TIEMPO
DE CUARESMA - MARTES SANTO
del
Propio del Tiempo. Salterio II
LAUDES
Oración
de la mañana
"Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San
Columbano.
Toda su temática alude al despertar y a su
equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
(Cuando Laudes es la primera oración
litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede
sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 A
Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Himno: Ojos muertos que miran.
Ojos muertos que miran
Ojos muertos que miran
con mirar indescriptible
y con fuerza irresistible
atraen y cautivan,
¿por qué, si muertos están,
tienen tan viva expresión
que así turban mi razón
trocando sus miradas
en dos punzantes espadas
que parten mi corazón?
Al verlos, ojos piadosos,
todo mi ser se conmueve.
¿Quién a mirarlos se atreve
sin llorar, ojos llorosos?
Me cautivan amorosos,
me reprenden justicieros,
inspiran dolor y calma,
Son tiernos y son severos,
y las borrascas del alma
enfrenan sólo con verte.
¡Ah! Permitan ojos píos,
ojos que son el encanto
del cielo, que con mi llanto
borre mis locos desvíos;
bebí en cenagosos ríos
aguas de ponzoñas llenas
que, al infiltrarse en mis venas,
causaron fiebres ardientes.
¡Cómo olvidé que eran fuentes
de aguas dulces y serenas.
¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Defiende mi causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
Salmo 42: Deseo del Templo.
Yo he venido al mundo como luz (Jn 12,46)
Hazme justicia, ¡oh Dios!, defiende mi causa
contra
gente sin piedad,
sálvame
del hombre traidor y malvado.
Tú
eres mi Dios y protector,
¿por
qué me rechazas?
¿Por
qué voy andando sombrío,
hostigado
por mi enemigo?
Envía
tu luz y tu verdad:
que
ellas me guíen
y
me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta
tu morada.
Que
yo me acerque al altar de Dios,
al
Dios de mi alegría;
que
te dé gracias al son de la cítara,
Señor,
Dios mío.
¿Por
qué te acongojas, alma mía,
por
qué te me turbas?
Espera
en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud
de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Defiende mi causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Defiende mi causa, Señor, sálvame del hombre traidor y malvado.
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Ant
2. Tú
defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Cantico - Is 38, 10-14. 17-20: Angustia de un Moribundo y Alegría de la Curación.
Cantico - Is 38, 10-14. 17-20: Angustia de un Moribundo y Alegría de la Curación.
Yo soy el que vive; estaba
muerto, y tengo las llaves de la muerte (Ap 1,18)
Yo pensé: «En medio de mis días
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo
que marchar hacia las puertas del abismo;
me
privan del resto de mis años.»
Yo
pensé: «Ya no veré más al Señor
en
la tierra de los vivos,
ya
no miraré a los hombres
entre
los habitantes del mundo.
Levantan
y enrollan mi vida
como
una tienda de pastores.
Como
un tejedor devanaba yo mi vida,
y
me cortan la trama.»
Día
y noche me estás acabando,
sollozo
hasta el amanecer.
Me
quiebras los huesos como un león,
día
y noche me estas acabando.
Estoy
piando como una golondrina,
gimo
como una paloma.
Mis
ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor,
que me oprimen, sal fiador por mí!
Me
has curado, me has hecho revivir,
la
amargura se me volvió paz
cuando
detuviste mi alma ante la tumba vacía
y
volviste la espalda a todos mis pecados.
El
abismo no te da gracias,
ni
la muerte te alaba,
ni
esperan en tu fidelidad
los
que bajan a la fosa.
Los
vivos, los vivos son quienes te alaban:
como
yo ahora.
El
Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame,
Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos
nuestros días en la casa del Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú defendiste, Señor, la causa de mi alma y rescataste mi vida, Señor, Dios mío.
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Ant
3. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí
los crímenes de ellos.
Salmo 64 - Solemne Acción de Gracias.
Cuando se habla de Sión debe entenderse de la ciudad eterna (Orígenes)
Salmo 64 - Solemne Acción de Gracias.
Cuando se habla de Sión debe entenderse de la ciudad eterna (Orígenes)
¡Oh Dios!, tú mereces un himno en Sión,
y
a ti se te cumplen los votos,
porque
tú escuchas las súplicas.
A
ti acude todo mortal
a
causa de sus culpas;
nuestros
delitos nos abruman,
pero
tú los perdonas.
Dichoso
el que tú eliges y acercas
para
que viva en tus atrios:
que
nos saciemos de los bienes de tu casa,
de
los dones sagrados de tu templo.
Con
portentos de justicia nos respondes,
Dios,
salvador nuestro;
tú,
esperanza del confín de la tierra
y
del océano remoto;
Tú
que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido
de poder;
tú
que reprimes el estruendo del mar,
el
estruendo de las olas
y
el tumulto de los pueblos.
Los
habitantes del extremo del orbe
se
sobrecogen ante tus signos,
y
a las puertas de la aurora y del ocaso
las
llenas de júbilo.
Tú
cuidas de la tierra, la riegas
y
la enriqueces sin medida;
la
acequia de Dios va llena de agua,
preparas
los trigales;
riegas
los surcos, igualas los terrones,
tu
llovizna los deja mullidos,
bendices
sus brotes;
coronas
el año con tus bienes,
las
rodadas de tu carro rezuman abundancia;
rezuman
los pastos del páramo,
y
las colinas se orlan de alegría;
las
praderas se cubren de rebaños,
y
los valles se visten de mieses,
que
aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó sobre sí los crímenes de ellos.
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Lectura
Breve Za
12, 10-11a
Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén
un espíritu de gracia y de oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron,
harán llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día será grande el luto de Jerusalén.
Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén
un espíritu de gracia y de oración. Me mirarán a mí, a quien traspasaron,
harán llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día será grande el luto de Jerusalén.
Responsorio
Breve
V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
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V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
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Cántico
Evangélico
Ant. Glorifícame tú, Padre,
con la gloria que tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Glorifícame tú, Padre,
Ant. Glorifícame tú, Padre,
con la gloria que tenía junto a ti, antes que el mundo existiese.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Glorifícame tú, Padre,
con la gloria que tenía junto a ti,
antes que el mundo existiese.
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Preces
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador,
que nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador,
que nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:
R./
Señor,
ten piedad de nosotros.
Tú
que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
- conduce
a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú
que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
- sana
nuestras heridas.
Tú
que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
- haz
que los renacidos en el bautismo
gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
Tú
que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
- perdónanos
también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados, diciendo:
- Padre Nuestro…
Oración
Dios
todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente
en las celebraciones de la pasión del Señor que alcancemos tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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en las celebraciones de la pasión del Señor que alcancemos tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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TIEMPO DE CUARESMA - MARTES SANTO
del Propio del Tiempo. Salterio II
VÍSPERAS
Oración
de la tarde
Sus motivos aluden al fin
del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del
Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior
y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior
y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno:
Brille
la cruz del Verbo, luminosa.
Brille
la cruz del Verbo, luminosa,
brille
como la carne sacratísima
de
aquel Jesús nacido de la Virgen
que
en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía
Adán doliente y conturbado,
lágrimas
Eva junto a Adán vertía;
brillen
sus rostros por la cruz gloriosa,
cruz
que se enciende cuando el Verbo expira.
¡Salve,
cruz de los montes y caminos,
junto
al enfermo suave medicina,
regio
trono de Cristo en las familias,
cruz
de nuestra fe, salve cruz bendita!
Reine
el Señor crucificado,
levantando
la cruz donde moría;
nuestros
enfermos ojos buscan luz,
nuestros
labios el río de la vida.
Te
adoramos, oh cruz que fabricamos
pecadores
con manos deicidas;
te
adoramos, ornato del Señor,
sacramento
de nuestra eterna dicha. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant
1. Oía
las burlas de la gente: «Terror por doquier»,
pero el Señor está conmigo, como fuerte
guerrero.
Salmo
48 I – Vanidad de las Riquezas.
Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23)
Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23)
Oigan
esto, todas las naciones,
escúchenlo,
habitantes del orbe:
plebeyos
y nobles, ricos y pobres;
mi
boca hablará sabiamente,
y
serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré
oído al proverbio
y
propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por
qué habré de temer los días aciagos,
cuando
me cerquen y me acechen los malvados,
que
confían en su opulencia
y
se jactan de sus inmensas riquezas,
si
nadie puede salvarse
ni
dar a Dios un rescate?
Es
tan caro el rescate de la vida,
que
nunca les bastará
para
vivir perpetuamente
sin
bajar a la fosa.
Miren:
los sabios mueren,
lo
mismo que perecen los ignorantes y necios,
y
legan sus riquezas a extraños.
El
sepulcro es su morada perpetua
y
su casa de edad en edad,
aunque
hayan dado nombre a países.
El
hombre no perdura en la opulencia,
sino
que perece como los animales.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Oía
las burlas de la gente: «Terror por doquier»,
pero el Señor está conmigo, como fuerte guerrero.
pero el Señor está conmigo, como fuerte guerrero.
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Ant
2. Sal
fiador por mí ante ti mismo, Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
Salmo
48 II: Pero a mí, Dios me salva.
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de la vida. (San Columbano)
Si tienes sed, bebe de la fuente de la vida; si tienes hambre, come el pan de la vida. (San Columbano)
Éste
es el camino de los confiados,
el
destino de los hombres satisfechos:
son
un rebaño para el abismo,
la
muerte es su pastor,
y
bajan derechos a la tumba;
se
desvanece su figura
y
el abismo es su casa.
Pero
a mí, Dios me salva,
me
saca de las garras del abismo
y
me lleva consigo.
No
te preocupes si se enriquece un hombre
y
aumenta el fasto de su casa:
cuando
muera, no se llevará nada,
su
fasto no bajará con él.
Aunque
en vida se felicitaba:
«Ponderan
lo bien que lo pasas»,
irá
a reunirse con sus antepasados,
que
no verán nunca la luz.
El
hombre rico e inconsciente
es
como un animal que perece.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sal
fiador por mí ante ti mismo, Señor, ¿pues quién, si no, me dará la mano?
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Ant
3. Fuiste
degollado, Señor, y por tu sangre nos compraste para Dios.
Cántico
- Ap 4, 11; 5, 9-10. 12: Himno al Dios Creador.
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el
honor y el poder,
porque
tú has creado el universo;
porque
por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque
fuiste degollado
y
por tu sangre compraste para Dios
hombres
de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y
has hecho de ellos para nuestro Dios
un
reino de sacerdotes
y
reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de
recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la
fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Fuiste
degollado, Señor, y por tu sangre nos compraste para Dios.
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Lectura
Breve
1Co 1, 27b-30
Lo
débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder.
Aún más: ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta,
para anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
Por él ustedes son en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Aún más: ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta,
para anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
Por él ustedes son en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Responsorio
Breve
V. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Porque
con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
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Cántico
Evangélico
Ant. Soy
libre para dar mi vida y libre para volverla a tomar.
Cántico
de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Soy
libre para dar mi vida y libre para volverla a tomar.
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Preces
Adoremos
a Jesús, el Salvador del género humano, que muriendo
destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
R./ Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
R./ Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor
nuestro, concédenos que por la penitencia
nos unamos más plenamente a tu pasión,
nos unamos más plenamente a tu pasión,
- para
que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos
la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
- para
poder nosotros consolar a los que están atribulados,
mediante el consuelo con que tú nos consuelas.
mediante el consuelo con que tú nos consuelas.
Haz
que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
- para
que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú
que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
- concede
a tus fieles obediencia y paciencia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Haz
que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso
- y
a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Movidos
por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre:
- Padre nuestro...
- Padre nuestro...
Oración
Dios
todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones
de la pasión del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
de la pasión del Señor que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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TIEMPO DE CUARESMA - MARTES SANTO
del Propio del Tiempo. Salterio II
COMPLETAS
Oración
antes del descanso nocturno
Sus textos aluden al sueño, y a su
equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Señor,
ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú
que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú
que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: Cuando
llegó el instante de tu muerte.
Cuando
llegó el instante de tu muerte
inclinaste
la frente hacia la tierra,
como
todos los mortales;
mas
no eras tú el hombre derribado,
sino
el Hijo que muerto nos contempla.
Cuando
me llegue el tránsito esperado
y
siga sin retorno por mi senda,
como
todos los mortales,
el
sueño de tu rostro será lumbre
y
tu gloria mi gloria venidera.
El
silencio sagrado de la noche
tu
paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo,
luz de los mortales;
acepta
nuestro sueño necesario
como
secreto amor que a ti se llega. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant
1. No
me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo
142, 1-11 - Lamentación y Súplica Ante la Angustia.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
tú
que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú
que eres justo, escúchame.
No
llames a juicio a tu siervo,
pues
ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El
enemigo me persigue a muerte,
empuja
mi vida al sepulcro,
me
confina a las tinieblas
como
a los muertos ya olvidados.
mi
aliento desfallece,
mi
corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo
los tiempos antiguos,
medito
todas tus acciones,
considero
las obras de tus manos
y
extiendo mis brazos hacia ti:
tengo
sed de ti como tierra reseca.
Escúchame
en seguida, Señor,
que
me falta el aliento.
No
me escondas tu rostro,
igual
que a los que bajan a la fosa.
En
la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya
que confío en ti;
indícame
el camino que he de seguir,
pues
levanto mi alma a ti.
Líbrame
del enemigo, Señor,
que
me refugio en ti.
Enséñame
a cumplir tu voluntad,
ya
que tú eres mi Dios.
Tu
espíritu, que es bueno,
me
guíe por tierra llana.
Por
tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por
tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. No
me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
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Lectura
Breve: 1Pe 5,8-9
Sean
sobrios, estén despiertos: su enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.
ronda buscando a quien devorar; resístanle, firmes en la fe.
Responsorio
Breve
V. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás.
R. Te
encomiendo mi espíritu.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico
Evangélico
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico
de Simeón
Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Ilumina,
Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo;
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo,
el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo,
el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición
V. El
Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve, Reina y Madre de
misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de
Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a
Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras
necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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Antífona
Final de la Santísima Virgen
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
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