LAUDES
Oración de la mañana
" Si el
alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Toda su temática alude al despertar
y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración
litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Si no,
† se hace la señal de la cruz
mientras se dice:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede
sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Verdaderamente
ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la
llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Himno: Estaba al alba María.
Estaba al alba María,
Estaba al alba María,
porque era la enamorada.
«¡María!», la voz amada.
«¡Rabbuní!», dice María.
El amor se hizo un abrazo
junto a las plantas benditas;
las llagas glorificadas
ríos de fuego y delicia;
Jesús, esposo divino,
María, esposa cautiva.
Estaba al alba María,
para una unción preparada.
Jesús en las azucenas
al claro del bello día.
En los brazos del Esposo
la Iglesia se regocija.
¡Gloria al Señor encontrado,
gloria al Dios de la alegría,
gloria al Amor más amado,
gloria y paz, y Pascua y dicha!
¡Aleluya!
Estaba al alba María,
es Pascua en la Iglesia santa. ¡Aleluya!. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Se han acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo. ¡Aleluya!
Salmo 42: Deseo del Templo.
Yo he venido al mundo como luz (Jn 12,46)
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?
¿Por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Señor, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
Padre en el cielo, cuando tu fuerza se apodere de nosotros,
ya no decimos: ¿Por qué te abates, alma mía?
Ahora que las oleadas de tu indignación han pasado sobre nosotros,
déjanos sentir la calma curativa de tu perdón. Inspíranos a anhelarte siempre,
como el ciervo que busca arroyos, hasta que satisfagas todos los anhelos en el cielo.
Ant. Se han acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo. ¡Aleluya!
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Ant 2. Tú, Señor,
detuviste mi alma ante la tumba vacía. ¡Aleluya!
Cantico - Is 38, 10-14. 17-20: Angustia de un Moribundo y Alegría de la Curación.
Cantico - Is 38, 10-14. 17-20: Angustia de un Moribundo y Alegría de la Curación.
Yo soy el que vive; estaba muerto, y tengo las llaves de la muerte (Ap
1,18)
Yo pensé: «En medio de mis días
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú, Señor, detuviste mi alma ante la tumba vacía. ¡Aleluya!
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú, Señor, detuviste mi alma ante la tumba vacía. ¡Aleluya!
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Ant 3. Tú
has cuidado de nuestra tierra y la has enriquecido sin medida. ¡Aleluya!
Salmo 64 - Solemne Acción de Gracias.
Cuando se habla de Sión debe entenderse de la ciudad eterna (Orígenes)
Salmo 64 - Solemne Acción de Gracias.
Cuando se habla de Sión debe entenderse de la ciudad eterna (Orígenes)
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
Tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
las rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
Padre, para iluminar el mundo, nos enviaste tu Palabra
como el sol de verdad y justicia que brilla sobre la humanidad.
Ilumina nuestros ojos para que podamos discernir tu gloria
en las muchas obras de tu mano.
Ant. Tú has cuidado de nuestra tierra y la has enriquecido sin medida. ¡Aleluya!
como el sol de verdad y justicia que brilla sobre la humanidad.
Ilumina nuestros ojos para que podamos discernir tu gloria
en las muchas obras de tu mano.
Ant. Tú has cuidado de nuestra tierra y la has enriquecido sin medida. ¡Aleluya!
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Lectura Breve Hch 13, 30-33
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días
se apareció a los que con él habían subido de Galilea a Jerusalén:
éstos, efectivamente, dan ahora testimonio de él ante el pueblo.
Y nosotros les damos la buena nueva: la promesa que Dios hizo a nuestros padres
la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús,
según está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.»
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días
se apareció a los que con él habían subido de Galilea a Jerusalén:
éstos, efectivamente, dan ahora testimonio de él ante el pueblo.
Y nosotros les damos la buena nueva: la promesa que Dios hizo a nuestros padres
la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús,
según está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.»
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
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V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Dentro de poco el mundo ya no me verá; pero ustedes me verán,
porque yo seguiré viviendo y ustedes también. ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dentro de poco el mundo ya no me verá; pero ustedes me verán,
Ant. Dentro de poco el mundo ya no me verá; pero ustedes me verán,
porque yo seguiré viviendo y ustedes también. ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dentro de poco el mundo ya no me verá; pero ustedes me verán,
porque yo seguiré viviendo y ustedes también. ¡Aleluya!
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Preces
Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
el Cordero inmaculado que quitó el pecado del mundo
y nos comunica su vida nueva, y digámosle:
Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
el Cordero inmaculado que quitó el pecado del mundo
y nos comunica su vida nueva, y digámosle:
R./ Autor de la vida,
vivifícanos.
Dios, autor de la vida,
acuérdate de la muerte y resurrección del Cordero inmolado en la cruz
acuérdate de la muerte y resurrección del Cordero inmolado en la cruz
- y atiende su continua
intercesión por nosotros.
Haz, Señor, que, tirada fuera la vieja levadura de la
malicia y de la perversidad,
- vivamos la Pascua de
Cristo con panes ázimos de pureza y de verdad.
Que sepamos rechazar hoy el pecado de discordia y de
envidia,
- y seamos más sensibles a
las necesidades de nuestros hermanos.
Concédenos vivir auténticamente el espíritu
evangélico,
- para que hoy y siempre
sigamos el camino de tus mandatos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres,
pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:
- Padre Nuestro…
Oración
Señor, haz que tu pueblo viva siempre en
la alegría
al ver renovada la juventud de su espíritu,
y que el gozo de haber recobrado la dignidad de la adopción divina
le dé la firme esperanza de resucitar un día a la verdadera felicidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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al ver renovada la juventud de su espíritu,
y que el gozo de haber recobrado la dignidad de la adopción divina
le dé la firme esperanza de resucitar un día a la verdadera felicidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con
ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria
presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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VÍSPERAS
Oración de la tarde
Sus motivos aluden al fin
del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo
o solemnidad y no tiene vísperas.
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo
o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Nos reúne de nuevo el misterio
Nos reúne de nuevo el misterio
del Señor que resurge a la vida,
con su luz ilumina a la Iglesia,
como el sol al nacer cada día.
Resucita también nuestras almas,
que tu muerte libró del castigo
y vencieron contigo al pecado
en las aguas del santo bautismo.
Transfigura los cuerpos mortales
que contemplan tu rostro glorioso,
bella imagen del Dios invisible
que ha querido habitar con nosotros.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro,
y a tu lado vivamos por siempre
dando gracias al Padre en el reino. ¡Amén!
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O bien:
Himno: Nos reúne de nuevo el misterio
¡Alegría!, ¡Alegría!, ¡Alegría!
La muerte, en huida,
ya va malherida.
Los sepulcros se quedan desiertos.
Digan a los muertos:
"¡Renace la Vida,
y la muerte ya va de vencida!"
Quien le lloró muerto
lo encontró en el huerto,
hortelano de rosas y olivos.
Digan a los vivos:
"¡Viole jardinero
quien le viera colgar del madero!"
Las puertas selladas
hoy son derribadas.
En el cielo se canta victoria.
Grítenle a la gloria
que hoy son asaltadas
por el hombre sus "muchas moradas". ¡Amén!
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Himno: Nos reúne de nuevo el misterio
¡Alegría!, ¡Alegría!, ¡Alegría!
La muerte, en huida,
ya va malherida.
Los sepulcros se quedan desiertos.
Digan a los muertos:
"¡Renace la Vida,
y la muerte ya va de vencida!"
Quien le lloró muerto
lo encontró en el huerto,
hortelano de rosas y olivos.
Digan a los vivos:
"¡Viole jardinero
quien le viera colgar del madero!"
Las puertas selladas
hoy son derribadas.
En el cielo se canta victoria.
Grítenle a la gloria
que hoy son asaltadas
por el hombre sus "muchas moradas". ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Aspiren a los
bienes de arriba, no a los de la tierra. ¡Aleluya!
Salmo 48 I – Vanidad
de las Riquezas.
Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23)
Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23)
Oigan esto, todas las naciones,
escúchenlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
Miren: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
Señor Jesús, cuando te hiciste carne, uniste en
matrimonio a la humanidad con Dios.
Ayúdanos a ser fieles a tu palabra y a soportar con valentía nuestro exilio,
hasta que seamos llamados a la fiesta celestial del matrimonio,
a la que nos ha precedido la Virgen María, ejemplar de tu Iglesia.
Ant. Aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. ¡Aleluya!
Ayúdanos a ser fieles a tu palabra y a soportar con valentía nuestro exilio,
hasta que seamos llamados a la fiesta celestial del matrimonio,
a la que nos ha precedido la Virgen María, ejemplar de tu Iglesia.
Ant. Aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. ¡Aleluya!
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Ant 2. El Señor me salva
de las garras del abismo. Aleluya.
Salmo 48 II: Pero
a mí, Dios me salva.
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de la vida. (San Columbano)
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de la vida. (San Columbano)
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Oración para el Salmo
Señor Jesús, cuando te hiciste carne, uniste en
matrimonio a la humanidad con Dios.
Ayúdanos a ser fieles a tu palabra y a soportar con valentía nuestro exilio,
hasta que seamos llamados a la fiesta celestial del matrimonio,
a la que nos ha precedido la Virgen María, ejemplar de tu Iglesia.
Ayúdanos a ser fieles a tu palabra y a soportar con valentía nuestro exilio,
hasta que seamos llamados a la fiesta celestial del matrimonio,
a la que nos ha precedido la Virgen María, ejemplar de tu Iglesia.
Ant. El Señor me salva
de las garras del abismo. ¡Aleluya!
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Ant 3. Tuyos son, Señor,
el poder y la riqueza, la fuerza y la gloria. ¡Aleluya!
Cántico - Ap 4, 11; 5, 9-10. 12: Himno al Dios Creador.
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tuyos son, Señor,
el poder y la riqueza, la fuerza y la gloria. ¡Aleluya!
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Lectura Breve
1Pe 2, 4-5
Acercándose al Señor, la piedra viva, rechazada por
los hombres,
pero escogida y apreciada por Dios, también ustedes, como piedras vivas,
entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado,
para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
pero escogida y apreciada por Dios, también ustedes, como piedras vivas,
entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado,
para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. Los discípulos se llenaron de
alegría. ¡Aleluya, aleluya!
R. Los discípulos se
llenaron de alegría. ¡Aleluya, aleluya!
V. Al ver al Señor.
R. ¡Aleluya, aleluya!
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Los discípulos se
llenaron de alegría. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Les digo la
verdad: les conviene que yo me vaya;
porque, si no me voy, el Abogado no vendrá a ustedes. ¡Aleluya!
porque, si no me voy, el Abogado no vendrá a ustedes. ¡Aleluya!
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Les digo la
verdad: les conviene que yo me vaya;
porque,
si no me voy, el Abogado no vendrá a ustedes. ¡Aleluya!
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Preces
Invoquemos a Cristo,
que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo, y digámosle:
que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo, y digámosle:
R./ Señor Jesús, tú que
siempre vives para interceder por nosotros, escúchanos.
Señor Jesús, de cuyo costado abierto salió sangre y
agua,
- haz de la Iglesia tu
esposa inmaculada.
Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu
resurrección
encomendaste a Pedro, al confesarte su amor, el cuidado de tus ovejas,
encomendaste a Pedro, al confesarte su amor, el cuidado de tus ovejas,
- concede al papa
Francisco un amor ardiente y un celo apostólico.
Tú que concediste una pesca abundante a los discípulos
que pescaban en el mar,
- envía operarios que
continúen su trabajo apostólico.
Tú que preparaste a la orilla del mar el pan y los
peces para los discípulos,
- no permitas que nuestros
hermanos mueran de hambre por culpa nuestra.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Señor Jesús, nuevo Adán, que nos das la vida,
transforma a nuestros difuntos a imagen tuya,
- para que compartan contigo la alegría de tu reino.
transforma a nuestros difuntos a imagen tuya,
- para que compartan contigo la alegría de tu reino.
Sintiéndonos verdaderos hijos de Dios, digamos a
nuestro Padre:
- Padre nuestro...
- Padre nuestro...
Oración
Señor, haz que tu pueblo viva siempre en la alegría
al ver renovada la juventud de su espíritu,
y que el gozo de haber recobrado la dignidad de la adopción divina
le dé la firme esperanza de resucitar un día a la verdadera felicidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
al ver renovada la juventud de su espíritu,
y que el gozo de haber recobrado la dignidad de la adopción divina
le dé la firme esperanza de resucitar un día a la verdadera felicidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con
ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria
presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo Pascual - Martes VI - Del Propio del Tiempo. Salterio II
COMPLETAS
Oración
antes del descanso nocturno
Sus textos aluden al sueño, y a su
equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Señor,
ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú
que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú
que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: El corazón se dilata
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. ¡Amén!
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O bien:
Himno: Cuando llegó el instante de tu muerte.
En ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. ¡Amén!
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Himno: Cuando llegó el instante de tu muerte.
En ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.
En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.
Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Salmo 142, 1-11 - Lamentación
y Súplica Ante la Angustia.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Aleluya, aleluya,
aleluya!
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Lectura Breve: 1Pe 5, 8-9
Sean sobrios, estén despiertos: su enemigo, el diablo,
como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.
Silencio Sagrado (indicado por una campana)
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones
la plena resonancia de la voz del Espíritu Santo y unir nuestra oración personal
más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi
espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
__________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
Cántico de Simeón
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ¡Aleluya!
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Oración
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso
tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar,
con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición
V. El
Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona
Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura
y esperanza nuestra, Dios te salve.
y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva,
los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a
Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María!
____________________________________________________________________________________________
Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras
necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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