domingo, 23 de agosto de 2020

Liturgia de las Horas para Latinoamerica - Domingo, Salterio I, TO

____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Oficio de Lectura
Himno:
Primicias son del sol de su Palabra
Salmodia
: Salmo 1 / Salmo 2 / Salmo 3
Primera Lectura: Reconstrucción de las Murallas de Jerusalén
Del libro de Nehemías 4, 1-23
Segunda Lectura: Predicamos a Cristo Hasta los Confines de la Tierra
De las Homilías del papa Pablo sexto. (Homilía pronunciada en Manila el 29 de noviembre de 1970)

Laudes
Himno: Es verdad que las luces del alba.
Salmodia
: Salmo 62, 2-9 / Cantico: Dn 3, 57-88. 56 / Salmo 149.
Lectura Breve: Ap 7, 10. 12

Vísperas
Himno: Dios de la luz, presencia ardiente.
Salmodia
: Salmo 109, 1-5.7 / Salmo 113-A /Cántico, Cf. Ap 19,1-2, 5-7
Lectura Breve: 2Co 1, 3-4

Completas
Himno: Cuando la luz del sol es ya poniente.
Salmodia
: Salmo 90
Lectura Breve: Ap 22, 4-5
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Tercia
Himno: Ven, Espíritu Santo, luz y gozo
Salmodia
: Salmo 117-I / Salmo 117-II / Salmo 117-III
Lectura Breve: 1Jn 4, 16

Sexta
Himno: Cuando la luz del día está en su cumbre
Salmodia
: Salmo 122 / Salmo 123 / Salmo 124
Lectura Breve: Ga 6, 8

Nona
Himno: Fundamento de todo lo que existe
Salmodia
: Salmo 125 / Salmo 126 / Salmo 127
Lectura Breve: Ga 6, 9-10
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Tiempo Ordinario - Domingo I
De la Feria. Salterio I

¡Ay de mí si no evangelizare!
Para esto me ha enviado el mismo Cristo.

Yo soy apóstol y testigo.
Cuanto más lejana está la meta, cuanto más difícil es el mandato,
con tanta mayor vehemencia el amor nos apremia.  
(De las Homilías del papa San Pablo sexto)


Oficio de Lectura: Oración Primera

_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Invitatorio

El Invitatorio se dice como introducción a todo el conjunto de la oración cotidiana; por ello se antepone o bien al Oficio de lectura o bien a las Laudes,
según se comience el día por una u otra acción litúrgica.
Si el Oficio de lectura se reza antes de Laudes, se empieza con el Invitatorio, como se indica al comienzo.
Pero si antes se ha rezado ya alguna otra Hora del Oficio, se comienza con la invocación mostrada en este formulario.
Cuando el Oficio de lectura forma parte de la celebración de una vigilia dominical o festiva prolongada
(Principios y normas generales de la Liturgia de las Horas, núm. 73), antes del himno Te Deum se dicen los cánticos correspondientes y se proclama el evangelio propio de la vigilia dominical o festiva, tal como se indica en Vigilias.

Si el Oficio de lectura se dice inmediatamente antes de otra Hora del Oficio, puede decirse como himno del Oficio de lectura e
l himno propio de esa otra Hora;
luego, al final del Oficio de lectura, se omite la oración y la conclusión 
y se pasa directamente a la salmodia de la otra Hora,
omitiendo su versículo introductorio y el Gloria al Padre, etc. 
Cada día hay dos lecturas, la primera bíblica y la segunda hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V.   Señor, abre mis labios.
R.  Y mi boca proclamará tu alabanza.
V.  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.  Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén! 

Si el Oficio ha de ser rezado a solas, puede decirse la siguiente oración: 

V.   Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre;
      limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos,
      perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento
      y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente
      pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado
      en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo, o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. 
(Cuando se aplica la forma responsorial, la asamblea repite la antífona después de cada estrofa)
Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados. 
El salmo
 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.  En tal caso, si el salmo escogido forma parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia,
el salmo
 94. Cuando se reza individualmente, basta con decir la antífona una sola vez al inicio del salmo, no es necesario repetirla al final de cada estrofa.

____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. ¡Aleluya!

Salmo 94 - Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13

Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,
 
     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,
     el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años
     aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. ¡Aleluya!

____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos.
Éstos introducen en la celebración un elemento que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  
Además de estos Himnos, pueden usarse, 
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Himno: Primicias son del sol de su Palabra. 

Primicias son del sol de su Palabra
     las luces fulgurantes de este día;
     despierte el corazón, que es Dios quien llama,
     y su presencia es la que ilumina. 

Jesús es el que viene y el que pasa
     en Pascua permanente entre los hombres,
     resuena en cada hermano su palabra,
     revive en cada vida sus amores. 

Abran el corazón, es él quien llama
     con voces apremiantes de ternura;
     vengan: habla, Señor, que tu palabra
     es vida y salvación de quien la escucha. 

El día del Señor, eterna Pascua,
     que nuestro corazón inquieto espera,
     en ágape de amor ya nos alcanza,
     solemne memorial en toda fiesta. 

Honor y gloria al Padre que nos ama,
     y al Hijo que preside esta asamblea,
     cenáculo de amor le sea el alma,
     su Espíritu por siempre sea en ella. ¡Amén!

_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

SALMODIA
Es un conjunto de dos salmos y un cántico bíblico del Antiguo o del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa. Al inicio, cada Salmo tiene un enunciado y una breve cita bíblica o cita de algún Padre de la Iglesia. A los Salmos se les conoce en hebreo como “Tehillim” que significa “cántico de Alabanza”, en griego es “Psalmoi”,
que significa “cántico que ha de ser entonado al son del salterio” El versículo Gloria al Padre se dice al final de todos los salmos y cánticos del Oficio de lectura.
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 1. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.

Salmo 1: Los Dos Caminos Del Hombre.
Felices quienes, poniendo toda su confianza en la cruz, se han sumergido en el agua de la vida (de un autor del siglo II).

Dichoso el hombre
     que no sigue el consejo de los impíos,
     ni entra por la senda de los pecadores,
     ni se sienta en la reunión de los cínicos;
     sino que su gozo es la ley del Señor,
     y medita su ley día y noche.

Será como un árbol
     plantado al borde de la acequia:
     da fruto a su tiempo
     y no se marchitan sus hojas;
     y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así;
     serán paja que arrebata el viento.
     En el juicio los impíos no se levantarán,
     ni los pecadores en la asamblea de los justos;
     porque el Señor protege el camino de los justos,
     pero el camino de los impíos acaba mal.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del Salmo
Señor, eres plenitud de vida de santidad y de alegría.
Llena nuestros días y nuestras noches con el amor de tu sabiduría,
para que demos fruto en la hermosura de la santidad,
como un árbol regado por corrientes de agua.

Ant. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 2. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.

Salmo 2: El Mesías, Rey Vencedor.
De hecho, en esta ciudad, se aliaron contra tu santo siervo Jesús, tu Ungido. (Hech 4, 27)

¿Por qué se amotinan las naciones,
     y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,
     los príncipes conspiran
     contra el Señor y contra su Mesías:
     «rompamos sus coyundas,
     sacudamos su yugo.»

El que habita en el cielo sonríe,
     el Señor se burla de ellos.
     Luego les habla con ira,
     los espanta con su cólera:
     «yo mismo he establecido a mi Rey
     en Sión, mi monte santo».

Voy a proclamar el decreto del Señor;
     él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
     yo te he engendrado hoy.

Pídemelo:
     te daré en herencia las naciones,
     en posesión los confines de la tierra:
     los gobernarás con cetro de hierro,
     los quebrarás como jarro de loza.»

Y ahora, reyes, sean sensatos;
     escarmienten los que rigen la tierra:
     sirvan al Señor con temor,
     ríndanle homenaje temblando;
     no sea que se irrite, y vayan a la ruina,
     porque se inflama de pronto su ira.
     ¡Dichosos los que se refugian en él!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del Salmo
Señor Dios, diste a los pueblos del mundo como herencia de tu único Hijo;
lo coronaste como Rey de Sion, tu ciudad santa,
y le diste tu Iglesia para que fuera su esposa. Al proclamar la ley de tu reino eterno,
que le sirvamos fielmente y así compartamos su poder real para siempre.

Ant. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 3. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.

Salmo 3: Confianza en Medio de la Angustia.
Cristo se durmió en la muerte, pero resucitó de entre los muertos, porque Dios fue su libertador (San Ireneo).

Señor, cuántos son mis enemigos,
     cuántos se levantan contra mí;
     cuántos dicen de mí:
     «ya no lo protege Dios.»

Pero tú, Señor,
     eres mi escudo y mi gloria,
     tú mantienes alta mi cabeza.
     Si grito invocando al Señor,
     él me escucha desde su monte santo.

Puedo acostarme
     y dormir y despertar:
     el Señor me sostiene.
     No temeré al pueblo innumerable
     que acampa a mi alrededor.

Levántate, Señor;
     sálvame, Dios mío:
     tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
     rompiste los dientes de los malvados.

De ti, Señor, viene la salvación
     y la bendición sobre tu pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. Amén.

Oración del Salmo
Señor Dios, escuchaste el clamor de tu Hijo
cuando estaba oprimido y lo salvaste del sueño de la muerte.
Levántate, Señor, ayuda a tu Iglesia.
Sea su escudo para que levante la cabeza e irradie la gloria de la resurrección.

Ant. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.

Silencio sagrado
 (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

V. La palabra de Cristo habite con toda riqueza en ustedes.
R. Exhortándolos mutuamente con toda sabiduría.

____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Lectura Bíblica:
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Primera Lectura: Reconstrucción de las Murallas de Jerusalén
Del libro de Nehemías 4, 1-23

En aquellos días, cuando Sanbalat
se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se indignó y, enfurecido, empezó a burlarse de los judíos, diciendo a su gente y a la guarnición samaritana:
«¿Qué hacen esos desgraciados judíos? ¿No hay nadie que se lo impida?
¿Van a ofrecer sacrificios? ¿Se creen que van a terminar en un día
y a resucitar de montones de escombros unas piedras calcinadas?»


El amonita Tobías, que se encontraba a su lado, dijo: «Déjalos que construyan.
En cuanto suba una zorra, abrirá brecha en su muralla de piedra.»

Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros. Haz que sus insultos
recaigan sobre ellos y mándalos al destierro para que se burlen de ellos.
No encubras sus delitos, no borres de tu vista sus pecados,
pues han ofendido a los constructores.

Seguimos levantando la muralla,
que quedó reparada hasta media altura. La gente tenía ganas de trabajar.

Cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdoditas
se enteraron de que la reparación de la muralla de Jerusalén iba adelante
-pues empezaban a cerrarse las brechas-, lo llevaron muy a mal.
Se confabularon para luchar contra Jerusalén y sembrar en ella la confusión. Encomendándonos a nuestro Dios, apostamos una guardia, día y noche,
para vigilarlos. Los judíos decían: «Los cargadores se agotan
y los escombros son muchos; nosotros solos no podemos construir la muralla.»


Nuestros enemigos comentaban: «Que no sepan ni vean nada hasta que hayamos penetrado en medio de ellos y los matemos; así detendremos las obras.»

En esta situación, los judíos que vivían entre ellos, viniendo de diversos lugares, nos repetían una y otra vez que nos iban a atacar. Entonces, aposté en trincheras, detrás de la muralla y entre matorrales, gente dividida por familias
y armados con sus espadas, lanzas y arcos. Después de una inspección,
dije a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo:
«No les tengan miedo. Acuérdense del Señor, grande y terrible,
y luchen por sus hermanos, hijos, hijas, mujeres y casas.»


Al ver nuestros enemigos que estábamos informados, Dios desbarató sus planes
y pudimos volver a la muralla, cada cual a su tarea. Con todo, desde aquel día,
la mitad de mis hombres trabajaba, mientras la otra mitad estaba armada de lanzas, escudos, arcos y corazas. Las autoridades se preocupaban de todos los judíos.
Los que construían la muralla y los cargadores estaban armados;
con una mano trabajaban y con la otra empuñaban el arma. Todos los albañiles llevaban la espada al cinto mientras trabajaban. Y el corneta iba a mi lado, pues había dicho a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo:
«El trabajo es tan grande y tan extenso, que debemos desperdigarnos a lo largo
de la muralla, lejos unos de otros. En cuanto oigan la corneta, dondequiera que estén, vengan a reunirse con nosotros. Nuestro Dios combatirá por nosotros.»


Así seguimos, unos trabajando y otros empuñando las lanzas,
desde que despuntaba el alba hasta que salían las estrellas.
Por entonces dije también al pueblo: «Todos pernoctarán en Jerusalén con sus criados. De noche haremos guardia, y de día trabajaremos.»

Yo, mis hermanos, mis criados y los hombres de mi escolta
dormíamos vestidos y con las armas al alcance de la mano.

RESPONSORIO     Is 25, 4; Sal 124, 2
R. Señor, tú has sido baluarte para el pobre,
     fortaleza para el desvalido en su angustia,
     * parapeto contra el aguacero, sombra contra el calor.

V. Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo.
R. Parapeto contra el aguacero, sombra contra el calor.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 Segunda Lectura: Predicamos a Cristo Hasta los Confines de la Tierra
De las Homilías del papa Pablo sexto. (Homilía pronunciada en Manila el 29 de noviembre de 1970)

¡Ay de mí si no evangelizare! Para esto me ha enviado el mismo Cristo.
Yo soy apóstol y testigo. Cuanto más lejana está la meta, cuanto más difícil es el mandato, con tanta mayor vehemencia el amor nos apremia.
Debo predicar su nombre: Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo;
él es quien nos ha revelado al Dios invisible, él es el primogénito de toda creatura,
y todo se mantiene en él. Él es también el maestro y redentor de los hombres;
él nació, murió y resucitó por nosotros. Él es el centro de la historia y del universo; él nos conoce y nos ama, compañero y amigo de nuestra vida,
hombre de dolor y de esperanza; él ciertamente vendrá de nuevo
y será finalmente nuestro juez y también, como esperamos,
nuestra plenitud de vida y nuestra felicidad.

Yo nunca me cansaría de hablar de él; él es la luz, la verdad,
más aún, el camino, la verdad y la vida; él es el pan y la fuente de agua viva,
que satisface nuestra hambre y nuestra sed; él es nuestro pastor, nuestro guía, nuestro ejemplo, nuestro consuelo, nuestro hermano.

Él, como nosotros y más que nosotros, fue pequeño, pobre, humillado,
sujeto al trabajo, oprimido, paciente.
Por nosotros habló, obró milagros,
instituyó el nuevo reino en el que los pobres son bienaventurados,
en el que la paz es el principio de la convivencia,
en el que los limpios de corazón y los que lloran son ensalzados y consolados,
en el que los que tienen hambre de justicia son saciados,
en el que los pecadores pueden alcanzar el perdón, en el que todos son hermanos.

Éste es Jesucristo, de quien ya han oído hablar,
al cual muchos de ustedes ya pertenecen, por su condición de cristianos.
A ustedes, pues, cristianos, les repito su nombre, a todos lo anuncio:
Cristo Jesús es el principio y el fin, el alfa y la omega, el rey del nuevo mundo,
la arcana y suprema razón de la historia humana y de nuestro destino;
él es el mediador, a manera de puente, entre la tierra y el cielo;
él es el Hijo del hombre por antonomasia,
porque es el Hijo de Dios, eterno, infinito y el Hijo de María,
bendita entre todas las mujeres, su madre según la carne;
nuestra madre por la comunión con el Espíritu del cuerpo místico.

¡Jesucristo! Recuérdenlo: él es el objeto perenne de nuestra predicación;
nuestro anhelo es que su nombre resuene hasta los confines de la tierra
y por los siglos de los siglos.

Responsorio: 2Tm 1, 10; Jn 1, 16; Col 1, 16-17
R/. Cristo Jesús, nuestro Salvador, ha aniquilado la muerte,
       y ha hecho brillar la vida y la inmortalidad por el Evangelio.
       
* Y de su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia.
V/. Todo fue creado por él y para él, él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
R/. Y de su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia.

____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

HIMNO FINAL - Te Deum  (Versión Vaticana  https://www.vaticannews.va/es/oraciones/te-deum.html)
En los domingos, en las solemnidades y en las fiestas después del segundo responsorio, se dice el siguiente himno:
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 A ti, oh Dios, te alabamos,
       a ti, Señor, te reconocemos.
       A ti, eterno Padre, te venera toda la creación. 

Los ángeles todos, los cielos
      y todas las potestades te honran. 

Los querubines y serafines
      te cantan sin cesar: 

Santo, Santo, Santo es el Señor,
     Dios del universo.
     Los cielos y la tierra están llenos
     de la majestad de tu gloria. 

A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
      la multitud admirable de los Profetas,
      el blanco ejército de los mártires. 

A ti la Iglesia santa,
     extendida por toda la tierra, te proclama: 

Padre de inmensa majestad,
     Hijo único y verdadero,
     digno de adoración,
     Espíritu Santo, Defensor. 

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
      Tú eres el Hijo único del Padre. 

Tú, para liberar al hombre,
     aceptaste la condición humana
     sin desdeñar el seno de la Virgen. 

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
      abriste a los creyentes el reino del cielo. 

Tú te sientas a la derecha de Dios
     en la gloria del Padre. 

Creemos que un día
    has de venir como juez. 

Te rogamos, pues,
     que vengas en ayuda de tus siervos,
     a quienes redimiste con tu preciosa sangre. 

Haz que en la gloria eterna
     nos asociemos a tus santos. 

    La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
     y bendice tu heredad. 
        Sé su pastor y ensálzalo eternamente. 

Día tras día te bendecimos
     y alabamos tu nombre para siempre,
     por eternidad de eternidades. 

Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado. 

Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. 

Que tu misericordia, Señor,
     venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Oración Conclusiva
Dios todopoderoso y eterno,
que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado,
cuando era bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él,
concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo,
que se conserven siempre dignos de tu complacencia.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Conclusión
Después de la oración conclusiva, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


LAUDES

"Si el alma hace buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios. 

Él nos enseñó, por medio de sus preceptos, 
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano

Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan con la finalidad de santificar la mañana.
Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor,
la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9) y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).

Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 horas.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.

En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V.  Señor abre mis labios
R.    Y mi boca proclamará tu alabanza.
V.    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.    Como era en el principio, ahora y siempre,
        por los siglos de los siglos. ¡Amén!

____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. (Cuando se aplica la forma responsorial,
la asamblea repite la antífona después de cada estrofa).

Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.


El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.
En tal caso, si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 
94.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant. ¡Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva, Aleluya 

Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Heb 3, 13.

Se repite la antífona al final de cada párrafo:
Vengan, aclamemos al Señor,
     demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,
 
     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios,
     y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. ¡Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva, Aleluya 
__________________________________________________________________________________________________________________________________
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

Ant. ¡Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva, Aleluya 

Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Se repite la antífona.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. ¡Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva, Aleluya 
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Himno: Es verdad que las luces del alba.

Es verdad que las luces del alba
     del día de hoy
     son más puras, radiantes y bellas,
     por gracia de Dios.

Es verdad que yo siento en mi vida,
     muy dentro de mí,
     que la gracia de Dios es mi gracia,
     que no merecí.

Es verdad que la gracia del Padre,
     en Cristo Jesús,
     es la gloria del hombre y del mundo
     bañados en luz.

Es verdad que la Pascua de Cristo
     es pascua por mí,
     que su muerte y victoria me dieron
     eterno vivir.

Viviré en alabanzas al Padre,
     que al Hijo nos dio,

     y que el santo Paráclito inflame
     nuestra alma en amor. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 1. ¡Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria, Aleluya!

Salmo 62, 2-9: El Alma Sedienta de Dios. 
El alma sedienta de Dios Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas (Orígenes)

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
     mi alma está sedienta de ti;
     mi carne tiene ansia de ti,
     como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
     viendo tu fuerza y tu gloria!
     Tu gracia vale más que la vida,
     te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
      y alzaré las manos invocándote.
     Me saciaré de manjares exquisitos,
     y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
     y velando medito en ti,
     porque fuiste mi auxilio,
     y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
     mi alma está unida a ti,
     y tu diestra me sostiene
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del salmo
Padre, creador de la luz inagotable, da esa misma luz a los que te llaman.
Que nuestros labios te alaben; nuestras vidas proclaman tu bondad;
nuestro trabajo te de honor y nuestras voces te celebran para siempre.

Ant. ¡Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria, Aleluya!
__________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant 2. En medio de las llamas, los tres jóvenes unánimes cantaban:
            “Bendito sea el Señor”. Aleluya. 

Cantico: Dn 3, 57-88. 56: Toda la Creación Alabe al Señor.    
                        Alaben al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)

Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
     ensálcenlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendigan al Señor;
     cielos, bendigan al Señor.

Aguas del espacio, bendigan al Señor;
     ejércitos del Señor, bendigan al Señor.

Sol y luna, bendigan al Señor;
     astros del cielo, bendigan al Señor.

Lluvia y rocío, bendigan al Señor;
     vientos todos, bendigan al Señor.

Fuego y calor, bendigan al Señor;
     fríos y heladas, bendigan al Señor.

Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
     témpanos y hielos, bendigan al Señor.

Escarchas y nieves, bendigan al Señor;
     noche y día, bendigan al Señor.

Luz y tinieblas, bendigan al Señor;
     rayos y nubes, bendigan al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
     ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendigan al Señor;
     cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendigan al Señor;
     mares y ríos, bendigan al Señor.

Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
     aves del cielo, bendigan al Señor.

Fieras y ganados, bendigan al Señor,
     ensálcenlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
     bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor;
     siervos del Señor, bendigan al Señor.

Almas y espíritus justos, bendigan al Señor;
     santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor,
     ensálcenlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
     ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
     alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre!

Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes unánimes cantaban:
            “Bendito sea el Señor”. Aleluya. 
__________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant 3. ¡Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey, Aleluya!

Salmo 149: Alegría de los Santos.  
                               Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)

Canten al Señor un cántico nuevo,
     resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
     que se alegre Israel por su Creador,
     los hijos de Sión por su Rey.

Alaben su nombre con danzas,
     cántenle con tambores y cítaras;
     porque el Señor ama a su pueblo
     y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
     y canten jubilosos en filas:
     con vítores a Dios en la boca
     y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
     y aplicar el castigo a las naciones,
     sujetando a los reyes con argollas,
     a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
     es un honor para todos sus fieles
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Oración del salmo
Haz que Israel se regocije en ti, Señor, y te reconozca como creador y redentor.
Confiamos en tu fidelidad y proclamamos las maravillosas verdades de la salvación.
Que tu amabilidad nos abrace ahora y para siempre.

Ant. ¡Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey, Aleluya!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Lectura Breve:   Ap 7, 10. 12
¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!
La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor,
y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico Evangélico (Benedictus)
Los cánticos son tomados del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al inicio de su proclamación.
Los cánticos evangélicos son solo tres: Benedictus, (Laudes) Magnificat  (Vísperas) y Nunc dimittis (Completas).
El Benedictus, cántico de Zacarías, padre de Juan Bautista, canta la venida del Mesías, como bendición de Dios, "sol que nace de lo alto", 
por lo que su proclamación en Laudes refuerza el sentido matutino simbólico de la oración.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant. Jesús se levantó temprano en la mañana, fue a un lugar solitario y allí oró.

Cántico de Zacarías: Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor.  
                                                      (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    porque ha visitado y redimido a su pueblo.
     suscitándonos una fuerza de salvación
     en la casa de David, su siervo,
     según lo había predicho desde antiguo
     por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
     y de la mano de todos los que nos odian;
     ha realizado así,
     la misericordia que tuvo con nuestros padres,
     recordando su santa alianza
     y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
     arrancados de la mano de los enemigos,
     le sirvamos con santidad y justicia,
     en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
     porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
     anunciando a su pueblo la salvación,
     el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
     nos visitará el sol que nace de lo alto,
     para iluminar a los que viven
     en tiniebla y en sombra de muerte,
     para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Jesús se levantó temprano en la mañana, fue a un lugar solitario y allí oró.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo

Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre
y sol de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:
R: Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

Creador de la luz, de cuya bondad recibimos,
con acción de gracias, las primicias de este día;
- te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección
   sea nuestro gozo durante este domingo.

Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
- y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones.

Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo,
- y que la participación en el banquete de tu amor
  haga crecer nuestra esperanza.

Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
- y vivamos durante todo el día en acción de gracias.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:
R: Padre nuestro...

Oración Conclusiva

Señor, protege a tu pueblo con tu amor siempre fiel
y, ya que sólo en ti hemos puesto nuestra esperanza,
defiéndenos siempre con tu poder.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Conclusión:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:  
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Fórmula larga:  † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, 
     Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Fórmula breve:  † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
        Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Tiempo Ordinario. Segundas Vísperas del Domingo - De la Feria. Salterio I

II VÍSPERAS - Oración de la tarde
“Si el alma hace buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
"
(San Columbano)

Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.

Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior 
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo
al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
____________________________________________________________________________________________________________

Invocación Inicial
Se hace la invocación Inicial antes del himno, trazando en la frente la señal de la cruz mientras se dice:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
    por los siglos de los siglos. ¡Amén!
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________ 
Himno: Dios de la luz, presencia ardiente.

Dios de la luz, presencia ardiente
     sin meridiano ni frontera:
     vuelves la noche mediodía,
     ciegas al sol con tu derecha.

Como columna de la aurora,
     iba en la noche tu grandeza;
     te vio el desierto, y destellaron
     luz de tu gloria las arenas.

Cerró la noche sobre Egipto
     como cilicio de tinieblas;
     para tu pueblo amanecías
     bajo los techos de las tiendas.

Eres la luz, pero en tu rayo
     lanzas el día o la tiniebla:
     ciegas los ojos del soberbio,
     curas al pobre su ceguera.

Cristo Jesús, tú que trajiste fuego
     a la entraña de la tierra,
     guarda encendida nuestra lámpara
     hasta la aurora de tu vuelta. ¡Amén!
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará eternamente. ¡Aleluya!

Salmo 109, 1-5. 7: El Mesías, Rey y Sacerdote.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
     «Siéntate a mi derecha,
     y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
     el poder de tu cetro:
     somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
     entre esplendores sagrados;
     yo mismo te engendré, como rocío,
     antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
     «Tú eres sacerdote eterno
     según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
     quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
     por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Padre, te pedimos que nos des la victoria y la paz.
En Jesucristo, nuestro Señor y Rey, ya estamos sentados a tu diestra.
Esperamos alabarte en la comunión de todos tus santos en nuestra patria celestial.

Ant 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará eternamente. ¡Aleluya!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 2. En presencia del Señor se estremece la tierra. ¡Aleluya!

Salmo 113-A: Israel Librado de Egipto; Las Maravillas del Éxodo.
Reconozcan que también ustedes, los que renunciaron al mundo, han salido de Egipto. (San Agustín)

Cuando Israel salió de Egipto,
     los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
     Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
     el Jordán se echó atrás;
     los montes saltaron como carneros;
     las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
     y a ti, Jordán, que te echas atrás?
     ¿Y a ustedes, montes, que saltan como carneros;
     colinas, que saltan como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
     en presencia del Dios de Jacob;
     que transforma las peñas en estanques,
     el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. En presencia del Señor se estremece la tierra. ¡Aleluya!

Oración del salmo
Dios Todopoderoso, misterio siempre vivo de unidad y trinidad,
le diste vida al nuevo Israel por nacimiento del agua y el Espíritu,
y lo convertiste en una raza elegida, un sacerdocio real,
un pueblo apartado como tu posesión eterna.
Que todos aquellos a quienes has llamado a caminar
en el esplendor de la nueva luz te brinden un servicio y adoración adecuados.

Ant. En presencia del Señor se estremece la tierra. ¡Aleluya!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. ¡Aleluya!

Cántico - Ap 19,1-2, 5-7: El Mesías, Rey y Sacerdote.
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado.
Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el 
Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
En los Domingos de Cuaresma, en lugar del cántico del Apocalipsis se dice el de la carta de San Pedro, con su antífona propia.

V. ¡Aleluya!
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. ¡Aleluya!

V. ¡Aleluya!
Alaben al Señor sus siervos todos.
Los que le temen, pequeños y grandes.
R. ¡Aleluya!

V. ¡Aleluya!
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. ¡Aleluya!

V. ¡Aleluya!
Llegó la boda del cordero.
Su esposa se ha embellecido.
R. ¡Aleluya!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. ¡Aleluya!
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Lectura Breve: 2 Cor 1, 3-4
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordia y Dios de todo consuelo;
él nos consuela en todas nuestras luchas,
para poder nosotros consolar
a los que están en toda tribulación,
mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio BreveV. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Y se ha aparecido a Simón.
R. ¡En la bóveda del cielo!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico Evangélico (Magníficat)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al principio de su proclamación.
 El Magnificat, (Canto de María) es un canto de gratitud de la Virgen al caer la tarde cuando el Ángel la encontró en oración.
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant. «Con su perseverancia salvarán sus vidas», dice el Señor.

Cántico de María: Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
                                                    (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán
     todas las generaciones,
     porque el Poderoso
     ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
     a los hambrientos los colma de bienes
     y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     -como lo había prometido a nuestros padres-
     en favor de Abraham
     y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. «Con su perseverancia salvarán sus vidas», dice el Señor.
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Preces - Para consagrar a Dios el día y el trabajo
Adoremos a Cristo, Señor nuestro y cabeza de la Iglesia,
y digámosle confiadamente:
R./ Venga a nosotros tu reino, Señor

Señor, amigo de los hombres,
haz de tu Iglesia instrumento de concordia y unidad entre ellos
- y signo de salvación para todos los pueblos.

Protege con tu brazo poderoso al Papa y a todos los obispos
- y concédeles trabajar en unidad, amor y paz.

A los cristianos concédenos vivir íntimamente unidos a ti, nuestro Maestro,
- y dar testimonio en nuestras vidas de la llegada de tu reino.

Concede, Señor, al mundo el don de la paz
- y haz que en todos los pueblos reine la justicia y el bienestar.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Otorga, a los que han muerto, una resurrección gloriosa
- y haz que los que aún vivimos en este mundo
  gocemos un día con ellos de la felicidad eterna.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...

Oración Conclusiva:
Señor, Dios nuestro,
concédenos alegrarnos siempre en tu servicio,
porque la profunda y verdadera alegría
está en ser fiel a ti, autor de todo bien.


Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Fórmula larga:  † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, 
     Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Fórmula breve:  † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
        Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________


Tiempo Ordinario, Domingo – salterio I.
Después de las Segundas Vísperas del Domingo y de las Solemnidades 

COMPLETAS
Oración antes del descanso nocturno


El Dios que buscamos no está lejos de nosotros,
ya que está dentro de nosotros,
si somos dignos de esta presencia."

San Columbano

Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.

Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas del domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.

Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el “aleluya” al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual. “El Aleluya” se omite desde el Miércoles de Ceniza hasta el Sábado Santo.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio. 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
“Estamos llamados a tener una conciencia limpia hacia Dios y hacia los hombres,
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones y nuestro descanso.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente y que pidamos la misericordia de Dios
cuando nos sintamos débiles, tentados e incompletos y que le pidamos Su fortaleza para mejorar”.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 1)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido,
     reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros  ,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros  ,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:

Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.

R. Señor, ten piedad.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros  ,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento
que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos, pueden usarse,
sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Himno: Cuando la luz del sol es ya poniente

Cuando la luz del sol es ya poniente,
     gracias, Señor, es nuestra melodía;
     recibe, como ofrenda, amablemente,
     nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
     de darle vida al día que fenece,
     convierta en realidad lo que fue un sueño
     tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
     de pecadora en justa, e ilumina
     la senda de la vida y de la muerte
     del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
     la noche oscura sobre nuestro día,
     concédenos la paz y la esperanza
     de esperar cada noche tu gran día. ¡Amén!

________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Himno: Se inclina ya mi frente.

Se inclina ya mi frente,
     sellado está el trabajo;
     Señor, tu pecho sea
     la gracia del descanso.

Mis ojos se retiran,
     la voz deja su canto,
     pero el amor enciende
     su lámpara velando.

Lucero que te fuiste,
     con gran amor amado,
     en tu gloria dormimos
     y en sueños te adoramos. ¡Amén!

_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento
que componen la Liturgia de las Horas.  Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Ant 1. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90: A La Sombra del Omnipotente.  
                           Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones. (Lc 10, 19)

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
     que vives a la sombra del Omnipotente,
     di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío. 
     Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta.
     Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás:
     su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
     ni la flecha que vuela de día,
     ni la peste que se desliza en las tinieblas,
     ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
     diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos y verás la paga de los malvados,
     porque hiciste del Señor tu refugio,
     tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
     ni la plaga llegará hasta tu tienda,
     porque a sus ángeles ha dado órdenes
     para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
     para que tu pie no tropiece en la piedra;
     caminarás sobre áspides y víboras,
     pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
     lo protegeré porque conoce mi nombre,
     me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
     lo defenderé, lo glorificaré;
     lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Lectura Breve:   Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente.
Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol,
porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos,
y reinarán por los siglos de los siglos.

Silencio sagrado (indicado por una campana): 
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.


Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Cántico Evangélico (Nunc Dimittis)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se oran o cantan de pie, al principio de su proclamación se hace la señal de la cruz.
Nunc dimittis “ahora dejas”– es el canto de gratitud de Simeón, por la promesa cumplida de ver al Salvador antes de reunirse con Él.
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.


Cántico de Simeón: Lc 2, 29-32
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

† Ahora, Señor, según tu promesa,
     puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
     a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
     y gloria de tu pueblo Israel.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Oración Conclusiva
Humildemente te pedimos, Señor, 
que después de haber celebrado en este día
los misterios de la resurrección de tu Hijo,
sin temor alguno, descansemos en tu paz,
y mañana nos levantemos alegres
para cantar nuevamente tus alabanzas.
Por Cristo nuestro Señor.  ¡Amén!

___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Bendición
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario: Madre del Redentor,
 Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, 
o con algún otro canto debidamente aprobado.
___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
1.       Dios te salve, Reina y Madre
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
_____________________________________________________________________________________________________________________________
2.       Madre del Redentor
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.


3.       Salve, Reina de los cielos
Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta, que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
__________________________________________________________________________________________________________________________________

4.       Bajo tu amparo
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,

Oh, Virgen gloriosa y bendita.
__________________________________________________________________________________________________________________________________
5.       Reina del cielo, alégrate
Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
__________________________________________________________________________________________________________________________________
6. "María la Aurora" Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist

María la Aurora, Cristo el perfecto día;
¡María, la puerta, Cristo, el camino celestial!

María la raíz, Cristo la vid mística;
¡María la uva, Cristo el vino sagrado!

María la gavilla de trigo, Cristo el pan vivo;
¡María el rosal, Cristo la rosa rojo sangre!

María la fuente, Cristo la corriente limpiadora;
¡María el cáliz, Cristo la sangre salvadora!

María el Templo, Cristo el Señor del Templo;
¡María el Santuario, Cristo el Dios adorado!

María el faro, Cristo el lugar de descanso;
¡María el espejo, Cristo la visión bendita!

María la Madre, Cristo el Hijo de la Madre.
Ambos siempre benditos por los tiempos sin fin. ¡Amén!

________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

No hay comentarios.:

Publicar un comentario