Tiempo Ordinario Lunes de la Feria. Salterio II
LAUDES
Oración de la mañana
"En la Eternidad éramos;
al nacer comenzamos a existir.
Existir es ser en el tiempo.
Y al morir dejamos de existir,
pero no dejamos de ser.
pero no dejamos de ser.
Somos seres espirituales
que vivimos una aventura terrenal".
que vivimos una aventura terrenal".
Teilhard de Chardin
Invitatorio
(Si Laudes no es la primera oración del día se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 Invitación a la Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas
las cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano
las simas de la tierra,
son suyas
las cumbres de los montes;
suyo es el mar,
porque él lo hizo,
la tierra firme
que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres
me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres
me pusieron a prueba
y dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo 94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso, si el salmo escogido
formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. 1 Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. Vengan, adoremos al Señor.
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Vengan, adoremos al Señor.
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Himno: Eres la luz y siembras claridades.
Eres la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos que sostienen,
como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
¡gloria a tu misteriosa teofanía! ¡Amén!
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83: Añoranza del Templo
Aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura (Hb 13, 14)
¡Qué deseables son tus moradas,
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83: Añoranza del Templo
Aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura (Hb 13, 14)
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Ant 2. Vengan, subamos al monte del Señor.
Cantico - Is 2, 2-5: El Monte de la Casa del Señor en la Cima de los Montes.
Vendrán todas las naciones, y se postrarán en tu acatamiento" (Ap 15,4)
Al final de los días estará firme
Cantico - Is 2, 2-5: El Monte de la Casa del Señor en la Cima de los Montes.
Vendrán todas las naciones, y se postrarán en tu acatamiento" (Ap 15,4)
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven;
caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Vengan, subamos al monte del Señor.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Vengan, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Canten al Señor, bendigan su nombre.
Salmo 95 - El Señor, Rey y Juez del Mundo.
Cantaban un cántico nuevo delante del trono, en presencia del Cordero (cf. Ap 14, 3)
Salmo 95 - El Señor, Rey y Juez del Mundo.
Cantaban un cántico nuevo delante del trono, en presencia del Cordero (cf. Ap 14, 3)
Canten al Señor un cántico nuevo,
canten al Señor, toda la tierra;
canten al Señor, bendecid su nombre,
proclamen día tras día su victoria.
Cuenten a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamen la gloria y el poder del Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor,
entren en sus atrios trayéndole ofrendas.
Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
digan a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ant 3. Canten al Señor, bendigan su nombre.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ant 3. Canten al Señor, bendigan su nombre.
Lectura Breve: St 2, 12-13
Hablen y actúen como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad.
Pues habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia;
pero la misericordia triunfa sobre el juicio.
Hablen y actúen como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad.
Pues habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia;
pero la misericordia triunfa sobre el juicio.
Responsorio Breve
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
Cántico Evangélico
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Preces
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
R./ Haz, Señor, que te glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo,
porque has conservado nuestra vida hasta el día de hoy;
porque has conservado nuestra vida hasta el día de hoy;
- Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana;
- haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
- y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros,
- concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos confiadamente:
- Padre Nuestro…
Oración
Señor Dios, rey de cielos y tierra,
dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones,
nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos;
para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en todas nuestras actividades
un sacrificio de alabanza grato a tus ojos.
Señor Dios, rey de cielos y tierra,
dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones,
nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos;
para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en todas nuestras actividades
un sacrificio de alabanza grato a tus ojos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Conclusión
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Conclusión
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
Lunes de la Tercera Semana
VÍSPERAS
Oración de la tarde
Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
¡Amén. Aleluya!
por los siglos de los siglos.
¡Amén. Aleluya!
Himno: Languidece, Señor, la luz del día.
Languidece, Señor, la luz del día
que alumbra la tarea de los hombres;
mantén, Señor, mi lámpara encendida,
claridad de mis días y mis noches.
Confío en ti, Señor, alcázar mío,
me guíen en la noche tus estrellas,
alejas con su luz mis enemigos,
yo sé que mientras duermo no me dejas.
Dichosos los que viven en tu casa
gozando de tu amor ya para siempre,
dichosos los que llevan la esperanza
de llegar a tu casa para verte.
Que sea de tu Día luz y prenda
este día en el trabajo ya vivido,
recibe amablemente mi tarea,
protégeme en la noche del camino.
Acoge, Padre nuestro, la alabanza
de nuestro sacrificio vespertino,
que todo de tu amor es don y gracia
en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. ¡Amén!
SALMODIA
Ant 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Salmo 122: El Señor, esperanza del pueblo.
Dos ciegos... se pusieron a gritar: «¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!» (Mt 20, 30)
Dos ciegos... se pusieron a gritar: «¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!» (Mt 20, 30)
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.
Ant 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 123: Nuestro auxilio es el nombre del Señor
Dijo el Señor a Pablo: «No temas..., que yo estoy contigo» (Hch 18, 9. 10)
Dijo el Señor a Pablo: «No temas..., que yo estoy contigo» (Hch 18, 9. 10)
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico - Ef 1, 3-10: El plan divino de Salvación.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Lectura Breve St 4, 11-12
No hablen mal unos de otros, hermanos.
El que habla mal de un hermano, o juzga a un hermano,
habla mal de la ley y juzga a la ley.
Y si juzgas a la ley no eres cumplidor de la ley, sino su juez.
Uno es el legislador y juez: el que puede salvar o perder.
Pero tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?
El que habla mal de un hermano, o juzga a un hermano,
habla mal de la ley y juzga a la ley.
Y si juzgas a la ley no eres cumplidor de la ley, sino su juez.
Uno es el legislador y juez: el que puede salvar o perder.
Pero tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?
Responsorio Breve
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
Cántico Evangélico
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
Cántico de María - Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
Preces
Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación.
Digámosle, pues, confiadamente:
Digámosle, pues, confiadamente:
R./ Atrae, Señor, a todos hacia ti.
Te bendecimos, Señor,
porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la esclavitud del pecado;
porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la esclavitud del pecado;
- haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los obispos de la Iglesia,
- para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.
Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad
logren encontrarla
logren encontrarla
- y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus hermanos.
Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven abandonados;
- ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud hacia ellos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén celestial,
- allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en todos.
Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir:
- Padre nuestro...
Oración
Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente,
ilumina nuestro espíritu en esta hora vespertina,
y dígnate perdonar benignamente nuestras faltas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
ilumina nuestro espíritu en esta hora vespertina,
y dígnate perdonar benignamente nuestras faltas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Conclusión
V. El Señor nos bendiga,
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
Sábado de la Tercera Semana
COMPLETAS
Oración antes del descanso nocturno
Invocación Inicial
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén. Aleluya!
ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén. Aleluya!
Examen de Conciencia
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: Cuando la luz del sol es ya poniente.
Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.
Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.
Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.
Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. ¡Amén!
SALMODIA
Ant 1. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 4: Oración de un Pobre ante las Dificultades.
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1, 3. 4)
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1, 3. 4)
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Ant. 2. Durante la noche, bendigan al Señor.
Lectura Breve: 1Ts 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo,
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.
Responsorio Breve
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico de Simeón Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Oración Conclusiva
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario,
y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
Bendición
V. El Señor todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
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