viernes, 29 de marzo de 2019

Liturgia de las Horas para Latinoamérica – Tiempo de Cuaresma – Viernes, salterio III

Tiempo De Cuaresma, Viernes, salterio III 


LAUDES

Oración de la mañana

"En la Eternidad éramos;
al nacer comenzamos a existir.

Existir es ser en el tiempo.

Y al morir dejamos de existir,
pero no dejamos de ser.

Somos seres espirituales
que vivimos una aventura terrenal". 

Teilhard de Chardin




Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección. En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Si no, 
 †  se hace la señal de la cruz mientras se dice:

V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Se añade el Salmo del Invitatorio con su antífona:

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Salmo del Invitatorio
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.

Se añade el Salmo del Invitatorio con su antífona:

(Seleccione y pulse el enlace con el salmo del Invitatorio que desea usar). 

Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13

Se recita la antífona que corresponda.

Ant. 
Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Salmo del Invitatorio (Opcional)

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

Se recita la antífona que corresponda.


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Salmo del Invitatorio (Opcional)

Sepan que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)

Se recita la antífona que corresponda.


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Salmo del Invitatorio (Opcional)

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Himno: ¡ Delante de la cruz los ojos míos!

Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.

Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.

Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,

quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. ¡Amén!
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SALMODIA

Ant 1. 
Contra ti, contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.

Salmo 50 - Confesión del Pecador Arrepentido.
Renuévense en la mente y en el espíritu y vístanse de la nueva condición humana (Ef 4, 23-24)

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Contra ti, contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.

Ant 2. Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.

Cantico - Jr 14,17-21: Lamentación del Pueblo en Tiempo de Hambre y de Guerra.
Está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio (Mc 1, 15)

Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.

Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad: desfallecidos de hambre;
tanto el profeta como el sacerdote
vagan sin sentido por el país.

¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por que nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la turbación.

Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.

No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.

Ant 3. El Señor es Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Salmo 99 - Alegría de los que Entran en el Templo.
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con aclamaciones.

Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Señor es Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
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Lectura Breve   Is 53, 11b-12
Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre,
porque se entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores;
él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.


Responsorio Breve

V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Él me librará de la red del cazador.
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Cántico Evangélico

Ant. Uno de los escribas se acercó a Jesús para preguntarle
         cuál era el primero de todos los mandamientos.
         Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón.»


Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Uno de los escribas se acercó a Jesús para preguntarle
         cuál era el primero de todos los mandamientos.
         Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón.»

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Preces
Demos gracias a Cristo, el Señor,
que al morir en la cruz nos dio la vida, y digámosle con fe:
R./ Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor.

Maestro y Salvador nuestro,
tú que nos revelaste con tu palabra el designio de Dios y nos renovaste con tu gloriosa pasión,
- no permitas que nuestros días transcurran entre vicios y pecados.

Que sepamos, Señor, mortificarnos hoy al tomar los manjares del cuerpo,
- para ayudar con nuestra abstinencia a los hambrientos y necesitados.

Que vivamos santamente este día de penitencia cuaresmal
- y lo consagremos a tu servicio mediante obras de misericordia.

Sana, Señor, nuestras voluntades rebeldes
- y llénanos de tu gracia y de tus dones.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir:
Padre Nuestro…

Oración
Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones,
para que sepamos refrenar nuestros excesos mundanos y seguir fielmente
las inspiraciones que nos vienen de ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. 
¡Amén!
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Conclusión 
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
     descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
En Paz
R. ¡Amén!
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 Viernes de la Tercera Semana de Cuaresma

VÍSPERAS
Oración de la tarde 
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor. Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades,que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).  Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.

Invocación Inicial

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Yo he sentido, Señor, tu voz amante.

Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?

Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. ¡Amén!
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SALMODIA

Ant 1. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Salmo 134 I: - - Himno a Dios por sus Maravillas
Ustedes son... un pueblo adquirido por Dios
para proclamar las hazañas del que los llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa (1P 2, 9)

Alaben el nombre del Señor,
alábenlo, siervos del Señor,
que están en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alaben al Señor porque es bueno,
tañan para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Ant 2. Casa de Israel, bendice al Señor; tañan para su nombre, que es amable.

Salmo 134 - II: Dios, Refugio y Fortaleza de su Pueblo.

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendigan al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Casa de Israel, bendice al Señor; tañan para su nombre, que es amable.

Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Cántico - Ap 15, 3-4: Canto de los Vencedores.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
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Lectura Breve:   Sant 1, 2-4
Hermanos míos, si están sometidos a tentaciones diversas,
considérenlo como una alegría,
sabiendo que la prueba de su fe produce constancia.
Pero hagan que la constancia dé un resultado perfecto,
para que sean perfectos e íntegros, sin defectos en nada.

Responsorio Breve

V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. «Señor, ten misericordia.»

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
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Cántico Evangélico

Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.
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Preces
Oremos a Jesús, el Señor, que santificó por su propia sangre al pueblo, y digámosle:
R./ Compadécete, Señor, de tu pueblo.

Redentor nuestro, por tu pasión, concede a tus fieles la fuerza necesaria para mortificar sus cuerpos,
ayúdalos en su lucha contra el mal y fortalece su esperanza,
- para que se dispongan a celebrar santamente tu resurrección.

Haz que los cristianos cumplan con su misión profética
anunciando al mundo Tu Evangelio
- y dando testimonio de él por su fe, esperanza y caridad.

Conforta, Señor, a los que están tristes,
- y otórganos a nosotros el poder consolar a nuestros hermanos.

Haz que tus fieles aprendan a participar en tu pasión con sus propios sufrimientos,
- para que sus vidas manifiesten tu salvación a los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que eres autor de la vida, acuérdate de los difuntos
y dales parte en tu gloriosa resurrección.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:
Padre nuestro...

Oración
Señor, Padre santo, que quisiste que tu Hijo fuese el precio de nuestro rescate,
haz que vivamos de tal manera que, tomando parte en los padecimientos de Cristo,
nos gocemos también en la revelación de su gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión 
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
     descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Viernes de la Tercera Semana de Cuaresma

COMPLETAS
Oración antes del descanso nocturno

 Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte. El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida. 

Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido,
     reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.

Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: Tú, a quien he buscado, Señor.

Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. ¡Amén!
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SALMODIA

Ant 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 4 - Acción de Gracias.
El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos (S. Agustín)

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y ustedes, ¿hasta cuándo ultrajarán mi honor,
amarán la falsedad y buscarán el engaño?
Sépanlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Tiemblen y no pequen, reflexionen
en el silencio de su lecho;
ofrezcan sacrificios legítimos
y confíen en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Ant. Durante la noche, bendigan al Señor.

Salmo 133 - Oración Vespertina en el Templo
Alaben al Señor, sus siervos todos, los que le temen, pequeños y grandes (Ap 19,5)

Y ahora bendigan al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasan la noche
en la casa del Señor:

Levanten las manos hacia el santuario,
y bendigan al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Durante la noche, bendigan al Señor.
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Lectura Breve:   Dt 6, 4-7

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma,
con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria;
se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa
y yendo de camino, acostado y levantado.

Responsorio Breve

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico Evangélico

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Cántico de Simeón       Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Visita, Señor, esta habitación:
aleja de ella las insidias del enemigo;
que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz
y que tu bendición permanezca siempre con nosotros.
Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.

Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor, 
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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