I Domingo de la Cuaresma.
Salterio I
LAUDES
Oración de la mañana
"En la Eternidad éramos;
al nacer comenzamos a existir.
Existir es ser en el tiempo.
Y al morir dejamos de existir,
pero no dejamos de ser.
pero no dejamos de ser.
Somos seres espirituales
que vivimos una aventura terrenal".
que vivimos una aventura terrenal".
Teilhard de Chardin
Invitatorio
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
vengan, adorémosle.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras
perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede
sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por
nosotros murió,
vengan, adorémosle.
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió,
vengan, adorémosle.
Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 A Cristo, el Señor, que por nosotros fue
tentado y por nosotros murió,
vengan, adorémosle.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por
nosotros murió,
vengan, adorémosle.
Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado
y por nosotros murió,
vengan, adorémosle.
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la
llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado
y por nosotros murió,
vengan, adorémosle.
vengan, adorémosle.
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Himno: Oh sol de salvación, oh Jesucristo.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto.
¡Amén!
SALMODIA
Ant 1. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
Salmo 62, 2-9: El Alma Sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
Ant 1. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
Salmo 62, 2-9: El Alma Sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con
júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las manos invocándote.
Ant 2. Canten y exalten a Dios eternamente.
Cantico - Dn 3, 57-88. 56: Toda la Creación Alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
Cantico - Dn 3, 57-88. 56: Toda la Creación Alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
ensalcenlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendigan al Señor;
cielos, bendigan al Señor.
Aguas del espacio, bendigan al Señor;
ejércitos del Señor, bendigan al Señor.
Sol y luna, bendigan al Señor;
astros del cielo, bendigan al Señor.
Lluvia y rocío, bendigan al Señor;
vientos todos, bendigan al Señor.
Fuego y calor, bendigan al Señor;
fríos y heladas, bendigan al Señor.
Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
témpanos y hielos, bendigan al Señor.
Escarchas y nieves, bendigan al Señor;
noche y día, bendigan al Señor.
Luz y tinieblas, bendigan al Señor;
rayos y nubes, bendigan al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al
Señor.
Manantiales, bendigan al Señor;
mares y ríos, bendigan al Señor.
Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
aves del cielo, bendigan al Señor.
Fieras y ganados, bendigan al Señor,
ensalcenlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor;
siervos del Señor, bendigan al Señor.
Almas y espíritus justos, bendigan al
Señor;
santos y humildes de corazón, bendigan
al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendigan al
Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los
siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Canten y exalten a Dios eternamente.
Ant. Canten y exalten a Dios eternamente.
Ant 3. El
Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Salmo 149 – Alegría de los Santos.
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)
Canten al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de
los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alaben su nombre con danzas,
cántenle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Lectura Breve: Ne 8, 9. 10
Este día está consagrado al Señor su Dios; no hagan duelo ni lloren.
No estén tristes: la alegría del Señor es su fortaleza.
Responsorio Breve
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
Este día está consagrado al Señor su Dios; no hagan duelo ni lloren.
No estén tristes: la alegría del Señor es su fortaleza.
Responsorio Breve
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Cántico Evangélico
Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio;
y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio;
Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio;
y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio;
y, después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre.
Preces
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación; acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón, y, bendiciéndole, digamos:
Preces
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación; acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón, y, bendiciéndole, digamos:
R./ Infúndenos, Señor, un espíritu nuevo.
Cristo, vida nuestra, tú que por el
bautismo nos has sepultado
místicamente contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
místicamente contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
- concédenos andar hoy en vida nueva.
Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo
haciendo el bien,
- haz que también nosotros seamos solícitos del bien de
todos los hombres.
Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en
la edificación de nuestra ciudad terrena,
- sin olvidar nunca tu reino eterno.
Tú, Señor, que eres médico de los
cuerpos y de las almas,
- sana las dolencias de nuestro espíritu para que
crezcamos cada día en santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios,
acudamos al Padre, diciendo:
- Padre Nuestro…
Oración
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones
y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar
en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor
y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las celebraciones
y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar
en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor
y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
I Domingo
de la Cuaresma
II VÍSPERAS
Oración de la tarde
Invocación Inicial
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén. Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén. Aleluya!
Himno: Oh bondadoso Creador.
Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.
A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho ha sido, en verdad, lo que
pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.
Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.
Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos.
¡Amén!
SALMODIA
Ant 1. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Salmo 109, 1-5. 7: El Mesías, Rey y Sacerdote.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus
pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu
nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se
arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás
culto.
Ant 2. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de
salvación.
Salmo 113-A: Israel Librado de Egipto; Las Maravillas del Éxodo.
Reconozcan que también ustedes, los que renunciaron al mundo, han salido de Egipto. (S. Agustín)
Reconozcan que también ustedes, los que renunciaron al mundo, han salido de Egipto. (S. Agustín)
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo
balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como
carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la
tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de
salvación.
Ant 3. Ya ven que subimos a Jerusalén, y todas las
cosas que fueron escritas
acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
Cántico - 1Pe 2, 21b-24: Pasión Voluntaria de Cristo, Siervo de Dios
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ya ven que subimos a Jerusalén, y todas las cosas que fueron escritas
acerca del Hijo del hombre van a tener ya su cumplimiento.
Lectura Breve 1Co 9, 24-25
Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el premio.
Corran como él, para conseguirlo.
Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas.
Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita;
nosotros una que no se ha de marchitar jamás.
Responsorio Breve
V. Escúchanos,
Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
V. Cristo,
oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
Cántico Evangélico
Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú
nuestro protector,
que no nos sorprenda el tentador astuto.
que no nos sorprenda el tentador astuto.
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros
padres-
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Vela sobre nosotros, Salvador eterno; sé tú
nuestro protector,
que no nos sorprenda el tentador astuto.
Preces
Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo,
la Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno,
y supliquémosle, diciendo:
R./ Señor, ten piedad de tu pueblo.
Escucha, Dios de misericordia, la
oración que te presentamos en favor de tu pueblo
- y concede a tus fieles desear tu palabra más que el
alimento del cuerpo.
Enséñanos a amar de verdad y sin
discriminación a nuestros hermanos
y a los hombres de todas las razas,
y a los hombres de todas las razas,
- y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.
Pon tus ojos en los catecúmenos que se
preparan para el bautismo
- y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu
honor.
Tú que por la predicación de Jonás
exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
- haz que tu palabra llame a los pecadores a la
conversión.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz que los moribundos esperen
confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
- y gocen eternamente de tu presencia.
Unidos fraternalmente, dirijamos al
Padre nuestra oración común:
- Padre nuestro...
Oración
Te pedimos, Señor todopoderoso, que las
celebraciones
y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar
en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor
y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
y las penitencias de esta Cuaresma nos ayuden a progresar
en el camino de nuestra conversión: así conoceremos mejor
y viviremos con mayor plenitud las riquezas inagotables del misterio de Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
I Domingo de la Cuaresma
COMPLETAS
Oración
antes del descanso nocturno
Después de las Segundas Vísperas del Domingo
y de las Solemnidades
antes del descanso nocturno
Después de las Segundas Vísperas del Domingo
y de las Solemnidades
Invocación Inicial
V. Dios
mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén. Aleluya!
ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén. Aleluya!
Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Señor,
ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú
que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú
que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Himno: Cuando llegó el instante de tu muerte.
Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.
Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.
El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega.
¡Amén!
SALMODIA
Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90: A la Sombra del Omnipotente.
Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las
tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la
piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto
nocturno.
Lectura Breve: Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su
nombre en la frente.
Y no habrá más noche, y no necesitarán
luz de lámpara ni de sol,
porque el Señor Dios alumbrará sobre
ellos,
y reinarán por los siglos de los siglos.
Responsorio Breve
V. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás.
R. Te
encomiendo mi espíritu.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico de Simeón Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los
pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Oración Conclusiva
Humildemente te pedimos, Señor,
que después de haber celebrado en este día
los misterios de la resurrección de tu Hijo,
]sin temor alguno, descansemos en tu paz,
y mañana nos levantemos alegres
para cantar nuevamente tus alabanzas.
Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
Bendición
V. El
Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
Antífona Final de la Santísima Virgen
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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