Tiempo Pascual – Lunes de la Cuarta Semana – Salterio IV.
LAUDES
Oración
de la mañana
"Si el alma hace
buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó,
por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes
que sembró
en nosotros al crearnos".
buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó,
por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes
que sembró
en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la
resurrección. En las comunidades religiosas,
el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede
agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Si no, † se hace la señal de la cruz mientras se dice:
Si no, † se hace la señal de la cruz mientras se dice:
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos
de los siglos. ¡Amén!
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Salmo del Invitatorio
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el
66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Se añade el Salmo del Invitatorio con su
antífona:
Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras
perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede
sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Verdaderamente ha resucitado el Señor.
¡Aleluya!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la
llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Himno: La bella flor que en el suelo.
La bella flor que en el suelo
plantada se vio marchita
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
De tierra estuvo cubierta,
pero no fructificó
del todo, hasta que quedó
en un árbol seco injerta.
Y, aunque a los ojos del suelo
se puso después marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Toda es de flores la fiesta,
flores de finos olores,
mas no se irá todo en flores,
porque flor de fruto es ésta.
Y, mientras su Iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.
Que nadie se sienta muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la Cristiandad se quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Baje a nosotros la bondad del Señor. ¡Aleluya!
Salmo 89: Baje a Nosotros la Bondad del Señor
Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día (2P 3, 8)
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Ant 1. Baje a nosotros la bondad del Señor. ¡Aleluya!
Salmo 89: Baje a Nosotros la Bondad del Señor
Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día (2P 3, 8)
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Tú reduces
el hombre a polvo,
diciendo:
«Retornen, hijos de Adán.»
Mil años en
tu presencia
son un ayer,
que pasó;
una vigilia
nocturna.
Los siembras
año por año,
como hierba
que se renueva:
que florece
y se renueva por la mañana,
y por la
tarde la siegan y se seca.
¡Cómo nos ha
consumido tu cólera
y nos ha
trastornado tu indignación!
Pusiste
nuestras culpas ante ti,
nuestros
secretos ante la luz de tu mirada:
y todos
nuestros días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros
años se acabaron como un suspiro.
Aunque uno
viva setenta años,
y el más
robusto hasta ochenta,
la mayor
parte son fatiga inútil,
porque pasan
aprisa y vuelan.
¿Quién
conoce la vehemencia de tu ira,
quién ha sentido
el peso de tu cólera?
Enséñanos a
calcular nuestros años,
para que
adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete,
Señor, ¿hasta cuándo?
Ten
compasión de tus siervos;
por la
mañana sácianos de tu misericordia,
y toda
nuestra vida será alegría y júbilo.
Danos
alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años
en que sufrimos desdichas.
Que tus
siervos vean tu acción,
y sus hijos
tu gloria.
Baje a
nosotros la bondad del Señor
y haga
prósperas las obras de nuestras manos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en
el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Baje a nosotros la bondad del Señor. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Baje a nosotros la bondad del Señor. ¡Aleluya!
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Ant
2. Convertiré ante ellos la tiniebla en luz. ¡Aleluya!
Cántico Is 42, 10-16: Cántico Nuevo al Dios Vencedor y Salvador.
Cántico Is 42, 10-16: Cántico Nuevo al Dios Vencedor y Salvador.
Cantan un cántico nuevo delante del trono de Dios (cf.
Ap 14, 3)
Canten al Señor un cántico nuevo,
Canten al Señor un cántico nuevo,
llegue su
alabanza hasta el confín de la tierra;
muja el mar
y lo que contiene,
las islas y
sus habitantes;
alégrese el desierto
con sus tiendas,
los cercados
que habita Cadar;
exulten los
habitantes de Petra,
clamen desde
la cumbre de las montañas;
den gloria
al Señor,
anuncien su
alabanza en las islas.
El Señor
sale como un héroe,
excita su
ardor como un guerrero,
lanza el
alarido,
mostrándose
valiente frente al enemigo.
«Desde
antiguo guardé silencio,
me callaba y
aguantaba;
mas ahora
grito como la mujer cuando da a luz,
jadeo y
resuello.
Agostaré
montes y collados,
secaré toda
su hierba,
convertiré
los ríos en yermo,
desecaré los
estanques;
conduciré a
los ciegos
por el
camino que no conocen,
los guiaré
por senderos que ignoran.
Ante ellos
convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso
en llano.»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en
el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Convertiré ante ellos la tiniebla en luz. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Convertiré ante ellos la tiniebla en luz. ¡Aleluya!
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Ant
3. El Señor todo lo que quiere lo hace. ¡Aleluya!
Salmo 134, 1-12: Himno a Dios por sus Maravillas
Ustedes son... un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas
del que los llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa (1P 2, 9)
Salmo 134, 1-12: Himno a Dios por sus Maravillas
Ustedes son... un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas
del que los llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa (1P 2, 9)
Alaben el nombre del Señor,
alábenlo,
siervos del Señor,
que están en
la casa del Señor,
en los
atrios de la casa de nuestro Dios.
Alaben al
Señor porque es bueno,
tañan para
su nombre, que es amable.
Porque él se
escogió a Jacob,
a Israel en
posesión suya.
Yo sé que el
Señor es grande,
nuestro
dueño más que todos los dioses.
El Señor
todo lo que quiere lo hace:
en el cielo
y en la tierra,
en los mares
y en los océanos.
Hace subir
las nubes desde el horizonte,
con los
relámpagos desata la lluvia,
suelta a los
vientos de sus silos.
Él hirió a
los primogénitos de Egipto,
desde los
hombres hasta los animales.
Envió signos
y prodigios
-en medio de
ti, Egipto-
contra el
Faraón y sus ministros.
Hirió de
muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes
poderosos:
a Sijón, rey
de los amorreos;
a Hog, rey
de Basán,
y a todos
los reyes de Canaán.
Y dio su
tierra en heredad,
en heredad a
Israel, su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor todo lo que quiere lo hace. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor todo lo que quiere lo hace. ¡Aleluya!
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Lectura Breve: Rm 10, 8b-10
«Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón»,
es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos.
Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor
y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca
hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.
Responsorio Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Yo soy el buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Yo soy el buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas ¡Aleluya!
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Preces
Oremos a Dios Padre todopoderoso,
glorificado por la muerte y resurrección de Cristo, y digámosle confiados:
R./ Ilumina, Señor, nuestras mentes.
Padre, fuente de toda luz,
que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado,
- ilumina, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.
Tú que por medio de tu Hijo, resucitado de entre los muertos,
has abierto a los hombres las puertas de la salvación,
- haz que, a través de los trabajos de este día, se acreciente nuestra esperanza.
«Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón»,
es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos.
Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor
y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca
hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.
Responsorio Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya. Aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Yo soy el buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Yo soy el buen Pastor, que apaciento a mis ovejas y doy mi vida por ellas ¡Aleluya!
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Preces
Oremos a Dios Padre todopoderoso,
glorificado por la muerte y resurrección de Cristo, y digámosle confiados:
R./ Ilumina, Señor, nuestras mentes.
Padre, fuente de toda luz,
que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado,
- ilumina, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.
Tú que por medio de tu Hijo, resucitado de entre los muertos,
has abierto a los hombres las puertas de la salvación,
- haz que, a través de los trabajos de este día, se acreciente nuestra esperanza.
Tú que por medio de tu Hijo resucitado
has derramado sobre el mundo tu Espíritu Santo,
has derramado sobre el mundo tu Espíritu Santo,
- enciende nuestros corazones con el fuego de este mismo
Espíritu.
Tú que para librarnos entregaste a tu Hijo
a la muerte,
- haz que él sea hoy para nosotros salvación y redención.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos nuestra oración con la plegaria que Cristo nos enseñó:
- Padre Nuestro…
Oración
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo
levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría
y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la esclavitud del pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo
levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría
y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la esclavitud del pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo Pascual,
Lunes de la IV semana – salterio IV.
Lunes de la IV semana – salterio IV.
VÍSPERAS
Oración de la tarde
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del
día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Cantarán, llorarán razas y hombres.
Cantarán, llorarán razas y hombres,
buscarán la esperanza en el dolor,
el secreto de vida es ya presente:
resucitó el Señor.
Dejarán de llorar los que lloraban,
brillará en su mirar la luz del sol,
ya la causa del hombre está ganada:
resucitó el Señor.
Volverán entre cánticos alegres
los que fueron llorando a su labor,
traerán en sus brazos la cosecha:
resucitó el Señor.
Cantarán a Dios Padre eternamente
la alabanza de gracias por su don,
en Jesús ha brillado su Amor santo:
resucitó el Señor. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. El que está en Cristo es una nueva creación. ¡Aleluya!
Salmo
135 - I - Himno a Dios por las Maravillas de la Creación y del
Éxodo.
Alabar a Dios es narrar sus maravillas (Casiano)
Alabar a Dios es narrar sus maravillas (Casiano)
Den gracias
al Señor porque es bueno:
porque es
eterna su misericordia.
Den gracias
al Dios de los dioses:
porque es
eterna su misericordia.
Den gracias
al Señor de los señores:
porque es
eterna su misericordia.
Sólo él hizo
grandes maravillas:
porque es
eterna su misericordia.
Él hizo
sabiamente los cielos:
porque es
eterna su misericordia.
El afianzó
sobre las aguas la tierra:
porque es
eterna su misericordia.
Él hizo
lumbreras gigantes:
porque es
eterna su misericordia.
El sol que
gobierna el día:
porque es
eterna su misericordia.
La luna que
gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El que está en Cristo es una nueva creación.
¡Aleluya!
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Ant 2. Amemos a Dios porque él nos ha amado antes. ¡Aleluya!
Salmo
135 - II: Himno Pascual.
El hirió a
Egipto en sus primogénitos:
porque es
eterna su misericordia.
Y sacó a
Israel de aquel país:
porque es
eterna su misericordia.
Con mano
poderosa, con brazo extendido:
porque es
eterna su misericordia.
Él dividió
en dos partes el mar Rojo:
porque es
eterna su misericordia.
Y condujo
por en medio a Israel:
porque es
eterna su misericordia.
Arrojó en el
mar Rojo al Faraón:
porque es
eterna su misericordia.
Guió por el
desierto a su pueblo:
porque es
eterna su misericordia.
Él hirió a
reyes famosos:
porque es
eterna su misericordia.
Dio muerte a
reyes poderosos:
porque es
eterna su misericordia.
A Sijón, rey
de los amorreos:
porque es
eterna su misericordia.
Y a Hog, rey
de Basán:
porque es
eterna su misericordia.
Les dio su
tierra en heredad:
porque es
eterna su misericordia.
En heredad a
Israel, su siervo:
porque es
eterna su misericordia.
En nuestra
humillación se acordó de nosotros:
porque es
eterna su misericordia.
Y nos libró
de nuestros opresores:
porque es
eterna su misericordia.
Él da
alimento a todo viviente:
porque es
eterna su misericordia.
Den gracias
al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Amemos a Dios porque él nos ha amado antes. ¡Aleluya!
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Ant 3. De su plenitud todos hemos recibido gracia tras
gracia ¡Aleluya!
Cántico
- Ef 1, 3-10: El Plan Divino de Salvación.
Bendito sea Dios,
Bendito sea Dios,
Padre
de nuestro Señor Jesucristo,
que
nos ha bendecido en la persona de Cristo
con
toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El
nos eligió en la persona de Cristo,
antes
de crear el mundo,
para
que fuésemos consagrados
e
irreprochables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por
pura iniciativa suya,
a
ser sus hijos,
para
que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en
su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por
este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha
sido un derroche para con nosotros,
dándonos
a conocer el misterio de su voluntad.
Éste
es el plan
que
había proyectado realizar por Cristo
cuando
llegase el momento culminante:
hacer
que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las
del cielo y las de la tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en
el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. De su plenitud todos hemos recibido gracia tras
gracia ¡Aleluya!
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Lectura Breve Hb 8, 1b-3a
Tenemos un sumo sacerdote
que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.
Él es ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión,
que fue fabricada por el Señor y no por hombre alguno.
Todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios.
que está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.
Él es ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión,
que fue fabricada por el Señor y no por hombre alguno.
Todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios.
Responsorio Breve
V. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
R. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Al ver al Señor.
R. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
R. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Al ver al Señor.
R. ¡Aleluya. Aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. ¡Aleluya. Aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Tengo otras ovejas que no son de este redil; es
necesario que las recoja,
y oirán mi voz, para que se forme un solo rebaño y un solo pastor. ¡Aleluya!
y oirán mi voz, para que se forme un solo rebaño y un solo pastor. ¡Aleluya!
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de
bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tengo otras ovejas que no son de este redil; es
necesario que las recoja,
y oirán mi voz, para que se forme un solo rebaño y un solo pastor.
¡Aleluya!
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Preces
Llenos de gozo, oremos a Cristo, el Señor,
que con su resurrección ha iluminado al mundo entero, y digámosle:
que con su resurrección ha iluminado al mundo entero, y digámosle:
R./ Cristo, vida nuestra, escúchanos.
Señor Jesús,
que te hiciste compañero de camino de los discípulos que dudaban de ti,
que te hiciste compañero de camino de los discípulos que dudaban de ti,
- acompaña también a tu Iglesia peregrina
entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.
entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.
No permitas que tus fieles sean tardos y
necios para creer,
- y aumenta su fe para que te proclamen vencedor de la
muerte.
Mira, Señor, con bondad a cuantos no te
reconocieron en su camino,
- y manifiéstate a ellos para que te confiesen como
salvador suyo.
Tú que por la cruz reconciliaste a todos
los hombres, uniéndolos, en tu cuerpo,
- concede la paz y la unidad a las naciones.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que eres el juez de vivos y muertos,
- otorga a los difuntos que creyeron en ti la remisión
de todas sus culpas.
Terminemos nuestra oración con las
palabras del Señor:
- Padre nuestro...
Oración
¡Oh Dios!, que por medio de la humillación
de tu Hijo
levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría
y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la esclavitud del pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría
y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la esclavitud del pecado.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo Pascual, Lunes de la IV semana -
Salterio IV.
Salterio IV.
COMPLETAS
Oración
antes del descanso nocturno
antes del descanso nocturno
Sus textos aluden al sueño, y a su
equivalencia simbólica con la muerte. El mejor horario es aquel en que
efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Señor,
ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú
que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: En ti, Señor, reposan nuestras vidas.
En ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos.
¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Salmo
85 - Oración de un Pobre ante las Dificultades.
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1,3.4)
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1,3.4)
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que
soy un pobre desamparado;
protege
mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva
a tu siervo, que confía en ti.
Tú
eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que
a ti te estoy llamando todo el día;
alegra
el alma de tu siervo,
pues
levanto mi alma hacia ti;
porque
tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico
en misericordia con los que te invocan.
Señor,
escucha mi oración,
atiende
a la voz de mi súplica.
En
el día del peligro te llamo, y tú me escuchas.
No
tienes igual entre los dioses, Señor,
ni
hay obras como las tuyas.
Todos
los pueblos vendrán
a
postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán
tu nombre:
«Grande
eres tú, y haces maravillas;
tú
eres el único Dios.»
Enséñame,
Señor, tu camino,
para
que siga tu verdad;
mantén
mi corazón entero
en
el temor de tu nombre.
Te
alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré
gloria a tu nombre por siempre,
por
tu grande piedad para conmigo,
porque
me salvaste del abismo profundo.
Dios
mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una
banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin
tenerte en cuenta a ti.
Pero
tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento
a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame,
ten compasión de mí.
Da
fuerza a tu siervo,
salva
al hijo de tu esclava;
dame
una señal propicia,
que
la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
Lectura Breve: 1 Tes 5,9-10
Dios nos ha puesto para obtener la
salvación por nuestro Señor Jesucristo,
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
Cántico de Simeón Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
Oración Conclusiva
Concede, Señor, a nuestros cuerpos
fatigados el descanso necesario,
y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy
crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor ¡Amén!
y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy
crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor ¡Amén!
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Bendición
V. El
Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de
Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a
Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
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Antífona
Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras
necesidades,
antes bien, líbranos de todo
peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
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Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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