nombre con danzas,
cántenle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dichosa tú, María, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se
cumplirá. ¡Aleluya!
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Lectura Breve Jl
2,27-3,1
Sabrán que yo estoy en medio de Israel, el Señor, su Dios, el Único,
y mi pueblo no será confundido jamás. Después de eso,
derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán sus hijos e hijas.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Sabrán que yo estoy en medio de Israel, el Señor, su Dios, el Único,
y mi pueblo no será confundido jamás. Después de eso,
derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán sus hijos e hijas.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Cuando Isabel oyó el saludo de María, dijo a voz en grito:
«¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Cuando Isabel oyó el saludo de María, dijo a voz en grito:
«¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» ¡Aleluya!
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Ant. Cuando Isabel oyó el saludo de María, dijo a voz en grito:
«¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Cuando Isabel oyó el saludo de María, dijo a voz en grito:
«¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» ¡Aleluya!
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Preces
Elevemos nuestras súplicas al Salvador,
que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Elevemos nuestras súplicas al Salvador,
que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
R./ Que tu Madre,
Señor, interceda por nosotros.
Oh Sol de justicia, a
quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,
- haz que vivamos
siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Concédenos, Señor, imitar
a María, tu madre, que escogió la mejor parte,
- buscando el
alimento que perdura hasta la vida eterna.
Salvador del mundo, que,
con la eficacia de tu redención,
preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
- líbranos a
nosotros de toda culpa.
Redentor nuestro, que
hiciste de la Virgen María
tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
- haz también de
nosotros templos de tu Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir:
- Padre Nuestro…
Oración
Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María,
cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel,
concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María,
cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María,
cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel,
concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María,
cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si
se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En
el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro
no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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La
Visitación de la Virgen María, fiesta -
Común de Santa María Virgen.
Común de Santa María Virgen.
VÍSPERAS
Oración de la tarde
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día
activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor. Un horario
entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una
Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo
al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo
al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Una mujer creyente de Israel.
Una mujer
creyente de Israel
es para
siempre madre de la vida;
bendita por su
fe la nueva Eva,
morada santa
donde Dios habita.
Lo mismo que
Isabel, la santa Iglesia
hoy a su madre
alaba y felicita:
«¡Bendita
seas, Dios está contigo,
llena de
gracia al par, Virgen María!
Y bendito en
la morada sempiterna
aquel que tú
llevaste, Peregrina,
aquel que, con
el Padre y el Espíritu,
al bendecirte a ti nos
bendecía.» ¡Amén!
____________________________________________
O bien:
O bien:
Himno: Y
salta el pequeño Juan.
Y salta el pequeño Juan
Y salta el pequeño Juan
en el seno de
Isabel.
Duerme en el
tuyo Jesús.
Todos se
salvan por él.
Cuando el
ángel se alejó,
María salió al
camino.
Dios ya estaba
entre los hombres.
¿Cómo tenerle
escondido?
Ya la semilla
de Dios
crecía en su
blando seno.
Y un apóstol
no es apóstol
si no es
también mensajero.
Llevaba a Dios
en su entraña
como una pre-eucaristía.
¡Ah, qué
procesión del Corpus
la que se
inició aquel día!
Y, al saludar
a su prima,
Juan en el
seno saltó.
Que Jesús
tenía prisa
de empezar su
salvación.
Desde
entonces, quien te mira
siente el
corazón saltar.
Sigues
salvando, Señora,
a quien te logre encontrar. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. María entró en
casa de Zacarías y saludó a Isabel. ¡Aleluya!
Salmo 121: La
ciudad santa de Jerusalén
Se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12,22)
Se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12,22)
¡Qué alegría cuando me
dijeron:
«Vamos a la casa del
Señor»!
Ya están pisando nuestros
pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de
Israel,
a celebrar el nombre del
Señor;
en ella están los
tribunales de justicia,
en el palacio de David.
Deseen la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te
aman,
haya paz dentro de tus
muros,
seguridad en tus
palacios».
Por mis hermanos y
compañeros,
voy a decir: «La paz
contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. María entró en
casa de Zacarías y saludó a Isabel. ¡Aleluya!
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Ant 2. En cuanto tu saludo llegó a mis oídos,
la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Aleluya!
Ant 2. En cuanto tu saludo llegó a mis oídos,
la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Aleluya!
Salmo 126: El
esfuerzo humano es inútil sin Dios.
Si el Señor no construye
la casa,
en vano se cansan los
albañiles;
si el Señor no guarda la
ciudad,
en vano vigilan los
centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy
tarde,
que comáis el pan de
vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos
mientras duermen!
La herencia que da el
Señor son los hijos;
su salario, el fruto del
vientre:
son saetas en manos de un
guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que
llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando
litigue
con su adversario en la
plaza.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. En cuanto tu
saludo llegó a mis oídos,
la criatura saltó de alegría en mi
vientre. ¡Aleluya!
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Ant 3. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¡Aleluya!
Ant 3. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¡Aleluya!
Cántico - Efesios
1, 3-10: El Dios Salvador.
Bendito sea Dios,
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase
de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió
en la persona de Cristo,
antes de crear
el mundo,
para que
fuésemos santos
e
irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha
destinado en la persona de Cristo,
por pura
iniciativa suya,
a ser sus
hijos,
para que la
gloria de su gracia,
que tan
generosamente nos ha concedido
en su querido
Hijo,
redunde en
alabanza suya.
Por este Hijo,
por su sangre,
hemos recibido
la redención,
el perdón de
los pecados.
El tesoro de
su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a
conocer el misterio de su voluntad.
Este es el
plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase
el momento culminante:
recapitular en
Cristo todas las cosas
del cielo y de
la tierra.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Bendita tú
entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¡Aleluya!
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Lectura Breve 1P 5,5b-7
Tengan sentimientos de
humildad unos con otros,
porque Dios resiste a los soberbios, para dar su gracia a los humildes.
Inclínense, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, los ensalce.
Descarguen en él todo su agobio, que él se interesa por ustedes.
porque Dios resiste a los soberbios, para dar su gracia a los humildes.
Inclínense, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, los ensalce.
Descarguen en él todo su agobio, que él se interesa por ustedes.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Los discípulos se
llenaron de alegría. ¡Aleluya, aleluya!
R. Los discípulos se
llenaron de alegría. ¡Aleluya, aleluya!
V. Al ver al Señor.
R. ¡Aleluya, aleluya!
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se
llenaron de alegría. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico
Evangélico
Ant. Me felicitarán
todas las generaciones,
porque Dios ha mirado la humillación de su esclava. ¡Aleluya!
porque Dios ha mirado la humillación de su esclava. ¡Aleluya!
Cántico de María
- Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador;
porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a
sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su
brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los
poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los
colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a
nuestros padres-
en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Me felicitarán
todas las generaciones,
porque Dios ha mirado la humillación de
su esclava. ¡Aleluya!
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Preces
Proclamemos las grandezas
de Dios Padre todopoderoso,
que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo,
y supliquémosle, diciendo:
que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo,
y supliquémosle, diciendo:
R./ Que la llena
de gracia interceda por nosotros.
Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación,
salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
- y a todos
abundancia de salud y de paz.
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
- y que todos los
fieles perseveren unánimes
en la oración con María, la madre de Jesús.
en la oración con María, la madre de Jesús.
Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
- haz que los que
viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.
Tú que encomendaste a María
la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
- haz que, por su
intercesión,
todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.
todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.
Tú que coronaste a María
como reina del cielo,
- haz que los
difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Haz, Señor, que los
moribundos y los que ya han muerto,
- obtengan tu
misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José.
Porque somos miembros de
la familia de Dios, nos atrevemos a decir:
- Padre
nuestro...
Oración
Dios todopoderoso, tú que
inspiraste a la Virgen María,
cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel,
concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María,
cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel,
concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María,
cantar tus maravillas durante toda nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si
se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En
el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro
no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Visitación de la Virgen María, fiesta - Común de Santa María Virgen.
COMPLETAS
Oración antes
del descanso nocturno
Sus textos aluden al sueño,
y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que
efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas
o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que
efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas
o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación
Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Examen
de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
____________________________________________
O bien:
O bien:
Examen
de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
____________________________________________
O bien:
O bien:
Examen
de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten
piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: El
corazón se dilata.
El corazón se dilata
sin noche en tu santo
cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu
premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro
sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu
reino. ¡Amén!
____________________________________________
O bien:
O bien:
Himno: Tú, a
quien he buscado, Señor.
Tú, a quien he buscado,
Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta
noche.
Tú, a quien he cantado,
Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta
noche.
Tú, a quien yo he negado,
Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta
noche. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. ¡Aleluya,
aleluya, aleluya!
Salmo 30, 2-6: Súplica
Confiada y Acción de Gracias.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Gál 2, 16)
A ti, Señor, me acojo:
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Gál 2, 16)
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo
nunca defraudado;
tú, que eres
justo, ponme a salvo,
inclina tu
oído hacia mí;
ven aprisa a
librarme,
sé la roca de
mi refugio,
un baluarte
donde me salve,
tú que eres mi
roca y mi baluarte;
por tu nombre
dirígeme y guíame:
sácame de la
red que me han tendido,
porque tú eres
mi amparo.
En tus manos
encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios
leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Aleluya,
aleluya, aleluya!
____________________________________________
Ant. ¡Aleluya,
aleluya, aleluya!
Salmo 129, 2-6: Desde lo hondo a ti grito, Señor.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Gál 2, 16)
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha
mi voz;
estén tus
oídos atentos
a la voz de mi
súplica.
Si llevas
cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti
procede el perdón,
y así infundes
respeto.
Mi alma espera
en el Señor,
espera en su
palabra;
mi alma
aguarda al Señor,
más que el
centinela la aurora.
Aguarde Israel
al Señor,
como el
centinela la aurora;
porque del
Señor viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá
a Israel
de todos sus
delitos.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Aleluya,
aleluya, aleluya!
____________________________________________________________________________________________________________________________________
Lectura
Breve: Ef 4, 26-27
No lleguen a pecar; que la
puesta del sol no los sorprenda en su enojo.
No dejen lugar al diablo.
No dejen lugar al diablo.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio
Breve
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. ¡Aleluya, aleluya!
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. ¡Aleluya, aleluya!
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. ¡Aleluya,
aleluya!
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico
Evangélico
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
Cántico de
Simeón Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu
promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz,
porque mis ojos han visto
a tu Salvador,
a quien has presentado
ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo
Israel.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
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Oración
Conclusiva
Señor Jesucristo, tú que
eres manso y humilde de corazón
ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera;
dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado:
que podamos descansar durante la noche para que así,
renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes
en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!
ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera;
dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado:
que podamos descansar durante la noche para que así,
renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes
en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Bendición
V. El Señor
todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
Dios te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh
piadosa,
oh dulce Virgen María!
oh dulce Virgen María!
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