LAUDES
Oración de la mañana
"Si el alma hace
buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó,
por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó,
por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Toda
su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la
resurrección.
En las comunidades religiosas,
el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar
al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
NOTA: El Salmo-Oración está traducido y adaptado
del Oficio Divino en Inglés para Norteamérica.
En las comunidades religiosas,
el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar
al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
NOTA: El Salmo-Oración está traducido y adaptado
del Oficio Divino en Inglés para Norteamérica.
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Invitatorio
Cuando
Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo
Invitatorio antes del himno.
Si no, † se hace la señal de la cruz mientras se dice:
Si no, † se hace la señal de la cruz mientras se dice:
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará
tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Salmo del Invitatorio
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el
66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Se añade el Salmo del
Invitatorio con su antífona:
Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día
tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo
94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los
redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que
corresponda y la asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de
Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se
abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que
corresponda y la asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Himno: La bella flor que en
el suelo.
La bella flor que en el suelo
plantada se vio marchita
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el
cielo.
De tierra estuvo
cubierta,
pero no fructificó
del todo, hasta que
quedó
en un árbol seco
injerta.
Y, aunque a los ojos del
suelo
se puso después
marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el
cielo.
Toda es de flores la
fiesta,
flores de finos olores,
mas no se irá todo en
flores,
porque flor de fruto es
ésta.
Y, mientras su Iglesia
grita
mendigando algún
consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el
cielo.
Que nadie se sienta
muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega
al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la Cristiandad se
quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el
cielo. ¡Amén!
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O Bien:
Himno: Estaba al alba María.
Estaba al alba María,
llamándole con sus
lágrimas.
Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer
día.
Envuelto en la blanca
túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que
aguarda.
Mueva el Espíritu al
aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la
Pascua
de la carne sin
mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el
esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada.
¡Amén!
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O Bien:
Himno:
Dejado ya el descanso de la noche.
Dejado ya el descanso de la noche,
despierto en la alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine
como ilumina el sol.
No sé lo que será del nuevo día
Dejado ya el descanso de la noche,
despierto en la alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine
como ilumina el sol.
No sé lo que será del nuevo día
que entre luces y sombras
viviré,
pero sé que, si tú vienes
conmigo,
no fallará mi fe.
Tal vez me esperen horas
de desierto
amargas y sedientas, mas
yo sé
que, si vienes conmigo de
camino,
jamás yo tendré sed.
Concédeme vivir esta
jornada
en paz con mis hermanos y
mi Dios,
al sentarnos los dos para
la cena,
párteme el pan, Señor.
Recibe, Padre santo,
nuestro ruego,
acoge por tu Hijo la
oración
que fluye del Espíritu en
el alma
que sabe de tu
amor. ¡Amén!
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SALMODIA
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Ant 1. El que bajó
es el mismo que ha subido también a lo más
alto de los cielos. ¡Aleluya!
Salmo 23: Entrada Solemne de Dios en su Templo.
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
Salmo 23: Entrada Solemne de Dios en su Templo.
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus
habitantes:
El la fundó sobre los
mares,
El la afianzó sobre los
ríos.
¿Quién puede subir al
monte del Señor?
¿Quién puede estar en el
recinto sacro?
El hombre de manos
inocentes
y puro corazón,
que no confía en los
ídolos
ni jura contra el prójimo
en falso.
Ese recibirá la bendición
del Señor,
le hará justicia el Dios
de salvación.
Este es el grupo que busca
al Señor,
que viene a tu presencia,
Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los
dinteles,
levántense, puertas
antiguas:
va a entrar el Rey de la
gloria.
¿Quién es ese Rey de la
gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la
guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levántense, puertas
antiguas:
va a entrar el Rey de la
gloria.
¿Quién es ese Rey de la
gloria?
El Señor, Dios de los
ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Salmo-Oración
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Salmo-Oración
Rey de la gloria, Señor de
poder y fuerza,
limpia nuestros corazones de todo pecado,
preserva la inocencia de nuestras manos y guarda nuestra mente de la vanidad,
para que podamos merecer tu bendición en tu lugar santo. ¡Amén!
Ant. El que bajó
es el mismo que ha subido también a lo más alto de los cielos. ¡Aleluya!
limpia nuestros corazones de todo pecado,
preserva la inocencia de nuestras manos y guarda nuestra mente de la vanidad,
para que podamos merecer tu bendición en tu lugar santo. ¡Amén!
Ant. El que bajó
es el mismo que ha subido también a lo más alto de los cielos. ¡Aleluya!
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Ant 2. Ensalcen al
rey del cielo y alégrense de su grandeza. ¡Aleluya!
Cantico - Tb 13, 1-10: Esperanza de Israel en Babilonia
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que en su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva (I P1, 3)
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
Cantico - Tb 13, 1-10: Esperanza de Israel en Babilonia
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que en su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva (I P1, 3)
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los
siglos: él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca
de él,
y no hay quien escape de su mano.
y no hay quien escape de su mano.
Denle gracias, israelitas,
ante los gentiles,
porque él nos dispersó
entre ellos.
Proclamen allí su
grandeza,
ensálcenlo ante todos los vivientes:
ensálcenlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y
Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.
nuestro Padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros
delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre
todas las naciones
por donde están
dispersados.
Si vuelven a Él de todo
corazón y con toda el alma,
siendo sinceros con él, Él
volverá a ustedes
y no les ocultará su
rostro.
Verán lo que hará con
ustedes,
le darán gracias a boca llena,
le darán gracias a boca llena,
bendecirán al Señor de la
justicia
y ensalzarán al rey de los siglos.
y ensalzarán al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi
cautiverio,
anuncio su grandeza y su
poder a un pueblo pecador.
Conviértanse, pecadores,
obren rectamente en su presencia:
obren rectamente en su presencia:
quizá les mostrará
benevolencia y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al
rey del cielo,
y me alegraré de su
grandeza.
Anuncien todos los pueblos
sus maravillas
y alábenle sus elegidos en
Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ensalcen al rey del cielo y alégrense de su grandeza. ¡Aleluya!
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Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ensalcen al rey del cielo y alégrense de su grandeza. ¡Aleluya!
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Ant 3. La tierra está llena de la bondad del Señor. ¡Aleluya!
Salmo 32 - Himno al Poder y a la Providencia de Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo (Jn 1,3)
Aclamen, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Den gracias al Señor con
la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
cántenle un cántico nuevo,
acompañando su música con aclamaciones:
acompañando su música con aclamaciones:
que la palabra del Señor
es sincera,
y todas sus acciones son leales,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el
derecho,
y su misericordia llena la tierra.
y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo
el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las
aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra
entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y
existió; él lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los
planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor
subsiste por siempre,
los proyectos de su
corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo
Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el
cielo, se fija en todos los hombres;
desde su morada observa a
todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón, y
comprende todas sus acciones.
No vence el rey por su
gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos
para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.
ni por su gran ejército se salva.
Los ojos del Señor están
puestos en sus fieles,
en los que esperan en su
misericordia,
para librar sus vidas de
la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el
Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro
corazón,
en su santo nombre confiamos.
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia,
Señor,
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Salmo-Oración
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Salmo-Oración
Alimenta a tu pueblo,
Señor, porque tenemos hambre de tu palabra.
Rescátanos de la muerte del pecado y llénanos con tu misericordia,
para que podamos compartir tu presencia y las alegrías de todos los santos.
Ant. La tierra está llena de la bondad del Señor. ¡Aleluya!
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Rescátanos de la muerte del pecado y llénanos con tu misericordia,
para que podamos compartir tu presencia y las alegrías de todos los santos.
Ant. La tierra está llena de la bondad del Señor. ¡Aleluya!
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Lectura Breve Hch 13, 30-33
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días
se apareció a los que con él habían subido de Galilea a Jerusalén:
éstos, efectivamente, dan ahora testimonio de él ante el pueblo.
Y nosotros les damos la buena nueva: la promesa que Dios hizo a nuestros padres
la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús,
según está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.»
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y
recibir en nuestros corazones la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la
voz pública de la Iglesia.
Responsorio
Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
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V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
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Cántico
Evangélico
Ant. La paz les dejo, aleluya, mi paz les doy. ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. La paz les dejo, aleluya, mi paz les doy. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
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Ant. La paz les dejo, aleluya, mi paz les doy. ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. La paz les dejo, aleluya, mi paz les doy. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
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Preces
Alabemos a Cristo,
que con su poder reconstruyó el templo destruido de su cuerpo, y supliquémosle:
R./ Concédenos, Señor, los frutos de tu resurrección.
Alabemos a Cristo,
que con su poder reconstruyó el templo destruido de su cuerpo, y supliquémosle:
R./ Concédenos, Señor, los frutos de tu resurrección.
Cristo Salvador, que en tu
resurrección
anunciaste la alegría a las mujeres y a los apóstoles y salvaste al universo entero,
anunciaste la alegría a las mujeres y a los apóstoles y salvaste al universo entero,
- conviértenos en
testigos de tu resurrección.
Tú que has prometido la
resurrección universal y has anunciado una vida nueva,
- haz de nosotros
mensajeros del Evangelio de la vida.
Tú que te apareciste
repetidas veces a los apóstoles
y les comunicaste el Espíritu Santo,
y les comunicaste el Espíritu Santo,
- renuévanos por
el Espíritu consolador.
Tú que prometiste estar
con tus discípulos hasta el fin del mundo,
- quédate hoy con
nosotros y sé siempre nuestro compañero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración,
diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Concluyamos nuestra oración,
diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro:
- Padre Nuestro…
Oración
Dios nuestro, que por la resurrección de Cristo
nos restituyes el derecho de entrar en la vida eterna,
fortifica la fe y la esperanza de tu pueblo, para que esperemos siempre
confiadamente la realización de todo aquello que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la
comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en
una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo Pascual – Marte de la Semana V – Propio del Tiempo. Salterio
I
VÍSPERAS
Oración de la tarde
Sus motivos aluden al fin del trabajo
y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior
y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior
y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Cantarán, llorarán razas y hombres
Cantarán, llorarán razas y hombres,
buscarán la esperanza en el dolor,
el secreto de vida es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar los que lloraban,
brillará en su mirar la luz del sol,
ya la causa del hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre cánticos alegres
los que fueron llorando a su labor,
traerán en sus brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios Padre eternamente
la alabanza de gracias por su don,
en Jesús ha brillado su Amor santo:
resucitó el Señor. Amén.
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O Bien:
Cantarán, llorarán razas y hombres,
buscarán la esperanza en el dolor,
el secreto de vida es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar los que lloraban,
brillará en su mirar la luz del sol,
ya la causa del hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre cánticos alegres
los que fueron llorando a su labor,
traerán en sus brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios Padre eternamente
la alabanza de gracias por su don,
en Jesús ha brillado su Amor santo:
resucitó el Señor. Amén.
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O Bien:
Himno: Porque
anochece ya.
Porque anochece ya,
porque es tarde, Dios mío,
porque temo perder
las huellas del camino,
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde!
¡Quédate al fin conmigo!. ¡Amén!
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SALMODIA
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Ant 1. Ha llegado el reino de Dios y el poder de su Cristo. ¡Aleluya!
Salmo 19: - Oración
por la Victoria del Rey.
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán (Hch 2,21)
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán (Hch 2,21)
Que te escuche el Señor el
día del peligro,
que te sostenga el nombre
del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde
el santuario,
que te apoye desde el
monte Sión;
que se acuerde de todas
tus ofrendas,
que le agraden tus
sacrificios;
que cumpla el deseo de tu
corazón,
que dé éxito a todos tus
planes.
Que podamos celebrar tu
victoria
y en el nombre de nuestro
Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda
todo lo que pides.
Ahora reconozco que el
Señor
da la victoria a su
Ungido,
que lo ha escuchado desde
su santo cielo,
con los prodigios de su
mano victoriosa.
Unos confían en sus
carros,
otros en su caballería;
otros en su caballería;
nosotros invocamos el
nombre del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al
rey
y escúchanos cuando te invocamos.
y escúchanos cuando te invocamos.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Salmo - Oración
Señor, Tú aceptaste el
sacrificio perfecto de tu Hijo en la cruz.
Escúchanos en tiempos de problemas y protégenos con el poder de su nombre,
para que los que compartimos su lucha en la tierra
podamos merecer una parte de su victoria.
Escúchanos en tiempos de problemas y protégenos con el poder de su nombre,
para que los que compartimos su lucha en la tierra
podamos merecer una parte de su victoria.
Ant. Ha llegado el reino de Dios y el poder de
su Cristo. ¡Aleluya!
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Ant 2. Has asumido, Señor, el poder y has empezado a reinar. ¡Aleluya!
Ant 2. Has asumido, Señor, el poder y has empezado a reinar. ¡Aleluya!
Salmo 20, 2-8.
14: Acción de Gracias por la Victoria del Rey.
El Señor
resucitado recibió la vida, años que se prolongan sin término (S. Ireneo)
Señor, el rey se alegra
por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu
victoria!
Le has concedido el deseo
de su corazón,
no le has negado lo que
pedían sus labios.
Te adelantaste a
bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza
una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has
concedido,
años que se prolongan sin
término.
Tu victoria ha
engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y
majestad.
Le concedes bendiciones
incesantes,
lo colmas de gozo en tu
presencia;
porque el rey confía en el
Señor,
y con la gracia del
Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu
fuerza,
y al son de instrumentos
cantaremos tu poder.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Salmo - Oración
Padre, Tú nos has dado
vida en esta tierra
y has venido a nuestro encuentro con la gracia de la redención.
Concédenos tu mejor bendición, la plenitud de la vida eterna.
y has venido a nuestro encuentro con la gracia de la redención.
Concédenos tu mejor bendición, la plenitud de la vida eterna.
Ant. Has asumido,
Señor, el poder y has empezado a reinar. ¡Aleluya!
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Ant 3. Tema al Señor la tierra entera, porque él lo dijo y existió. ¡Aleluya!
Ant 3. Tema al Señor la tierra entera, porque él lo dijo y existió. ¡Aleluya!
Cántico - Ap 4,
11; 5, 9-10. 12: Himno a Dios Creador.
Dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen. (San Columbano)
Dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen. (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios
nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el
universo;
porque por tu voluntad lo
que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el
libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste
para Dios
hombres de toda raza,
lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para
nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero
degollado
de recibir el poder, la
riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la
gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tema al Señor
la tierra entera, porque él lo dijo y existió. ¡Aleluya!
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Lectura Breve 1Pe 2, 4-5
Acercándose al Señor, la
piedra viva, rechazada por los hombres,
pero escogida y apreciada por Dios, también ustedes, como piedras vivas,
entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado,
para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
pero escogida y apreciada por Dios, también ustedes, como piedras vivas,
entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado,
para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y
recibir en nuestros corazones la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la
voz pública de la Iglesia.
Responsorio
Breve
V. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
R. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Al ver al Señor.
R. ¡Aleluya. Aleluya!
R. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
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Cántico
Evangélico
Ant. Si me amasen
de verdad, se alegrarían de que fuera yo al Padre. ¡Aleluya!
Cántico de María
- Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador;
porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a
sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su
brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los
poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma
de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a
nuestros padres-
en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Si me amasen
de verdad, se alegrarían de que fuera yo al Padre. ¡Aleluya!
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Preces
Con espíritu gozoso,
invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio vida
gloriosamente a vida nueva, y digámosle confiados:
gloriosamente a vida nueva, y digámosle confiados:
R./ Rey de la gloria,
escúchanos.
Te rogamos, Señor, por los
obispos, los presbíteros y los diáconos:
que sirvan con celo a tu pueblo
que sirvan con celo a tu pueblo
- y lo conduzcan
por los caminos del bien.
Te rogamos, Señor, por los
que sirven a tu Iglesia con el estudio de tu palabra:
- que escudriñen
tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por
todos los fieles de la Iglesia:
que combatan bien el combate de la fe
que combatan bien el combate de la fe
- y, habiendo
corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.
Tú que en la cruz
cancelaste la nota de cargo de nuestra deuda,
- destruye
también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Tú que al bajar al lugar de
los muertos abriste las puertas del abismo,
- recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
- recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
Terminemos nuestra oración
con las palabras del Señor:
- Padre
nuestro...
Oración
Dios nuestro, que por la
resurrección de Cristo nos restituyes
el derecho de entrar en la vida eterna, fortifica la fe y la esperanza de tu pueblo,
para que esperemos siempre confiadamente la realización
de todo aquello que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
el derecho de entrar en la vida eterna, fortifica la fe y la esperanza de tu pueblo,
para que esperemos siempre confiadamente la realización
de todo aquello que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la
comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en
una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo Pascual – Lunes de la Semana V – Propio del Tiempo. Salterio
I
COMPLETAS
Oración antes del descanso nocturno
Sus
textos aluden al sueño,
y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas
para cada día de la semana, es costumbre
-aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas
de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas
e invocaciones en tiempo pascual.
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y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas
para cada día de la semana, es costumbre
-aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas
de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas
e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
_____________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten
piedad.
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Himno: En ti, Señor, reposan nuestras vidas.
En
ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. ¡Amén!
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. ¡Amén!
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O Bien:
O Bien:
Himno: El corazón se dilata.
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. ¡Amén!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
SALMODIA
Ant 1. ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Salmo 142, 1-11 - Lamentación y Súplica ante la
Angustia.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende
a mi súplica;
tú que eres justo,
escúchame.
No llames a juicio a tu
siervo,
pues ningún hombre vivo es
inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a
muerte,
empuja mi vida al
sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya
olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí
está yerto.
Recuerdo los tiempos
antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus
manos
y extiendo mis brazos
hacia ti:
tengo sed de ti como
tierra reseca.
Escúchame en seguida,
Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan
a la fosa.
En la mañana hazme
escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he
de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo,
Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu
voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor,
consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame
de la angustia.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Aleluya,
aleluya, aleluya!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Lectura
Breve: 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para
obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo,
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y
recibir en nuestros corazones la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la
voz pública de la Iglesia.
Responsorio
Breve
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. ¡Aleluya, aleluya!
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. ¡Aleluya,
aleluya!
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu. ¡Aleluya, aleluya!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico
Evangélico
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
Cántico de
Simeón Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu
promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz,
porque mis ojos han visto
a tu Salvador,
a quien has presentado
ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo
Israel.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Oración
Ilumina, Señor, nuestra
noche y concédenos un descanso tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Bendición
V. El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Dios te salve, Reina y
Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus
ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu
vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
_____________________________________________________________________________
Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
_____________________________________________________________________________
Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del
Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo
que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de
cielo y tierra,
engendraste a tu santo
Creador,
y permaneces siempre
virgen.
Recibe el saludo del
ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
_____________________________________________________________________________
Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los
cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a nuestra
luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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