domingo, 30 de agosto de 2020

Liturgia de las Horas para Latinoamerica - Miércoles, Salterio I, TO


LAUDES - Oración de la mañana


" Si el alma hace buen uso de las virtudes plantadas en ella, 
entonces será de verdad semejante a Dios. 



Él nos enseñó, por medio de sus preceptos, que debemos redituarle frutos

de todas las virtudes que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.

Las Laudes de la mañana se dirigen y ordenan con la finalidad de santificar la mañana.
Al celebrarse con la salida del sol, nos recuerdan la resurrección de Jesús, El Señor,
la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf Jn 1,9) y el “Sol de Justicia (Mal 3, 20) que nace de lo alto (Lc 1, 78).
Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 horas.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.

En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V.  Señor abre mis labios
R.    Y mi boca proclamará tu alabanza.
V.    Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.    Como era en el principio, ahora y siempre,
        por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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Salmo del Invitatorio
Luego puede decirse el salmo del Invitatorio, con su antífona, como se indica al comienzo,
o, si se prefiere, omitido el salmo, se dice en seguida el himno. (Cuando se aplica la forma responsorial,
la asamblea repite la antífona después de cada estrofa).

Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo,
otros cantos oportunos y debidamente aprobados.


El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24.
En tal caso, si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 
94.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Heb 3, 13.

Se repite la antífona al final de cada párrafo:
Vengan, aclamemos al Señor,
     demos vítores a la Roca que nos salva;
     entremos a su presencia dándole gracias,
     aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
     soberano de todos los dioses:
     tiene en su mano las simas de la tierra,
     son suyas las cumbres de los montes;
     suyo es el mar, porque él lo hizo,
 
     la tierra firme que modelaron sus manos.


Vengan, postrémonos por tierra,
     bendiciendo al Señor, creador nuestro.
     Porque él es nuestro Dios,
     y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.


Ojalá escuchen hoy su voz:
     «No endurezcan el corazón como en Meribá,
     como el día de Masá en el desierto;
     cuando sus padres me pusieron a prueba
     y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.


Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
     y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
     que no reconoce mi camino;
     por eso he jurado en mi cólera
     que no entrarán en mi descanso»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.
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Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Salmo 24 (opcional): Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
       Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
       Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
       Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
       Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
       Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
       Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
       Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
       Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento

que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos, pueden usarse,

sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
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Himno: Sentencia de Dios al hombre

 Sentencia de Dios al hombre
     antes que el día comience:
     «Que el pan no venga a tu mesa
     sin el sudor de tu frente.

Ni el sol se te da de balde,
     ni el aire por ser quien eres:
     las cosas son herramientas
     y buscan quien las maneje.

El mar les pone corazas
     de sal amarga a los peces;
     el hondo sol campesino
     madura a fuego las mieses.

La piedra, con ser la piedra,
     guarda una chispa caliente;
     y en el rumor de la nube
     combaten el rayo y la nieve.

A ti te inventé las manos
     y un corazón que no duerme;
     puse en tu boca palabras
     y pensamiento en tu frente.

No basta con dar las gracias
     sin dar lo que las merece:
     a fuerza de gratitudes
     se vuelve la tierra estéril.» ¡Amén!
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Himno: Buenos días, Señor, a ti el primero.

Buenos días, Señor, a ti el primero
     encuentra la mirada
     del corazón, apenas nace el día:
     Tú eres la luz y el sol de mi jornada.

Buenos días, Señor, contigo quiero
     andar por la vereda:
     Tú, mi camino, mi verdad, mi vida;
     Tú, la esperanza firme que me queda.

Buenos días, Señor, a ti te busco,
     levanto a ti las manos
     y el corazón, al despertar la aurora:
     quiero encontrarte siempre en mis hermanos.

Buenos días, Señor resucitado,
     que traes la alegría
     al corazón que va por tus caminos
     ¡vencedor de tu muerte y de la mía!

Gloria al Padre de todos, gloria al Hijo,
     y al Espíritu Santo;
     como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos te alabe nuestro canto. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.

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Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Salmo 35 - Depravación del Malvado y Bondad de Dios.
"Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida." (Jn. 8, 12)

El malvado escucha en su interior
     un oráculo del pecado:
     «No tengo miedo a Dios, ni en su presencia.»
     Porque se hace la ilusión de que su culpa
     no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,
     renuncia a ser sensato y a obrar bien;
     acostado medita el crimen,
     se obstina en el mal camino,
     no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo,
     tu fidelidad hasta las nubes,
     tu justicia hasta las altas cordilleras;
     tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;
     ¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
     los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,
     les das a beber del torrente de tus delicias,
     porque en ti está la fuente viva
     y tu luz nos hace ver la luz.

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
     tu justicia con los rectos de corazón;
     que no me pisotee el pie del soberbio,
     que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;
     derribados, no se pueden levantar.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre, 
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Señor, eres la fuente de la luz inagotable.
Danos un verdadero conocimiento de tu misericordia
para que podamos renunciar a nuestro orgullo
y llenarnos de las riquezas de tu casa.

Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
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Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Cantico: Jdt 16, 2-3. 15-19:
Himno a Dios Creador del Mundo y Protector de su Pueblo.
                        Cantaban un cántico nuevo (Ap. 5, 9)

¡Alaben a mi Dios con tambores,
     eleven cantos al Señor con cítaras,
     ofrézcanle los acordes de un salmo de alabanza,
     ensalcen e invoquen su nombre!
     porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
     su nombre es el Señor.

Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
     Señor, tú eres grande y glorioso,
     admirable en tu fuerza, invencible.

Que te sirva toda la creación,
     porque tú lo mandaste y existió;
     enviaste tu aliento y la construiste,
     nada puede resistir a tu voz.

Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
     las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
     pero tú serás propicio a tus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
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Ant 3. Aclamen a Dios con gritos de júbilo.

Salmo 46 - Entronización del Dios de Israel.
                                Está sentado a la derecha del Padre y su Reino no tendrá fin.

Pueblos todos, batan palmas,
     aclamen a Dios con gritos de júbilo;
     porque el Señor es sublime y terrible,
     emperador de toda la tierra.

El nos somete los pueblos
     y nos sojuzga las naciones;
     El nos escogió por heredad suya:
     gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
     el Señor, al son de trompetas:
     toquen para Dios, toquen,
     toquen para nuestro Rey, toquen.

Porque Dios es el rey del mundo:
     toquen con maestría.
     Dios reina sobre las naciones,
     Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
     con el pueblo del Dios de Abraham;
     porque de Dios son los grandes de la tierra,
     y él es excelso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Dios, Rey de todos los pueblos y de todas las edades,
es tu victoria la que celebramos
mientras cantamos con todas las habilidades a nuestras órdenes.
Ayúdanos a vencer siempre el mal por el bien,
para que podamos regocijarnos en tu triunfo para siempre.

Ant. Aclamen a Dios con gritos de júbilo.
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Lectura Breve   Tb 4, 16-17. 19-20
No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. 
Da de tu pan al hambriento y da tus vestidos al desnudo.
Busca el consejo de los prudentes.
Bendice al Señor en toda circunstancia,
pídele que sean rectos todos tus caminos
y que lleguen a buen fin todas tus sendas y proyectos.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve
V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
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Cántico Evangélico (Benedictus)
Los cánticos son tomados del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al inicio de su proclamación.
Los cánticos evangélicos son solo tres: Benedictus, (Laudes) Magnificat  (Vísperas) y Nunc dimittis (Completas).
El Benedictus, cántico de Zacarías, padre de Juan Bautista, canta la venida del Mesías, como bendición de Dios, "sol que nace de lo alto",
por lo que su proclamación en Laudes refuerza el sentido matutino simbólico de la oración.
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Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

Cántico de Zacarías: Lc 1, 68-79 - El Mesías y su Precursor
                                                    (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
     porque ha visitado y redimido a su pueblo.
     suscitándonos una fuerza de salvación
     en la casa de David, su siervo,
     según lo había predicho desde antiguo
     por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
     y de la mano de todos los que nos odian;
     ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
     recordando su santa alianza
     y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
     arrancados de la mano de los enemigos,
     le sirvamos con santidad y justicia,
     en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
     porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
     anunciando a su pueblo la salvación,
     el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
     nos visitará el sol que nace de lo alto,
     para iluminar a los que viven en tiniebla
     y en sombra de muerte,
     para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.
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Preces

Demos gracias a Cristo y alabémoslo porque ha querido santificarnos
y llamarnos hermanos suyos; digámosle, pues, confiados:
R:/ Santifica, Señor, a tus hermanos.

Concédenos, Señor, consagrar el principio de este día en honor de tu resurrección,
- y haz que todos los trabajos que realicemos durante esta jornada
  te sean agradables.

Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
- sobre todo en los tristes,
   en los más pobres y en los que son menos útiles a los ojos del mundo.

Tú que para aumentar nuestra alegría
y afianzar nuestra salvación nos das el nuevo día, signo de tu amor,
- renuévanos hoy y siempre para gloria de tu nombre.

Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo
- y que a nadie devolvamos mal por mal.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tal como Cristo nos enseñó, terminemos nuestra oración diciendo:
- Padre Nuestro…

Oración
Señor Dios, salvador nuestro,
danos tu ayuda para que siempre deseemos
las obras de la luz y realicemos la verdad:
así, los que de ti hemos nacido en el bautismo,
seremos tus testigos ante los hombres.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión:
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Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:



Fórmula larga:   
       † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, 
     Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  
       † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
        Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo Ordinario. Miércoles de la Semana I
De la Feria. Salterio I

VÍSPERAS - Oración de la tarde

“Si el alma hace buen uso

de las virtudes plantadas en ella,

entonces será de verdad 

semejante a Dios."

(San Columbano) 

Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.

Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.

Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, 
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen
dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior
(
la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(
la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo
al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
Se hace la invocación Inicial antes del himno, trazando en la frente la señal de la cruz mientras se dice:

V.  Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himnos:
Son composiciones poéticas en alabanza a Dios, a la Virgen o a los Santos. Éstos introducen en la celebración un elemento

que nos ayuda a pasar de lo puramente popular a lo eclesial y bíblico.  Además de estos Himnos, pueden usarse,

sobre todo, en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

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Himno: Hora de la tarde.

Hora de la tarde,
     fin de las labores.
     Amo de las viñas,
     paga los trabajos
     de tus viñadores.

Al romper el día
     nos apalabraste.
     Cuidamos tu viña
     del alba a la tarde.

Ahora que nos pagas,
     nos lo das de balde,
     que a jornal de gloria
     no hay trabajo grande.

Das al de la tarde
     lo que al mañanero.
     Son tuyas las horas
     y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos
     dale crecimiento.
     Tú que eres la viña,
     cuida los sarmientos. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.

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Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?  

Salmo 26 -1: Confianza ante el Peligro.
 "Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?" "¿Quién nos separará del amor de Cristo? " (Rom. 8, 31. 35)

El Señor es mi luz y mi salvación,
     ¿a quién temeré?
     † El Señor es la defensa de mi vida,
     ¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados
     para devorar mi carne,
     ellos, enemigos y adversarios,
     tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,
     mi corazón no tiembla;
     si me declaran la guerra,
     me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
     habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
     gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda el día del peligro;
     me esconderá en lo escondido de su morada,
     me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza
     sobre el enemigo que me cerca;
     en su tienda sacrificaré
     sacrificios de aclamación:
     cantaré y tocaré para el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre, 
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?  
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Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

Salmo 26 - 2: Acción de Gracias por la Victoria del Rey.
                                       Algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra Jesús. (Mc 14,57)

Escúchame, Señor, que te llamo;
     ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Busquen mi rostro.»
     Tu rostro buscaré, Señor,
    no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
     que tú eres mi auxilio;
     no me deseches, no me abandones,
     Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
     el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,
     guíame por la senda llana,
     porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,
     porque se levantan contra mí testigos falsos,
     que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor
     en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,
     ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Oración del salmo
Padre, Tú proteges y fortaleces a los que esperan en ti;
escuchaste el grito de tu Hijo y lo mantuviste a salvo en tu tienda en el día del mal.
Concede que tus sirvientes que buscan tu rostro en tiempos de problemas
puedan ver tu bondad en la tierra de los vivos.

Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
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Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

Cántico - Col 1, 12-20: Himno a Cristo,
Primogénito de toda Creatura y Primer Resucitado de Entre los Muertos.
Ésta es la morada de Dios con los hombres. (Ap 21,3)

Damos gracias a Dios Padre,
     que nos ha hecho capaces de compartir
     la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
     y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
     por cuya sangre hemos recibido la redención,
     el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
     primogénito de toda creatura;
     pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
     celestes y terrestres, visibles e invisibles,
     Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
     todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
     Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
     Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
     y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
     Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
     haciendo la paz por la sangre de su cruz
     con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
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Lectura Breve   St 1, 22. 25 (Biblia Latinoamericana)
Pongan por obra lo que dice la Palabra
y no se conformen con oírla,
pues se engañarían a sí mismos.

Todo lo contrario el que fija su atención
en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella,
no como oyente olvidadizo,
sino como activo cumplidor;
éste será dichoso al practicarla.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve 
V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. 
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
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Cántico Evangélico (Magníficat)
Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se rezan o cantan de pie, y se hace la señal de la Cruz al principio de su proclamación.
El Magnificat, (Canto de María) es un canto de gratitud de la Virgen al caer la tarde cuando el Ángel la encontró en oración.
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Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

Cántico de María: Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor.
                                              (se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

† Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
     porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
     a los hambrientos los colma de bienes
     y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     -como lo había prometido a nuestros padres-
     en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio,
     ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
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Preces o Intercesiones
 Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como hijos, y digámosle:
R:/ Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal
- y haz que crezca en tu amor.

Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
- y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.

A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes
- y que tu bondad les dé la vida eterna.

Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades
- y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

En tu misericordia acoge a los que hoy han muerto
- y dales posesión de tu reino.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia,
invoquemos a nuestro Padre común:
- Padre nuestro...

Oración Conclusiva 
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la noche:
 tú que eres siempre inmutable,
da firmeza a los que vivimos sujetos a la sucesión de los tiempos y de las horas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión:
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Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo, utilizando una de estas dos fórmulas finales:

Fórmula larga:   
       † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
     custodie sus corazones y sus pensamientos
     en el conocimiento y el amor de Dios
     y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R. ¡Amén!
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, 
     Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
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Fórmula breve:  
       † (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso,
     Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
        Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!

        En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:

V.  El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Tiempo Ordinario. Miércoles de la Semana I
De la Feria. Salterio I


COMPLETAS - Oración antes del descanso nocturno


En la Eternidad éramos; al nacer comenzamos a existir.
Existir es ser en el tiempo. 
Y al morir dejamos de existir, pero no dejamos de ser.
Somos seres espirituales que vivimos una aventura terrenal". 
Teilhard de Chardin

Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida. 

Las Completas de Domingo I y II se usan respectivamente
tras las primeras y segundas vísperas de Domingo.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre 
-aceptada en las rúbricas- que, si se van a rezar de memoria, puede usar cualquiera de estas dos completas de Domingo, cualquier día de la semana [Ord. Gral. n 88]. 
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya» 
al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
También se utilizan en las solemnidades (después de I y II Vísperas respectivamenteaunque no caigan en domingo.  
En las fiestas, aunque no caigan en domingo, 
se utiliza después de Vísperas las Completas de Domingo I o II (a libre elección).

En Triduo Pascual, si corresponde rezarlas (ver rúbrica al inicio del día), se utiliza Domingo II, con responsorio especial.
Además de las fórmulas penitenciales mostradas aquí, pueden usarse otras aprobadas.
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Invocación Inicial
V.  † Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Estamos llamados a tener una conciencia limpia hacia Dios y hacia los hombres,
en nuestros corazones y en nuestras mentes, en nuestras acciones e inacciones.
Para hacerlo, es vital que examinemos nuestra conciencia diariamente
y que desde nuestra pequeñez, pidamos la misericordia de Dios y su fortaleza para mejorar.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno el examen de conciencia o la revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

     Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos,
     que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
    por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

    Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
    a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
    que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
       Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.

V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia,
el cual, en la celebración comunitaria puede concluirse con un acto penitencial de la siguiente forma:
       Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
     que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
     para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.

R. Señor, ten piedad.

V. † El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
     perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Himnos
Además de himnos mostrados aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario:
Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, o con algún otro canto debidamente aprobado.
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Himno: Cuando la Luz del Sol Es ya Poniente.

Cuando la luz del sol es ya poniente,
     gracias, Señor, es nuestra melodía;
     recibe, como ofrenda, amablemente,
     nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
     de darle vida al día que fenece,
     convierta en realidad lo que fue un sueño
     tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
     de pecadora en justa, e ilumina
     la senda de la vida y de la muerte
     del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
     la noche oscura sobre nuestro día,
     concédenos la paz y la esperanza
     de esperar cada noche tu gran día
. ¡Amén!
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Himno: Se inclina ya mi frente. (opcional)

Se inclina ya mi frente,
     sellado está el trabajo;
     Señor, tu pecho sea
     la gracia del descanso.

Mis ojos se retiran,
     la voz deja su canto,
     pero el amor enciende
     su lámpara velando.

Lucero que te fuiste,
     con gran amor amado,
     en tu gloria dormimos
     y en sueños te adoramos. ¡Amén!
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SALMODIA
Es un conjunto de salmos y cánticos bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que componen la Liturgia de las Horas.
Éstos son el núcleo principal del Oficio y también su parte más extensa.
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Ant 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

Salmo 30, 2-6 - Súplica Confiada y Acción de Gracias.
                                            Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu. (Lc 23, 46)

A ti, Señor, me acojo:
     no quede yo nunca defraudado;
     tú, que eres justo, ponme a salvo,
     inclina tu oído hacia mí;

ven aprisa a librarme,
     sé la roca de mi refugio,
     un baluarte donde me salve,
     tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame:
     sácame de la red que me han tendido,
     porque tú eres mi amparo.

En tus manos encomiendo mi espíritu:
     tú, el Dios leal, me librarás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
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Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Salmo 129 - Desde lo Hondo a ti Grito, Señor.
                                    Él salvara a su pueblo de los pecados. (Mt 1, 21)

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
     Señor, escucha mi voz;
     estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
     ¿quién podrá resistir?
     Pero de ti procede el perdón,
     y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
     espera en su palabra;
     mi alma aguarda al Señor,
     más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
     como el centinela la aurora;
     porque del Señor viene la misericordia,
     la redención copiosa;
     y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

Ant 1. Desde lo hondo a ti grito, Señor.
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Lectura Breve:   Ef 4, 26-27 
No lleguen a pecar; que la puesta del sol no les sorprenda en su enojo.
No dejen lugar al diablo.

Silencio sagrado (indicado por una campana):
Un momento para reflexionar y recibir en nuestros corazones la resonancia total de la voz del Espíritu Santo
y unir nuestra oración personal más estrechamente con la palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia.

Responsorio Breve 
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. 
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu. 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico Evangélico (Nunc Dimittis)

Los cánticos se toman del Evangelio de Lucas. Se oran o cantan de pie, al principio de su proclamación se hace la señal de la cruz.

Nunc dimittis “ahora dejas”– es el canto de gratitud de Simeón, por la promesa cumplida de ver al Salvador antes de reunirse con Él.
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Cántico de Simeón: Lc 2, 29-32. Cristo Luz de las naciones y Gloria de Israel.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
         † Ahora, Señor, según tu promesa,
         puedes dejar a tu siervo irse en paz,

         porque mis ojos han visto a tu Salvador,
         a quien has presentado ante todos los pueblos

         luz para alumbrar a las naciones
         y gloria de tu pueblo Israel.

         Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
         Como era en el principio, ahora y siempre,
         por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
         para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración Conclusiva: 
Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón
ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera;
dígnate, pues,
aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado:
que podamos descansar durante la noche para que así,
renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu,
perseveremos constantes en tu servicio.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Bendición
V. † El Señor todopoderoso
     nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífonas Finales de la Santísima Virgen
Esta hora se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se muestran en el formulario: 

Madre del Redentor, Salve, Reina de los cielos, Dios te salve española, Dios te Salve latinoamericana; Bajo tu amparo, 

o con algún otro canto debidamente aprobado.

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1.       Dios te salve, Reina y Madre

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
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2.       Madre del Redentor

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar,
ven a librar al pueblo
que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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3.       Salve, Reina de los cielos

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve, raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
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4.       Bajo tu amparo

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
oh, Virgen gloriosa y bendita.
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5.       Reina del cielo, alégrate

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
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6.       María la Aurora. Traducido y adaptado por Diego Cabrera de “Mary the Dawn” by Kathleen Lundquist


María la Aurora, Cristo el perfecto día;
¡María, la puerta, Cristo, el camino celestial!

María la raíz, Cristo la vid mística;
¡María la uva, Cristo el vino sagrado!

María la gavilla de trigo, Cristo el pan vivo;
¡María el rosal, Cristo la rosa rojo sangre!

María la fuente, Cristo la corriente limpiadora;
¡María el cáliz, Cristo la sangre salvadora!

María el Templo, Cristo el Señor del Templo;
¡María el Santuario, Cristo el Dios adorado!

María el faro, Cristo el lugar de descanso;
¡María el espejo, Cristo la visión bendita!

María la Madre, Cristo el Hijo de la Madre.
Ambos siempre benditos por los tiempos sin fin. ¡Amén!
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«Las horas señalan el paso del tiempo.
Alternativamente se suceden, en la experiencia del hombre, 
luz y tinieblas, seguridad y peligro, alegría y dolor,
presencia del Dios invisible en la creación visible.» (J. Pinell)

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