TIEMPO
DE CUARESMA - MIÉRCOLES SANTO
Del
Propio del Tiempo. Salterio II
LAUDES
Oración
de la mañana
" Si el alma hace buen uso
de las virtudes plantadas en ella, entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes que sembró en nosotros al crearnos".
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos
de todas las virtudes que sembró en nosotros al crearnos".
San
Columbano.
Toda su temática alude al despertar y a su
equivalencia simbólica con la resurrección. En las comunidades religiosas, el
horario habitual es las 7 de la mañana, aunque, naturalmente, se debe adaptar
al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
(Cuando Laudes es la primera oración
litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio antes del himno.)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede
sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de
gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 A
Cristo, el Señor,
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. A Cristo, el Señor,
que
por nosotros fue tentado y por nosotros murió, vengan, adorémosle.
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Himno: En tus manos, Señor, pongo mi vida.
En tus manos, Señor, pongo mi vida
En tus manos, Señor, pongo mi vida
con todas sus angustias y dolores;
que en ti florezcan frescos mis amores
y que halle apoyo en ti mi fe caída.
Quiero ser como cera derretida
que modelen tus dedos creadores;
y morar para siempre sin temores
de tu costado en la sangrienta herida.
Vivir tu muerte y tus dolores grandes,
disfrutar tus delicias verdaderas
y seguir el camino por donde andes.
Dame, Señor, huir de mis quimeras,
dame, Señor, que quiera lo que mandes
para poder querer lo que tú quieras.
¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. En mi angustia te busco, Señor, y extiendo las manos sin descanso.
Salmo 76: Recuerdo del Pasado Glorioso de Israel.
Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan (2Co 4,8)
Alzo mi voz a Dios gritando,
Alzo
mi voz a Dios para que me oiga.
En
mi angustia te busco, Señor mío;
de
noche extiendo las manos sin descanso,
y
mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando
me acuerdo de Dios, gimo,
y
meditando me siento desfallecer.
Sujetas
los párpados de mis ojos,
y
la agitación no me deja hablar.
Repaso
los días antiguos,
recuerdo
los años remotos;
de
noche lo pienso en mis adentros,
y
meditándolo me pregunto:
¿Es
que el Señor nos rechaza para siempre
y
ya no volverá a favorecernos?
¿Se
ha agotado ya su misericordia,
se
ha terminado para siempre su promesa?
¿Es
que Dios se ha olvidado de su bondad,
o
la cólera cierra sus entrañas?
Y
me digo: ¡Qué pena la mía!
¡Se
ha cambiado la diestra del Altísimo!
Recuerdo
las proezas del Señor;
sí,
recuerdo tus antiguos portentos,
medito
todas tus obras
y
considero tus hazañas.
Dios
mío, tus caminos son santos:
¿qué
dios es grande como nuestro Dios?
Tú,
¡oh Dios!, haciendo maravillas,
mostraste
tu poder a los pueblos;
con
tu brazo rescataste a tu pueblo,
a
los hijos de Jacob y de José.
Te
vio el mar, ¡oh Dios!,
te
vio el mar y tembló,
las
olas se estremecieron.
Las
nubes descargaban sus aguas,
retumbaban
los nubarrones,
tus
saetas zigzagueaban.
Rodaba
el fragor de tu trueno,
los
relámpagos deslumbraban el orbe,
la
tierra retembló estremecida.
Tú
te abriste camino por las aguas,
un
vado por las aguas caudalosas,
y
no quedaba rastro de tus huellas:
mientras
guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por
la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. En mi angustia te busco, Señor, y extiendo las manos sin descanso.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. En mi angustia te busco, Señor, y extiendo las manos sin descanso.
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Ant
2. Si
hemos muerto con Cristo, tenemos fe en que viviremos también con él.
Cantico - 1S 2,1-10: Alegría de los Humildes en Dios.
Cantico - 1S 2,1-10: Alegría de los Humildes en Dios.
Derriba
del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los
colma de bienes (Lc 1,52-53)
Mi corazón se regocija por el Señor,
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi
poder se exalta por Dios;
mi
boca se ríe de mis enemigos,
porque
gozo con tu salvación.
No
hay santo como el Señor,
no
hay roca como nuestro Dios.
No
multipliquéis discursos altivos,
no
echéis por la boca arrogancias,
porque
el Señor es un Dios que sabe;
él
es quién pesa las acciones.
Se
rompen los arcos de los valientes,
mientras
los cobardes se ciñen de valor;
los
hartos se contratan por el pan,
mientras
los hambrientos no tienen ya que trabajar;
la
mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras
la madre de muchos se marchita.
El
Señor da la muerte y la vida,
hunde
en el abismo y levanta;
da
la pobreza y la riqueza,
humilla
y enaltece.
Él
levanta del polvo al desvalido,
alza
de la basura al pobre,
para
hacer que se siente entre príncipes
y
que herede un trono de gloria;
pues
del Señor son los pilares de la tierra,
y
sobre ellos afianzó el orbe.
Él
guarda los pasos de sus amigos,
mientras
los malvados perecen en las tinieblas,
porque
el hombre no triunfa por su fuerza.
El
Señor desbarata a sus contrarios,
el
Altísimo truena desde el cielo,
el
Señor juzga hasta el confín de la tierra.
él
da fuerza a su Rey,
exalta
el poder de su Ungido.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Si hemos muerto con Cristo, tenemos fe en que viviremos también con él.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Si hemos muerto con Cristo, tenemos fe en que viviremos también con él.
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Ant
3. Cristo Jesús ha sido hecho por Dios para nosotros
sabiduría, justicia, santificación y redención.
Salmo 96 - El Señor Es un Rey Mayor que Todos los Dioses.
Este salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos (S. Atanasio)
sabiduría, justicia, santificación y redención.
Salmo 96 - El Señor Es un Rey Mayor que Todos los Dioses.
Este salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos (S. Atanasio)
El Señor reina, la tierra goza,
se
alegran las islas innumerables.
Tiniebla
y nube lo rodean,
justicia
y derecho sostienen su trono.
Delante
de él avanza fuego
abrasando
en torno a los enemigos;
sus
relámpagos deslumbran el orbe,
y,
viéndolos, la tierra se estremece.
Los
montes se derriten como cera
ante
el dueño de toda la tierra;
los
cielos pregonan su justicia,
y
todos los pueblos contemplan su gloria.
Los
que adoran estatuas se sonrojan,
los
que ponen su orgullo en los ídolos;
ante
él se postran todos los dioses.
Lo
oye Sión, y se alegra,
se
regocijan las ciudades de Judá
por
tus sentencias, Señor;
porque
tú eres, Señor,
altísimo
sobre toda la tierra,
encumbrado
sobre todos los dioses.
El
Señor ama al que aborrece el mal,
protege
la vida de sus fieles
y
los libra de los malvados.
Amanece
la luz para el justo,
y
la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense,
justos, con el Señor,
celebren
su santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Cristo Jesús ha sido hecho por Dios para nosotros
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Cristo Jesús ha sido hecho por Dios para nosotros
sabiduría, justicia, santificación y
redención.
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Lectura
Breve Is
50, 5-7
El Señor me abrió el oído; yo no me resistí ni me eché atrás:
ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda,
por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
El Señor me abrió el oído; yo no me resistí ni me eché atrás:
ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda,
por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Responsorio
Breve
V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
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V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. De entre toda raza, lengua, pueblo y nación.
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.
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Cántico
Evangélico
Ant. La sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció inmaculado
a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para dar culto al Dios vivo.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. La sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció inmaculado
Ant. La sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció inmaculado
a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para dar culto al Dios vivo.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. La sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció inmaculado
a
Dios, purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para dar culto al
Dios vivo.
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Preces
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador,
que nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:
Acudamos a Cristo, nuestro Salvador,
que nos redimió con su muerte y resurrección, y digámosle:
R./
Señor,
ten piedad de nosotros.
Tú
que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
- conduce
a tu Iglesia a la Pascua eterna.
Tú
que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
- sana
nuestras heridas.
Tú
que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
- haz
que los renacidos en el bautismo
gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.
Tú
que, clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
- perdónanos
también a nosotros, pecadores.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone nuestros pecados, diciendo:
- Padre Nuestro…
Oración
La
sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció inmaculado a
Dios,
purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para dar culto al Dios vivo. ¡Amén!
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purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para dar culto al Dios vivo. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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TIEMPO
DE CUARESMA - MIÉRCOLES SANTO
Del
Propio del Tiempo. Salterio II
VÍSPERAS
Oración
de la tarde
Sus motivos aluden al fin
del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la Venida del
Señor. Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los
días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, sige el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Himno:
Vengo,
Señor, cabe las ígneas huellas.
Vengo,
Señor, cabe las ígneas huellas
de
tus sacras heridas luminosas:
quíntuple
abrir de inmarcesibles rosas,
suma
constelación de cinco estrellas.
Vengo
a poblar sus oquedades bellas,
a
estudiar en sus aulas silenciosas,
y
a beber, con ternuras dolorosas,
la
miel de acíbar que pusiste en ellas.
Cuando
zozobre mi valor, inerme,
y
vaya en turbias ansias a abismarme
y
llagado también llegue yo a verme,
deja
a tus dulces llagas allegarme,
y
en sus íntimos claustros esconderme,
y
en su divina suavidad curarme. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant
1. Dijeron
los impíos:
«Oprimamos al justo, porque se enfrenta a nuestro modo de obrar.»
«Oprimamos al justo, porque se enfrenta a nuestro modo de obrar.»
Salmo
61 – Dios,
Única Esperanza del Justo.
Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe de paz (Rm 15,13)
Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe de paz (Rm 15,13)
Sólo
en Dios descansa mi alma,
porque
de él viene mi salvación;
sólo
él es mi roca y mi salvación,
mi
alcázar: no vacilaré.
¿Hasta
cuándo arremeterán contra un hombre
todos
juntos, para derribarlo
como
a una pared que cede
o
a una tapia ruinosa?
Sólo
piensan en derribarme de mi altura,
y
se complacen en la mentira:
con
la boca bendicen,
con
el corazón maldicen.
Descansa
sólo en Dios, alma mía,
porque
él es mi esperanza;
sólo
él es mi roca y mi salvación,
mi
alcázar: no vacilaré.
De
Dios viene mi salvación y mi gloria,
él
es mi roca firme,
Dios
es mi refugio.
Pueblo
suyo, confiad en él,
desahoguen
ante él su corazón,
que
Dios es nuestro refugio.
Los
hombres no son más que un soplo,
los
nobles son apariencia:
todos
juntos en la balanza subirían
más
leves que un soplo.
No
confíen en la opresión,
no
pongan ilusiones en el robo;
y
aunque crezcan sus riquezas,
no
les den el corazón.
Dios
ha dicho una cosa,
y
dos cosas que he escuchado:
«Que
Dios tiene el poder
y
el Señor tiene la gracia;
que
tú pagas a cada uno
según
sus obras.»
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dijeron
los impíos:
«Oprimamos al justo, porque se enfrenta
a nuestro modo de obrar.»
______________________________________________________________
Ant
2. Él
tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
Salmo
66: Que
Todos los Pueblos Alaben al Señor.
Sepan que la salvación de Dios se envía a los gentiles. (Hch 28,28)
Sepan que la salvación de Dios se envía a los gentiles. (Hch 28,28)
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine
su rostro sobre nosotros;
conozca
la tierra tus caminos,
todos
los pueblos tu salvación.
¡Oh
Dios!, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
riges el mundo con justicia,
riges
los pueblos con rectitud
y
gobiernas las naciones de la tierra.
¡Oh
Dios!, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
La
tierra ha dado su fruto,
nos
bendice el Señor, nuestro Dios.
Que
Dios nos bendiga; que le teman
hasta
los confines del orbe.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Él
tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.
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Ant
3. Por
Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Cántico
- Col 1, 12-20: Himno a Cristo, Primogénito de Toda Creatura
y Primer Resucitado de Entre los Muertos.
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Damos gracias a Dios Padre,
y Primer Resucitado de Entre los Muertos.
Amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen. (San Columbano)
Damos gracias a Dios Padre,
que
nos ha hecho capaces de compartir
la
herencia del pueblo santo en la luz.
Él
nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y
nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por
cuya sangre hemos recibido la redención,
el
perdón de los pecados.
Él
es imagen de Dios invisible,
primogénito
de toda creatura;
pues
por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes
y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades;
todo
fue creado por él y para él.
Él
es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él
es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y
así es el primero en todo.
Porque
en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y
por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo
la paz por la sangre de su cruz
con
todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Por
Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
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Lectura
Breve
Ef 4, 32--5, 2
Sean
bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente
como también Dios los ha perdonado en Cristo. Sean, en una palabra,
imitadores de Dios, como hijos amados que son. Y vivan en el amor a ejemplo de Cristo,
que los amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.
como también Dios los ha perdonado en Cristo. Sean, en una palabra,
imitadores de Dios, como hijos amados que son. Y vivan en el amor a ejemplo de Cristo,
que los amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.
Responsorio
Breve
V. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Porque
con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te
adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
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Cántico
Evangélico
Ant. El
Maestro dice:
«Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis discípulos.»
«Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis discípulos.»
Cántico
de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y
su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a
los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. El
Maestro dice:
«Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis discípulos.»
«Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis discípulos.»
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Preces
Adoremos
a Jesús, el Salvador del género humano, que muriendo
destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
R./ Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:
R./ Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.
Redentor
nuestro, concédenos que por la penitencia
nos unamos más plenamente a tu pasión,
nos unamos más plenamente a tu pasión,
- para
que consigamos la gloria de la resurrección.
Concédenos
la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
- para
poder nosotros consolar a los que están atribulados,
mediante el consuelo con que tú nos consuelas.
mediante el consuelo con que tú nos consuelas.
Haz
que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
- para
que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.
Tú
que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
- concede
a tus fieles obediencia y paciencia.
Se
pueden añadir algunas intenciones libres
Haz
que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso
- y
a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Movidos
por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre:
- Padre nuestro...
- Padre nuestro...
Oración
Dios
nuestro, que, para librarnos del poder del enemigo,
quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El
Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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TIEMPO DE CUARESMA - MIÉRCOLES SANTO
Del
Propio del Tiempo. Salterio II
COMPLETAS
Oración
antes del descanso nocturno
Sus textos aluden al sueño, y a su
equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya»
al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya»
al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.
V. El
Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Señor,
ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu salvación.
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Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula
siguiente:
V. Tú
que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú
que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
V. Tú
que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: En
tus manos, Señor, pongo mi vida.
Tú,
a quien he buscado, Señor,
en
este día,
a
quien he escuchado,
dame
el reposo de esta noche.
Tú,
a quien he cantado, Señor,
en
este día,
a
quien he orado,
dame
el reposo de esta noche.
Tú,
a quien yo he negado, Señor,
en
este día,
a
quien he amado,
dame
el reposo de esta noche. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant
1. Sé
tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo
30, 2-6 - Súplica
Confiada y Acción de Gracias.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46)
A ti, Señor, me acojo:
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46)
A ti, Señor, me acojo:
no
quede yo nunca defraudado;
tú,
que eres justo, ponme a salvo,
inclina
tu oído hacia mí;
ven
aprisa a librarme,
sé
la roca de mi refugio,
un
baluarte donde me salve,
tú
que eres mi roca y mi baluarte;
por
tu nombre dirígeme y guíame:
sácame
de la red que me han tendido,
porque
tú eres mi amparo.
En
tus manos encomiendo mi espíritu:
tú,
el Dios leal, me librarás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sé
tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
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Ant
2. Desde
lo hondo a ti grito, Señor.
Salmo
129 - Desde
lo Hondo a Ti Grito, Señor.
Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1,21)
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1,21)
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
Mi
alma espera en el Señor,
espera
en su palabra;
mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora;
porque
del Señor viene la misericordia,
la
redención copiosa;
y
él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Desde
lo hondo a ti grito, Señor.
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Lectura
Breve: Ef 4,26-27
No
lleguen a pecar; que la puesta del sol no los sorprenda en su enojo.
No dejen lugar al diablo.
No dejen lugar al diablo.
Responsorio
Breve
V. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás.
R. Te
encomiendo mi espíritu.
V. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico
Evangélico
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico
de Simeón
Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Señor
Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a
ti
un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar
los deseos y las acciones del día que hemos terminado:
que podamos descansar durante la noche para que así,
renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!
un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar
los deseos y las acciones del día que hemos terminado:
que podamos descansar durante la noche para que así,
renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Bendición
V. El
Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Dios te salve, Reina y Madre de
misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de
Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a
Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras
necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
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Antífona
Final de la Santísima Virgen (3)
Madre del Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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Antífona
Final de la Santísima Virgen
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
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