Tiempo de Cuaresma, Domingo, Salterio IV
LAUDES
Oración de la mañana
"En
la Eternidad éramos;
al nacer
comenzamos a existir.
Existir
es ser en el tiempo.
Y al
morir dejamos de existir,
pero no dejamos de ser.
pero no dejamos de ser.
Somos
seres espirituales
que vivimos una aventura terrenal".
que vivimos una aventura terrenal".
Teilhard de Chardin
Toda su temática alude al despertar
y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida:
lo normal es entre 6 y 10 horas.
y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana,
aunque, naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida:
lo normal es entre 6 y 10 horas.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede
agregar el salmo Invitatorio antes del himno.
Si no, † se hace la señal de la cruz mientras se dice:
Si no, † se hace la señal de la cruz mientras se dice:
V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del Invitatorio con la
siguiente antífona:
Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras
perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme
que
modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque
habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
Durante cuarenta años
aquella
generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal
caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. Ojalá
escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Salmo 99: Alegría de los que
entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un
himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Aclama
al Señor, tierra entera,
sirvan
al Señor con alegría,
entren
en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan
que el Señor es Dios:
que
él nos hizo y somos suyos,
su
pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren
por sus puertas con acción de gracias,
por
sus atrios con himnos,
dándole
gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El
Señor es bueno,
su
misericordia es eterna,
su
fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos
alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a
los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No
endurezcan su corazón.»
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine
su rostro sobre nosotros;
conozca
la tierra tus caminos,
todos
los pueblos tu salvación.
Oh
Dios, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
riges el mundo con justicia,
riges
los pueblos con rectitud
y
gobiernas las naciones de la tierra.
Oh
Dios, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
La
tierra ha dado su fruto,
nos
bendice el Señor, nuestro Dios.
Que
Dios nos bendiga; que le teman
hasta
los confines del orbe.
Gloria
al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ojalá
escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. Ojalá escuchen hoy
la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en
su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la
asamblea la repite.
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena,
el
orbe y todos sus habitantes:
él la
fundó sobre los mares,
él la
afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién
puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El
hombre de manos inocentes
y
puro corazón,
que
no confía en los ídolos
ni
jura contra el prójimo en falso.
Ése
recibirá la bendición del Señor,
le
hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste
es el grupo que busca al Señor,
que
viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!,
alcen los dinteles,
que
se alcen las antiguas compuertas:
va a
entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, héroe valeroso;
el
Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!,
alcen los dinteles,
que
se alcen las antiguas compuertas:
va a
entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?
El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él es
el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ojalá escuchen hoy
la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.»
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Himno: Oh sol de salvación,
oh Jesucristo.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra
lo más hondo de las almas,
en
tanto que la noche retrocede
y el
día sobre el mundo se levanta.
Junto
con este favorable tiempo
danos
ríos de lágrimas copiosas,
para
lavar el corazón que, ardiendo
en
jubilosa caridad, se inmola.
La
fuente que hasta ayer manó delitos
ha de
manar desde hoy perenne llanto,
si
con la vara de la penitencia
el
pecho empedernido es castigado.
Ya se
avecina el día, el día tuyo,
volverá
a florecer el universo;
compartamos
su gozo los que fuimos
devueltos
por tu mano a tus senderos.
Oh
Trinidad clemente, que te adoren
tierra
y cielo a tus pies arrodillados,
y que
nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos
en tu honor un nuevo canto. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Salmo 117: Himno de Acción de Gracias Después de la Victoria.
Jesús es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4,11)
Den gracias al Señor porque es bueno,
Ant 1. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Salmo 117: Himno de Acción de Gracias Después de la Victoria.
Jesús es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4,11)
Den gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Diga
la casa de Israel:
eterna
es su misericordia.
Diga
la casa de Aarón:
eterna
es su misericordia.
Digan
los fieles del Señor:
eterna
es su misericordia.
En el
peligro grité al Señor,
y me
escuchó, poniéndome a salvo.
El
Señor está conmigo: no temo;
¿qué
podrá hacerme el hombre?
El
Señor está conmigo y me auxilia,
veré
la derrota de mis adversarios.
Mejor
es refugiarse en el Señor
que
fiarse de los hombres,
mejor
es refugiarse en el Señor
que
confiar en los magnates.
Todos
los pueblos me rodeaban,
en el
nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban
cerrando el cerco,
en el
nombre del Señor los rechacé;
me
rodeaban como avispas,
ardiendo
como fuego en las zarzas,
en el
nombre del Señor los rechacé.
Empujaban
y empujaban para derribarme,
pero
el Señor me ayudó;
el
Señor es mi fuerza y mi energía,
él es
mi salvación.
Escuchen:
hay cantos de victoria
en
las tiendas de los justos:
«La
diestra del Señor es poderosa,
la
diestra del Señor es excelsa,
la
diestra del Señor es poderosa.»
No he
de morir, viviré
para
contar las hazañas del Señor.
Me castigó,
me castigó el Señor,
pero
no me entregó a la muerte.
Ábranme
las puertas del triunfo,
y
entraré para dar gracias al Señor.
Esta
es la puerta del Señor:
los
vencedores entrarán por ella.
Te
doy gracias porque me escuchaste
y
fuiste mi salvación.
La
piedra que desecharon los arquitectos
es
ahora la piedra angular.
Es el
Señor quien lo ha hecho,
ha
sido un milagro patente.
Éste
es el día en que actuó el Señor:
sea
nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor,
danos la salvación;
Señor,
danos prosperidad.
Bendito
el que viene en nombre del Señor,
los
bendecimos desde la casa del Señor;
el
Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenen
una procesión con ramos
hasta
los ángulos del altar.
Tú
eres mi Dios, te doy gracias;
Dios
mío, yo te ensalzo.
Den
gracias al Señor porque es bueno,
porque
es eterna su misericordia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.
Ant 2. Capaz eres, Señor,
de liberarnos de la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Cantico - Dn 3, 52-57: Que la Creación Entera Alabe al Señor
¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1,25)
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
de liberarnos de la mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Cantico - Dn 3, 52-57: Que la Creación Entera Alabe al Señor
¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1,25)
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti
gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
tu nombre, Santo y glorioso:
a él
gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres en el templo de tu santa gloria:
a ti
gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres sobre el trono de tu reino:
a ti
gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos:
a ti
gloria y alabanza por los siglos.
Bendito
eres en la bóveda del cielo:
a ti
honor y alabanza por los siglos.
Creaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensálcenlo
con himnos por los siglos.
Ant. Capaz eres, Señor,
Ant. Capaz eres, Señor,
de liberarnos de la
mano del poderoso; líbranos, Señor, Dios nuestro.
Ant 3. Alaben al Señor por sus obras magníficas.
Salmo 150 - Alaben al Señor.
Salmodien con, el espíritu, salmodien con toda su mente,
es decir, glorifiquen a Dios con el cuerpo y con el alma (Hesiquio)
Alaben al Señor en su templo,
Alábenlo
en su augusto firmamento.
Alábenlo
por sus obras magníficas,
Alábenlo
por su inmensa grandeza.
Alábenlo
tocando trompetas,
Alábenlo
con arpas y cítaras,
Alábenlo
con tambores y danzas,
Alábenlo
con trompas y flautas,
Alábenlo
con platillos sonoros,
Alábenlo
con platillos vibrantes.
Todo
ser que alienta, alabe al Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Alaben al Señor por sus obras magníficas.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Alaben al Señor por sus obras magníficas.
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Lectura Breve Cf. Ne 8,
9. 10
Este día está consagrado al Señor su Dios; no hagan duelo ni lloren.
No estén tristes: la alegría del Señor es su fortaleza.
Este día está consagrado al Señor su Dios; no hagan duelo ni lloren.
No estén tristes: la alegría del Señor es su fortaleza.
Responsorio Breve
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. ten piedad
de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
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V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
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Cántico Evangélico
Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios, ha dado la vista a un ciego de nacimiento.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios, ha dado la vista a un ciego de nacimiento.
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Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios, ha dado la vista a un ciego de nacimiento.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Nadie, a no ser Cristo, el Hijo de Dios, ha dado la vista a un ciego de nacimiento.
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Preces
Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita,
y elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo,
que está siempre vivo para interceder en favor nuestro; digámosle:
Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita,
y elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo,
que está siempre vivo para interceder en favor nuestro; digámosle:
R./ Enciende, Señor, en
nosotros la llama de tu amor.
Dios de
misericordia,
haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de amor al prójimo,
haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de amor al prójimo,
- para que tu
misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los hombres.
Tú
que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio,
- salva por el agua del
bautismo a los catecúmenos.
Concédenos
vivir no sólo de pan,
- sino de toda palabra que
sale de tu boca.
Haz
que, con tu ayuda, venzamos toda disensión
- y podamos gozarnos en el
don de tu paz y de tu amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
- Padre
Nuestro…
Oración
Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo
admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano
se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva
y con una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Señor Dios, que por tu Palabra hecha carne has reconciliado contigo
admirablemente al género humano, haz que el pueblo cristiano
se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva
y con una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos
gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un
ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Tiempo de
Cuaresma
Domingos, salterio IV
Domingos, salterio IV
Oración de
la tarde
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las «primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, siguiendo el mismo caso). Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa
en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
_________________________________________________________________________________________________________
Himno: Hacedor de la
luz: tú que creaste.
Oh
bondadoso Creador, escucha
la
voz de nuestras súplicas y el llanto
que,
mientras dura el sacrosanto ayuno
de
estos cuarenta días, derramamos.
A ti,
que escrutas nuestros corazones
y que
conoces todas sus flaquezas,
nos
dirigimos para suplicarte
la
gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho
ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero
estamos, al fin, arrepentidos,
y te
pedimos, por tu excelso nombre,
que
nos cures los males que sufrimos.
Haz
que, contigo ya reconciliados,
podamos
dominar a nuestros cuerpos,
y,
llenos de tu amor y de tu gracia,
no
pequen más los corazones nuestros.
Oh
Trinidad Santísima, concédenos,
oh
simplicísima Unidad, otórganos
que
los efectos de la penitencia
de
estos días nos sean provechosos. ¡Amén!
____________________________________________________________________________________________________________
SALMODIA
Ant 1. Él ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos.
Salmo 109, 1-5. 7: El
Mesías, Rey y Sacerdote.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15,25)
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate
a mi derecha,
y
haré de tus enemigos estrado de tus pies.»
Desde
Sión extenderá el Señor
el
poder de tu cetro:
somete
en la batalla a tus enemigos.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo
mismo te engendré, como rocío,
antes
de la aurora.»
El
Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú
eres sacerdote eterno
según
el rito de Melquisedec.»
El
Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará
a los reyes.
En su
camino beberá del torrente,
por
eso levantará la cabeza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Él ha sido
constituido por Dios Juez de vivos y muertos.
Ant 2. Dichoso el que se
apiada por amor del Señor: su recuerdo será perpetuo.
Salmo 111: Felicidad del
Justo.
Dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen,
la que pinta cuando dice: La paz les dejo, mi paz les doy (San Columbano, Instrucción 11, sobre el amoro )
Dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen,
la que pinta cuando dice: La paz les dejo, mi paz les doy (San Columbano, Instrucción 11, sobre el amoro )
Dichoso
quien teme al Señor
y ama
de corazón sus mandatos.
Su
linaje será poderoso en la tierra,
la
descendencia del justo será bendita.
En su
casa habrá riquezas y abundancia,
su
caridad es constante, sin falta.
En
las tinieblas brilla como una luz
el
que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso
el que se apiada y presta,
y
administra rectamente sus asuntos.
El
justo jamás vacilará,
su
recuerdo será perpetuo.
No
temerá las malas noticias,
su
corazón está firme en el Señor.
Su
corazón está seguro, sin temor,
hasta
que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte
limosna a los pobres;
su
caridad es constante, sin falta,
y
alzará la frente con dignidad.
El
malvado, al verlo, se irritará,
rechinará
los dientes hasta consumirse.
La
ambición del malvado fracasará.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dichoso el que se
apiada por amor del Señor: su recuerdo será perpetuo.
Ant 3. Lo que Dios había
dicho por los profetas,
que
su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.
Cántico -1Pe 2, 21b-24: Pasión
Voluntaria de Cristo, Siervo de Dios.
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado.
Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Cristo padeció por nosotros,
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado.
Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un
ejemplo
para que sigamos
sus huellas.
El no cometió
pecado
ni encontraron
engaño en su boca;
cuando le
insultaban,
no devolvía el
insulto;
en su pasión no
profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos
del que juzga justamente.
Cargado con
nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos
al pecado,
vivamos para la
justicia.
Sus heridas nos han
curado.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Lo que Dios había
dicho por los profetas,
que su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.
que su Mesías tenía que padecer, lo ha cumplido.
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Lectura Breve 1Co
9, 24-25
Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el premio.
Corran como él, para conseguirlo.
Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar
una corona que se marchita; nosotros una que no se ha de marchitar jamás.
Responsorio Breve
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos
pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor,
y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor,
y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
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Cántico Evangélico
Ant. He lavado mis ojos
en la fuente; ahora veo, Señor, y creo en ti
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El
hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como
lo había prometido a nuestros padres-
en
favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. He lavado mis ojos
en la fuente; ahora veo, Señor, y creo en ti.
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Preces
Demos siempre gracias a Cristo, nuestra cabeza y nuestro maestro, que vino a servir y a hacer el bien a todos, y digámosle humilde y confiadamente:
R./ Atiende, Señor, a tu
Iglesia.
Asiste,
Señor, a los obispos y presbíteros de la Iglesia y haz que cumplan bien su
misión de ser instrumentos tuyos, cabeza y pastor de la Iglesia,
- para que por
medio de ti conduzcan a todos los hombres al Padre.
Que
tus ángeles sean compañeros de camino de los que están de viaje,
- para que se
vean libres de todo peligro de cuerpo y de alma.
Enséñanos,
Señor, a servir a todos los hombres,
- imitándote a
ti, que viniste a servir y no a ser servido.
Haz
que en toda comunidad humana reine un espíritu fraternal,
- para que,
estando tú en medio de ella, sea como una plaza fuerte.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Sé
misericordioso, Señor, con todos los difuntos
- y admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
- y admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Unidos
fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
- Padre
nuestro...
Oración
Señor
Dios, que por tu Palabra hecha carne
has reconciliado contigo admirablemente al género humano,
haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales
con una fe viva y con una entrega generosa.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
has reconciliado contigo admirablemente al género humano,
haz que el pueblo cristiano se apreste a celebrar las próximas fiestas pascuales
con una fe viva y con una entrega generosa.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos
gracias a Dios!
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un
ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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Domingos,
salterio IV
COMPLETAS
Oración
antes del descanso nocturno
Después de las Segundas Vísperas del Domingo y de las Solemnidades
antes del descanso nocturno
Después de las Segundas Vísperas del Domingo y de las Solemnidades
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico, excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Examen de Conciencia (Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
Examen de Conciencia (Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Porque hemos
pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu
salvación.
Examen de Conciencia (Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones
afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
V. Tú que has venido a llamar a los pecadores:
Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten
piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
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Himno: Tú, a quien he
buscado, Señor.
Tú, a
quien he buscado, Señor,
en
este día,
a
quien he escuchado,
dame
el reposo de esta noche.
Tú, a
quien he cantado, Señor,
en
este día,
a
quien he orado,
dame
el reposo de esta noche.
Tú, a
quien yo he negado, Señor,
en
este día,
a
quien he amado,
dame
el reposo de esta noche. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant
1. Al amparo del Altísimo no temo el
espanto nocturno.
Salmo 90: A la Sombra del
Omnipotente.
Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
Les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que
vives a la sombra del Omnipotente,
di al
Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios
mío, confío en ti.»
Él te
librará de la red del cazador,
de la
peste funesta.
Te cubrirá
con sus plumas,
bajo
sus alas te refugiarás:
su
brazo es escudo y armadura.
No
temerás el espanto nocturno,
ni la
flecha que vuela de día,
ni la
peste que se desliza en las tinieblas,
ni la
epidemia que devasta a mediodía.
Caerán
a tu izquierda mil,
diez
mil a tu derecha;
a ti
no te alcanzará.
Tan
sólo abre tus ojos
y
verás la paga de los malvados,
porque
hiciste del Señor tu refugio,
tomaste
al Altísimo por defensa.
No se
te acercará la desgracia,
ni la
plaga llegará hasta tu tienda,
porque
a sus ángeles ha dado órdenes
para
que te guarden en tus caminos;
te
llevarán en sus palmas,
para
que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás
sobre áspides y víboras,
pisotearás
leones y dragones.
«Se
puso junto a mí: lo libraré;
lo
protegeré porque conoce mi nombre,
me
invocará y lo escucharé.
Con
él estaré en la tribulación,
lo
defenderé, lo glorificaré;
lo
saciaré de largos días,
y le
haré ver mi salvación.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Al amparo del
Altísimo no temo el espanto nocturno.
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Lectura Breve: Ap 22, 4-5
Verán
el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente.
Y no
habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol,
porque
el Señor Dios alumbrará sobre ellos,
y
reinarán por los siglos de los siglos.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi
espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico de Simeón
Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes
dejar a tu siervo irse en paz,
porque
mis ojos han visto a tu Salvador,
a
quien has presentado ante todos los pueblos
luz
para alumbrar a las naciones
y
gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
____________________________________________________________________________________________________________
Oración Conclusiva
Humildemente te pedimos, Señor,
que después de haber celebrado en este día
los misterios de la resurrección de tu Hijo,
sin temor alguno, descansemos en tu paz,
y mañana nos levantemos alegres
para cantar nuevamente tus alabanzas.
Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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Bendición
V. El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (1)
Bajo
tu amparo nos acogemos,
santa
Madre de Dios,
no
desprecies las oraciones
que
te dirigimos en nuestras necesidades,
antes
bien líbranos de todo peligro,
¡Oh
Virgen gloriosa y bendita!
Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida,
dulzura y esperanza nuestra;
Dios
te salve.
A ti
llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti
suspiramos, gimiendo y llorando,
en
este valle de lágrimas.
Ea,
pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve
a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y,
después de este destierro,
muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh
clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Antífona Final de la Santísima Virgen (3)
Madre
del Redentor,
Virgen
fecunda,
puerta
del cielo siempre abierta,
estrella
del mar,
ven a
librar al pueblo que tropieza
y se
quiere levantar.
Ante
la admiración de cielo y tierra,
engendraste
a tu santo Creador,
y
permaneces siempre virgen.
Recibe
el saludo del ángel Gabriel,
y ten
piedad de nosotros, pecadores.
Antífona Final de la Santísima Virgen (4)
Salve,
Reina de los cielos
y
Señora de los ángeles;
salve
raíz, salve puerta,
que
dio paso a nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre
todas la más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega
a Cristo por nosotros.
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