sábado, 23 de marzo de 2019

Liturgia de las Horas - Latinoamerica - Cuaresma - Domingo, salterio II

LAUDES
Oración de la mañana


"En la Eternidad éramos;
al nacer comenzamos a existir.

Existir es ser en el tiempo.

Y al morir dejamos de existir,
pero no dejamos de ser.

Somos seres espirituales
que vivimos una aventura terrenal". 

Teilhard de Chardin


Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección. En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Si no, 
 †  se hace la señal de la cruz mientras se dice:

V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Se añade el Salmo del Invitatorio con su antífona:

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Salmo del Invitatorio
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.

Se añade el Salmo del Invitatorio con su antífona:

(Seleccione y pulse el enlace con el salmo del Invitatorio que desea usar). 

Salmo 94 Salmo 94: Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13

Se recita la antífona que corresponda.

Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.». 
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Salmo del Invitatorio (Opcional)

El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

Se recita la antífona que corresponda.


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.» 
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Salmo del Invitatorio (Opcional)

Sepan que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)

Se recita la antífona que corresponda.


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.» 
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Salmo del Invitatorio (Opcional)

Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.


Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.» 
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Himno: Las sombras oscuras huyen.

Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.

Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.

La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.

Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.

Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. ¡Amén!
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SALMODIA

Ant 1. 
Tus mandatos, Señor, son fieles y seguros, más que la voz de aguas caudalosas.

Salmo 92: Gloria al Dios Creador.
Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias (Ap 19, 6. 7)

El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.

Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.

Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;

pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Tus mandatos, Señor, son fieles y seguros, más que la voz de aguas caudalosas.

Ant 2. Manantiales, bendigan al Señor, ensálcenlo con himnos por los siglos.

Cantico - Dn 3, 57-88. 56: Toda la Creación Alabe al Señor
Alaben al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)

Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendigan al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendigan al Señor;
ejércitos del Señor, bendigan al Señor.

Sol y luna, bendigan al Señor;
astros del cielo, bendigan al Señor.

Lluvia y rocío, bendigan al Señor;
vientos todos, bendigan al Señor.

Fuego y calor, bendigan al Señor;
fríos y heladas, bendigan al Señor.

Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
témpanos y hielos, bendigan al Señor.

Escarchas y nieves, bendigan al Señor;
noche y día, bendigan al Señor.

Luz y tinieblas, bendigan al Señor;
rayos y nubes, bendigan al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendigan al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendigan al Señor.

Manantiales, bendigan al Señor;
mares y ríos, bendigan al Señor.

Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
aves del cielo, bendigan al Señor.

Fieras y ganados, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor;
siervos del Señor, bendigan al Señor.

Almas y espíritus justos, bendigan al Señor;
santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. Manantiales, bendigan al Señor, ensálcenlo con himnos por los siglos.

Ant 3.  Reyes y pueblos del orbe, alaben al Señor.

Salmo 148 - Alabanza del Dios Creador
Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos (Ap 5, 13)

Alaben al Señor en el cielo,
Alaben al Señor en lo alto.

Alábenlo todos sus ángeles,
Alábenlo todos sus ejércitos.

Alábenlo, sol y luna;
Alábenlo, estrellas lucientes.

Alábenlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.

Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.

Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.

Alaben al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.

Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.

Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.

Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.

Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.

Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.

Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.

Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Reyes y pueblos del orbe, alaben al Señor.
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Lectura Breve Ez 37, 12b-14
Este día está consagrado al Señor su Dios; no hagan duelo ni lloren.
No estén tristes: la alegría del Señor es su fortaleza.

Responsorio Breve

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
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Cántico Evangélico

Ant. El Señor, el Dios de sus padres, me ha enviado a ustedes.

Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Señor, el Dios de sus padres, me ha enviado a ustedes.
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Preces
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación;
acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón,
y, bendiciéndole, digamos:
R./ Infúndenos, Señor, un espíritu nuevo.

Cristo, vida nuestra, tú que por el bautismo nos has sepultado místicamente
contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
- concédenos andar hoy en vida nueva.

Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien,
- haz que también nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.

Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en la edificación de nuestra ciudad terrena,
- sin olvidar nunca tu reino eterno.

Tú, Señor, que eres médico de los cuerpos y de las almas,
- sana las dolencias de nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Ya que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios, acudamos al Padre,:
Padre Nuestro…

Oración
Concédenos, Dios todopoderoso,
que la constante meditación de tu doctrina
nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Conclusión 
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
     descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo de Cuaresma
Domingo de la III Semana
  

II VÍSPERAS

Oración de la tarde


Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (
la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (
la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.

Invocación Inicial

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno: Oh bondadoso Creador, escucha.

Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.

A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.

Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. ¡Amén!
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SALMODIA

Ant 1. Señor, Dios todopoderoso,
            líbranos por la gloria de tu nombre y concédenos un espíritu de conversión.

Salmo 109, 1-5. 7: El Mesías, Rey y Sacerdote.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Señor, Dios todopoderoso,
            líbranos por la gloria de tu nombre y concédenos un espíritu de conversión.

Ant 2. Nos rescataron a precio de la sangre de Cristo,
            el cordero sin defecto ni mancha.

Salmo 110:  Grandes son las obras del Señor.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre..

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Nos rescataron a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha.

Ant 3. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.

Cántico - 1Pe 2, 21b-24: Pasión Voluntaria de Cristo Siervo de Dios
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado.
Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el 
Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.
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Lectura Breve   1Pe 1, 3-5
Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el premio.
Corran como él, para conseguirlo.
Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar
una corona que se marchita; nosotros una que no se ha de marchitar jamás.

Responsorio Breve

V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. Porque hemos pecado contra ti..

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
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Cántico Evangélico

Ant. El que permanece en mí da mucho fruto.

Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El que permanece en mí da mucho fruto.
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Preces
Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo,
la Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno,
y supliquémosle, diciendo:
R./ Señor, ten piedad de tu pueblo.

Escucha, Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu pueblo
- y concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.

Enséñanos a amar de verdad y sin discriminación
a nuestros hermanos y a los hombres de todas las razas,
- y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.

Pon tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
- y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.

Tú que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
- haz que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Haz que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y gocen eternamente de tu presencia.

Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre nuestro...

Oración
Dios nuestro, fuente de toda bondad y misericordia,
que nos otorgas un remedio para nuestros pecados por el ayuno,
la oración y la limosna, recibe con agrado la confesión que te hacemos
de nuestra debilidad y, ya que nos oprime el peso de nuestras culpas,
levántanos con el auxilio de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Conclusión 
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
     descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!

Si se despide de la comunidad añade:

V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga,
     nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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 Tiempo de Cuaresma, Domingo de la Tercera Semana


COMPLETAS

Oración
antes del descanso nocturno



Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte. El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida. 

Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.

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Invocación Inicial

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido,
     reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.

Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: Tú, a quien he buscado, Señor,.

Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.

Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noches. ¡Amén!
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SALMODIA

Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90: A la Sombra del Omnipotente.
Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
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Lectura Breve:   Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente.
Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol,
porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos,
y reinarán por los siglos de los siglos.

Responsorio Breve

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico Evangélico

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Cántico de Simeón       Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración Conclusiva
Humildemente te pedimos, Señor,
que después de haber celebrado en este día
los misterios de la resurrección de tu Hijo,
]sin temor alguno, descansemos en tu paz,
y mañana nos levantemos alegres
para cantar nuevamente tus alabanzas.
Por Cristo nuestro Señor.  ¡Amén!

Bendición

V. El Señor todopoderoso
     nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.

Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor, 
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.

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