Tiempo Pascual - Miércoles de la Semana II - Del Propio. Salterio
II
San José (1er S.) Nació en Belén de Judea y más tarde se estableció en Nazaret.
Por orden divina, se hizo el esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Dios encarnado. Sabemos por las Escrituras y la Tradición que San José fue un hombre virtuoso
y carpintero de oficio, un don precioso de Dios a la Santísima Virgen María y el Niño Jesús,
en su rol de esposo y padre dentro de la Sagrada Familia.
La misión de San José continúa desde el cielo como Santo patrón de la Iglesia Católica.
También es patrón de muchas causas:
de los padres de familia, de los trabajadores y de las familias.
Sus días festivos son:
- San José, el esposo de María, 19 de marzo,
- San José Obrero, el 1 de mayo.
El Papa Pío XII instituyó la fiesta de San José Obrero en 1955 para subrayar la dignidad,
el significado y el valor de la obra en los ojos de Dios, y dar a todos los trabajadores
un modelo de virtud, así como un intercesor y protector celestial.
San José (1er S.) Nació en Belén de Judea y más tarde se estableció en Nazaret.
Por orden divina, se hizo el esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Dios encarnado. Sabemos por las Escrituras y la Tradición que San José fue un hombre virtuoso
y carpintero de oficio, un don precioso de Dios a la Santísima Virgen María y el Niño Jesús,
en su rol de esposo y padre dentro de la Sagrada Familia.
La misión de San José continúa desde el cielo como Santo patrón de la Iglesia Católica.
También es patrón de muchas causas:
de los padres de familia, de los trabajadores y de las familias.
Sus días festivos son:
- San José, el esposo de María, 19 de marzo,
- San José Obrero, el 1 de mayo.
El Papa Pío XII instituyó la fiesta de San José Obrero en 1955 para subrayar la dignidad,
el significado y el valor de la obra en los ojos de Dios, y dar a todos los trabajadores
un modelo de virtud, así como un intercesor y protector celestial.
LAUDES
Oración de la mañana
" Si el
alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Toda su temática alude al despertar y a su
equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el
horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
(Cuando Laudes es la primera oración
litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede
sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Verdaderamente
ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la
llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. ¡Aleluya!
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Himno: La noche y el alba, con su estrella fiel.
La noche y el alba, con su estrella fiel,
La noche y el alba, con su estrella fiel,
se gozan con Cristo, Señor de Israel,
con Cristo aliviado en el amanecer.
La vida y la muerte luchándose están.
Oh, qué maravilla de juego mortal,
Señor Jesucristo, qué buen capitán.
En él se redime todo pecado,
el árbol caído devuelve su flor,
oh santa mañana de resurrección.
Qué gozo de tierra, de aire y de mar,
qué muerte, qué vida, qué fiel
despertar,
qué gran romería de la cristiandad. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant. 1 Te vio el mar, oh Dios,
mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. ¡Aleluya!
Salmo 76: Recuerdo del Pasado Glorioso de Israel.
Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan (2Co 4,8)
Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:
¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. ¡Aleluya!
Salmo 76: Recuerdo del Pasado Glorioso de Israel.
Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan (2Co 4,8)
Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:
¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?
Y me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo las proezas
del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Te vio el mar, oh Dios,
mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. ¡Aleluya!
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sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, ¡oh Dios!,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el fragor de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Te vio el mar, oh Dios,
mientras guiabas a tu pueblo por las aguas caudalosas. ¡Aleluya!
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Ant
2. El Señor da la muerte y la vida. ¡Aleluya!
Cantico - 1S 2,1-10: Alegría de los Humildes en Dios
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes (Lc 1,52-53)
Mi corazón se regocija por el Señor,
Cantico - 1S 2,1-10: Alegría de los Humildes en Dios
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes (Lc 1,52-53)
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se
exalta por Dios;
mi boca se
ríe de mis enemigos,
porque gozo
con tu salvación.
No hay santo
como el Señor,
no hay roca
como nuestro Dios.
No
multipliquen discursos altivos,
no echen por
la boca arrogancias,
porque el
Señor es un Dios que sabe;
él es quien
pesa las acciones.
Se rompen
los arcos de los valientes,
mientras los
cobardes se ciñen de valor;
los hartos
se contratan por el pan,
mientras los
hambrientos no tienen ya que trabajar;
la mujer
estéril da a luz siete hijos,
mientras la
madre de muchos se marchita.
El Señor da
la muerte y la vida,
hunde en el
abismo y levanta;
da la
pobreza y la riqueza,
humilla y
enaltece.
Él levanta
del polvo al desvalido,
alza de la
basura al pobre,
para hacer
que se siente entre príncipes
y que herede
un trono de gloria;
pues del
Señor son los pilares de la tierra,
y sobre
ellos afianzó el orbe.
Él guarda
los pasos de sus amigos,
mientras los
malvados perecen en las tinieblas,
porque el
hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor
desbarata a sus contrarios,
el Altísimo
truena desde el cielo,
el Señor
juzga hasta el confín de la tierra.
él da fuerza
a su Rey,
exalta el
poder de su Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor da la muerte y la vida. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor da la muerte y la vida. ¡Aleluya!
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Ant
3. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. ¡Aleluya!
Salmo 96 - El Señor Es un Rey Mayor que Todos los Dioses.
Este salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos (S. Atanasio)
Salmo 96 - El Señor Es un Rey Mayor que Todos los Dioses.
Este salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos (S. Atanasio)
El Señor
reina, la tierra goza,
se alegran
las islas innumerables.
Tiniebla y
nube lo rodean,
justicia y
derecho sostienen su trono.
Delante de
él avanza fuego
abrasando en
torno a los enemigos;
sus relámpagos
deslumbran el orbe,
y,
viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes
se derriten como cera
ante el
dueño de toda la tierra;
los cielos
pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria.
Los que
adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen
su orgullo en los ídolos;
ante él se
postran todos los dioses.
Lo oye Sión,
y se alegra,
se regocijan
las ciudades de Judá
por tus
sentencias, Señor;
porque tú
eres, Señor,
altísimo
sobre toda la tierra,
encumbrado
sobre todos los dioses.
El Señor ama
al que aborrece el mal,
protege la
vida de sus fieles
y los libra
de los malvados.
Amanece la
luz para el justo,
y la alegría
para los rectos de corazón.
Alégrense,
justos, con el Señor,
celebren su
santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en
el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. ¡Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. ¡Aleluya!
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Lectura Breve Rm
6,8-11
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él;
pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos,
ya no muere más, la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre;
y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo ustedes
considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él;
pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos,
ya no muere más, la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre;
y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo ustedes
considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
Responsorio Breve
V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
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V. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
V. El que por nosotros colgó del madero.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que
no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ant. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que
Ant. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que
no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. ¡Aleluya!
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ant. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que
no perezca ninguno de los que creen en él,
sino que tengan vida eterna. ¡Aleluya!
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Preces
Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles,
y digámosle suplicantes:
Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles,
y digámosle suplicantes:
R./ Ilumínanos, Señor, con
la claridad de Cristo
Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana,
porque nos has llamado a entrar en tu luz maravillosa,
- y te has compadecido de
nosotros.
Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca,
- para que trabajemos por
hacer más humana la vida de los hombres.
Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos,
- que logremos hacer de la
familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.
Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia,
- para que en toda nuestra
jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
(Por la Evangelización) Para que, a través del compromiso de sus miembros,
- la Iglesia en África sea un fermento de unidad entre los pueblos,
un signo de esperanza para este continente.
Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor
y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal:
- Padre Nuestro…
Oración
Al revivir nuevamente este año el misterio
pascual,
en el que la humanidad recobra la dignidad perdida
y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia,
que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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en el que la humanidad recobra la dignidad perdida
y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia,
que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado,
se hace la señal de la cruz † mientras se dice:
se hace la señal de la cruz † mientras se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Fiesta de San José
Miércoles de la Semana IIDel Propio, salterio II
VÍSPERAS
Oración de la tarde
Sus motivos aluden al fin
del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del
Señor. Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los
días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Brille la cruz del Verbo,
luminosa.
Que te alaben los célicos ejércitos
y que te canten los cristianos coros,
oh preclaro José, que fuiste dado
a la Virgen en casto matrimonio.
Al advertir su gravidez te asombras,
y la duda te angustia en lo más íntimo,
pero un ángel del cielo te revela
que el niño concebido es del Espíritu.
Tú estrechas al Señor en cuanto nace;
después, huyes con él a tierra egipcia;
luego, en Jerusalén notas su falta
y, al encontrarlo, lloras de alegría.
Más feliz que los otros elegidos,
que sólo ven a Dios después de muertos,
tú, por un privilegio misterioso,
desde esta misma vida puedes verlo.
Por este santo, Trinidad santísima,
déjanos escalar el cielo santo,
y nuestra gratitud te mostraremos
con el fervor de un sempiterno canto. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. El Señor será tu
luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor. ¡Aleluya!
Salmo 122 – El
Señor, Esperanza del Pueblo
Que el Dios de la esperanza colme su fe de paz (Rm 15,13)
Que el Dios de la esperanza colme su fe de paz (Rm 15,13)
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor será tu
luz perpetua, y tu Dios será tu esplendor. ¡Aleluya!
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Ant 2. La trampa se
rompió y escapamos. ¡Aleluya!
Salmo 123: Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de la vida. (San Columbano)
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de la vida. (San Columbano)
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. La trampa se
rompió y escapamos. ¡Aleluya!
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Ant 3. Cuando yo sea
elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. ¡Aleluya!
Cántico - Ef 1, 3-10: El
Plan Divino de Salvación.
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Bendito sea Dios,
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por
cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Cuando yo sea
elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. ¡Aleluya!
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Lectura Breve
Col 3, 23-24
Lo que hagan, háganlo con toda el alma,
como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien
que recibirán del Señor en recompensa la herencia. Sirvan a Cristo Señor.
como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien
que recibirán del Señor en recompensa la herencia. Sirvan a Cristo Señor.
Responsorio Breve
V. El justo florecerá como un lirio.
¡Aleluya, aleluya!
R. El justo florecerá
como un lirio. ¡Aleluya, aleluya!
V. Y se alegrará eternamente ante el
señor.
R. ¡Aleluya, aleluya!
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. El justo florecerá
como un lirio. ¡Aleluya, aleluya!
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Cántico Evangélico
Ant. Cristo, el Señor,
quiso ser tenido como hijo del carpintero. ¡Aleluya!
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Cristo, el Señor,
quiso ser tenido como hijo del carpintero. ¡Aleluya!
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Preces
Acudamos suplicantes a Dios Padre todopoderoso,
de quien procede toda la familia del cielo y de la tierra, y digámosle suplicantes:
de quien procede toda la familia del cielo y de la tierra, y digámosle suplicantes:
R./ Padre nuestro que estás
en los cielos, escúchanos.
Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento
revelaste a José el misterio mantenido en silencio desde el origen de los siglos,
revelaste a José el misterio mantenido en silencio desde el origen de los siglos,
- ayúdanos a conocer cada
vez mejor a tu Hijo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Padre celestial, tú que alimentas las aves del cielo y
vistes la hierba del campo,
- concede a todos los
hombres el pan de cada día para su cuerpo
y el alimento de la eucaristía para su espíritu.
y el alimento de la eucaristía para su espíritu.
Creador del universo, tú que entregaste al hombre la
obra de tus manos,
- haz que los trabajadores
puedan disfrutar de manera digna del fruto de su trabajo.
Señor, tú que eres la fuente de toda la justicia y
deseas que todos seamos justos,
- por intercesión de san
José, ayúdanos a agradarte en todo
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz, Señor, que los moribundos y los que ya han muerto,
- obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José.
- obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo, de María y de san José.
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos
atrevemos a decir:
- Padre nuestro...
- Padre nuestro...
Oración
Dios nuestro, creador del universo, que has
establecido que el hombre
coopere con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra, haz que,
guiados por el ejemplo de san José y ayudados por sus plegarias, realicemos
las tareas que nos asignas y alcancemos la recompensa que nos prometes.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
coopere con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra, haz que,
guiados por el ejemplo de san José y ayudados por sus plegarias, realicemos
las tareas que nos asignas y alcancemos la recompensa que nos prometes.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado,
se hace la señal de la cruz † mientras se
dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo Pascual
Miércoles de la Semana II
del Propio. Salterio II
Miércoles de la Semana II
del Propio. Salterio II
COMPLETAS
Oración antes del descanso nocturno
Sus textos aluden al sueño, y a su
equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que
efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de
memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Señor,
ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú
que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú
que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: El
corazón se dilata.
El corazón se dilata
sin noche en tu santo cuerpo,
oh morada iluminada,
mansión de todo consuelo.
Por tu muerte sin pecado,
por tu descanso y tu premio,
en ti, Jesús, confiamos,
y te miramos sin miedo.
Como vigilia de amor
te ofrecemos nuestro sueño;
tú que eres el paraíso,
danos un puesto en tu reino. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Salmo 85 - Oración
de un Pobre ante las Dificultades.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Aleluya, aleluya,
aleluya!
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Lectura Breve: 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por
nuestro Señor Jesucristo,
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi
espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico de Simeón
Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el
descanso necesario, y haz que
la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca
y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca
y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición
V. El
Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve, Reina y Madre de
misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de
Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a
Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras
necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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