LAUDES
Oración de la
mañana
"Si el alma hace buen
uso
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes
que sembró en nosotros al crearnos".
San Columbano.
Toda
su temática alude al despertar
y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
y a su equivalencia simbólica con la resurrección.
En las comunidades religiosas, el horario habitual es las 7 de la mañana, aunque se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
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Invitatorio
Cuando Laudes es la
primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo Invitatorio
antes del himno.
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
En el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin. (Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Se añade el Salmo del
Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena; vengan, adorémosle!
Ant. ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena; vengan, adorémosle!
Salmo 94 - Invitación a la
Alabanza Divina
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena; vengan, adorémosle!
Anímense unos a otro, día tras día, mientras perdura el hoy. Heb 3, 13
Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Vengan, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchen hoy su voz:
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugnó,
y dije: Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena; vengan, adorémosle!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
El salmo
94 puede sustituirse por el 99, el 66 o el 24. En tal caso,
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
si el salmo escogido formara parte de la salmodia del día, se dirá en su lugar, en la salmodia, el salmo 94.
Ant. ¡Del Señor es la tierra y
cuanto la llena; vengan, adorémosle!
Salmo 99: Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los
redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)
Se recita la antífona que
corresponda y la asamblea la repite.
Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con vítores.
Se repite la antífona.
Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Se repite la antífona.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
Se repite la antífona.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena; vengan, adorémosle!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena; vengan, adorémosle!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Salmo 66: Que todos los pueblos alaben al Señor
Sepan que la salvación de
Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)
Ant. ¡Del Señor es la tierra y cuanto la llena;
vengan, adorémosle!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. ¡Del Señor es la tierra y
cuanto la llena; vengan, adorémosle!
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Salmo del Invitatorio (Opcional)
Ant. ¡Del Señor es la tierra y
cuanto la llena; vengan, adorémosle!
Salmo 24: Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se
abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo (S. Ireneo)
Se recita la antífona que
corresponda y la asamblea la repite.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
Se repite la antífona.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Se repite la antífona.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Se repite la antífona.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia. Dios de Jacob.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Se repite la antífona.
¡Portones!, alcen los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Se repite la antífona.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. ¡Del Señor es la tierra y
cuanto la llena; vengan, adorémosle!
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Himno: En el Nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.
Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu
presencia;
silabeas el alba igual que una palabra,
tú pronuncias el mar como sentencia.
Regresa, desde el sueño, el hombre a su
memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la
encuentras
rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios, y tu prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas,
y están de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.
¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío,
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 - Te invoco de todo Corazón.
Te invoco de todo corazón;
Ant 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 - Te invoco de todo Corazón.
Te invoco de todo corazón;
respóndeme, Señor, y
guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora
pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a
las vigilias de la noche,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu
misericordia,
con tus mandamientos dame
vida;
ya se acercan mis inicuos
perseguidores,
están lejos de tu
voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son
estables;
hace tiempo comprendí que
tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
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Ant 2. Mi fuerza y mi
poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cantico - Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18: Himno a Dios, Después de la Victoria del Mar Rojo.
Los que habían vencido a la fiera cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios (Ap 15,2-3)
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
Cantico - Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18: Himno a Dios, Después de la Victoria del Mar Rojo.
Los que habían vencido a la fiera cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios (Ap 15,2-3)
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha
arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el
Señor,
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo
alabaré;
el Dios de mis padres: yo
lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero, su
nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los
lanzó al mar,
ahogó en el mar rojo a sus
mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se
amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron
como un dique,
las olas se cuajaron en el
mar.
Decía el enemigo: «Los
perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se
saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los
agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento y
los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en
las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor,
entre los dioses?
¿Quién como tu, terrible
entre los santos,
temibles por tus proezas,
autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se
los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a
tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder
hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas
en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu
trono, Señor;
santuario, Señor, que
fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre
jamás.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
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Ant 3. Alaben al
Señor, todas las naciones.
Salmo 116 - Invitación Universal a la Alabanza Divina.
Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9)
Alaben al Señor, todas las naciones,
Salmo 116 - Invitación Universal a la Alabanza Divina.
Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9)
Alaben al Señor, todas las naciones,
aclámenlo, todos los
pueblos:
Firme es su misericordia
con nosotros,
su fidelidad dura por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Alaben al Señor, todas las naciones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Alaben al Señor, todas las naciones.
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Lectura Breve 2Pe
1, 10-11
Hermanos, pongan más empeño todavía en consolidar su vocación y elección.
Si hacen así, nunca jamás tropezarán; de este modo
se les concederá generosamente la entrada en el reino eterno
de nuestro Señor y salvador Jesucristo.
Hermanos, pongan más empeño todavía en consolidar su vocación y elección.
Si hacen así, nunca jamás tropezarán; de este modo
se les concederá generosamente la entrada en el reino eterno
de nuestro Señor y salvador Jesucristo.
Responsorio
Breve
V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
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V. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. A ti grito, Señor, tú eres mi refugio.
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Cántico Evangélico
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor.
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de Zacarías- Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor.
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
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por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
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Preces
Bendigamos a Cristo que para ser ante Dios el pontífice misericordioso y fiel
de los hombres se hizo en todo semejante a nosotros, y supliquémosle diciendo:
Bendigamos a Cristo que para ser ante Dios el pontífice misericordioso y fiel
de los hombres se hizo en todo semejante a nosotros, y supliquémosle diciendo:
R./ Muéstranos,
Señor, los tesoros de tu amor.
Señor, sol de justicia,
que nos iluminaste en el bautismo,
- te consagramos
este nuevo día.
Que sepamos bendecirte en
cada uno de los momentos de nuestra jornada
- y glorifiquemos
tu nombre con cada una de nuestras acciones.
Tú que tuviste por madre a
María, siempre dócil a tu palabra,
- encamina hoy
nuestros pasos
para que obremos también como ella según tu voluntad.
para que obremos también como ella según tu voluntad.
Haz que mientras vivimos
aún en este mundo que pasa anhelemos la vida eterna
- y por la fe, la
esperanza y el amor vivamos ya contigo en tu reino.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre,
acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padre,
acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:
- Padre Nuestro…
Oración
Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo
ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos
ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo
ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos
ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la
comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en
una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz.
R. ¡Amén!
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Tiempo Ordinario
Sábado de la Semana I. De la Feria.
I VÍSPERAS
Oración de la
tarde
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día
activo,
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo
al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
y la equivalencia simbólica con la Venida del Señor.
Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado.
Los días que preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas,
pero para los domingos y solemnidades,
que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas:
las «primeras», que son la tarde anterior
(la del sábado, en el caso de un domingo),
y las «segundas», que son las de la propia tarde cronológica
(la tarde del domingo, sigue el mismo caso).
Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo
al domingo o solemnidad y no tiene vísperas.
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Invocación Inicial
(Se hace la señal de la
cruz mientras se dice:)
V. † Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
V. † Dios mío, ven en mi auxilio.
R. ¡Señor, date prisa en socorrerme!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén! Aleluya!
por los siglos de los siglos. ¡Amén! Aleluya!
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Himno: ¿Quién
es éste que viene?
¿Quién es éste que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los
racimos?
Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.
¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a
los cautivos?
Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.
Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a
su elegido.
Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.
Anuncien a los pueblos
qué han visto y oído;
aclamen al que viene
como la paz, bajo un
clamor de olivos.
Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Lámpara es tu
palabra para mis pasos, luz en mi sendero. ¡Aleluya!
Salmo 118,
105-112: - Himno a la Ley Divina.
Lámpara es tu palabra para
mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos
mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu
promesa.
Acepta, Señor, los votos
que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en
peligro,
pero no olvido tu
voluntad;
los malvados me tendieron
un lazo,
pero no me desvié de tus
decretos.
Tus preceptos son mi
herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a
cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente
Bendito el Señor, Dios de
Israel,
ahora y por siempre. Amén,
amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz
en mi sendero. ¡Aleluya!
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Ant 2. Me saciarás de
gozo en tu presencia, Señor. ¡Aleluya!
Salmo 15: Cristo
y sus Miembros Esperan la Resurrección.
Protégeme, Dios mío, que
me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres
mi bien.»
Los dioses y señores de la
tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus
libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en
mis labios.
El Señor es mi heredad y
mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote
hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me
aconseja,
hasta de noche me instruye
internamente.
Tengo siempre presente al
Señor,
con él a mi derecha no
vacilaré.
Por eso se me alegra el
corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa
serena.
Porque no me entregarás a
la muerte,
ni dejarás a tu fiel
conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de
la vida,
me saciarás de gozo en tu
presencia,
de alegría perpetua a tu
derecha.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Me saciarás de
gozo en tu presencia, Señor. ¡Aleluya!
________________________________________________________________________________________
Ant 3. Al nombre de
Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. ¡Aleluya!
Cántico - Flp 2,
6-11: Cristo, Siervo de Dios, En su Misterio Pascual.
Cristo, a pesar de su
condición divina,
no hizo alarde de su
categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a
sí mismo,
y tomó la condición de
esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un
hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse
incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó
sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de
Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra,
en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria
de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Al nombre de
Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. ¡Aleluya!
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Lectura Breve Col 1, 3-6a
Damos gracias a Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento,
rezando por ustedes, al oír hablar de su fe en Jesucristo
rezando por ustedes, al oír hablar de su fe en Jesucristo
y del amor que tienen a
todos los santos,
por la esperanza que os
está reservada en los cielos,
sobre la cual oyeron
hablar, por la palabra verdadera de la Buena Noticia,
que se les hizo presente,
y está dando fruto y prosperando en todo el mundo
igual que entre ustedes.
Responsorio
Breve
V. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
V. Y ha hecho de
nosotros reino y sacerdotes para el Dios y Padre suyo.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. De la salida
del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
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Cántico
Evangélico
Ant. Tomen sobre ustedes
mi yugo,
y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.
y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.
Cántico de María
- Lc 1, 46-55. Alegría del Alma en El Señor
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
† Proclama mi
alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
de generación en generación.
El hace proezas con su
brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los
poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los
colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo,
acordándose de su misericordia
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a
nuestros padres-
en favor de Abraham y su
descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Tomen sobre ustedes
mi yugo,
y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.
y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón.
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Preces
Demos gracias al Señor que
ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad,
y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:
y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:
R:/ Escúchanos,
Señor, que confiamos en ti.
Padre lleno de amor, te
pedimos por el papa Francisco y por nuestro obispo N.;
- protégelos con
tu fuerza y santifícalos con tu gracia.
Que los enfermos vean en
sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
- para que así
tengan también parte en su consuelo.
Mira con piedad a los que
no tienen techo donde cobijarse
- y haz que
encuentren pronto el hogar que desean.
Dígnate dar y conservar
los frutos de la tierra
- para que a
nadie falte el pan de cada día.
Se pueden añadir
algunas intenciones libres
Señor, ten piedad de los
difuntos
- y ábreles la
puerta de tu mansión eterna.
Movidos por el Espíritu
Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:
- Padre
nuestro...
Oración
Oh Dios, que por medio de
la humillación de tu Hijo
levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría
y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna.
levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría
y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna.
Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Conclusión
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
Si preside un presbítero o un diácono, bendice al pueblo como el obispo, o bien con la bendición común:
V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R. ¡Amén!
Si se despide de la
comunidad añade:
V. Pueden ir en Paz.
R. ¡Demos gracias a Dios!
En el rezo individual o en
una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, †
nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. En Paz
R. ¡Amén!
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TO - Salterio 1 - Sábado de la Semana XIII - De la Feria.
I Vísperas del Domingo XIV del Tiempo Ordinario.
I Vísperas del Domingo XIV del Tiempo Ordinario.
COMPLETAS
Oración antes
del descanso nocturno
Sus
textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
El mejor horario es aquel en que efectivamente vayamos a dormir enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana,
es costumbre -aceptada en las rúbricas-
que quienes desean rezarlas de memoria,
lo hagan siempre con una de las dos Completas de domingo,
ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha
con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
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Invocación Inicial
(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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(Se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V. † Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Examen de Conciencia
(Fórmula 1)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada
que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!
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Examen de Conciencia
(Fórmula 2)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Señor, ten
misericordia de nosotros. †
R. Porque hemos
pecado contra ti.
V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Y danos tu
salvación.
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Examen de Conciencia
(Fórmula 3)
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada.
Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
V. Tú que has sido
enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten
piedad.
V. Tú que has
venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten
piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten
piedad.
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Himno: Se
inclina ya mi frente.
Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.
Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.
Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. ¡Amén!
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SALMODIA
Ant 1. Ten piedad de
mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 -
Acción de Gracias.
Escúchame cuando te
invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me
diste anchura,
ten piedad de mí y escucha
mi oración.
Y ustedes, ¿hasta cuándo
ultrajarán mi honor,
amarán la falsedad y
buscarán el engaño?
Sépanlo: el Señor hizo
milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará
cuando lo invoque.
Tiemblen y no pequen,
reflexionen
en el silencio de su
lecho;
ofrezcan sacrificios
legítimos
y confíen en el Señor.
Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha
huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto
en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y
en vino.
En paz me acuesto y en
seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me
haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. ¡Amén!
Ant. Ten piedad de
mí, Señor, y escucha mi oración.
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Ant 2. Durante
la noche, bendigan al Señor.
Salmo 133 - Oración
Vespertina en el Templo
Y ahora bendigan al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasan la noche
en la casa del Señor:
Levanten las manos hacia el santuario,
y bendigan al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Y ahora bendigan al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasan la noche
en la casa del Señor:
Levanten las manos hacia el santuario,
y bendigan al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. ¡Amén!
Ant. Durante la
noche, bendigan al Señor.
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Lectura Breve: Dt
6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor,
nuestro Dios, es solamente uno.
Amarás al Señor, tu Dios,
con todo el corazón,
con toda el alma, con
todas las fuerzas.
Las palabras que hoy te
digo quedarán en tu memoria;
se las repetirás a tus
hijos y hablarás de ellas
estando en casa y yendo de
camino, acostado y levantado.
Responsorio
Breve
V. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te encomiendo
mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos,
Señor, encomiendo mi espíritu.
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Cántico
Evangélico
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Cántico de
Simeón: Lc 2, 29-32
(se hace la señal de la cruz mientras
se comienza a recitar)
† Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz,
porque mis ojos han visto
a tu Salvador,
a quien has presentado
ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo
Israel.
Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
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Oración
Conclusiva
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día,
la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Bendición
V. El Señor
todopoderoso
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. ¡Amén!
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Antífona Final de la
Santísima Virgen (1)
Dios te salve, Reina y
Madre de misericordia,
vida, dulzura y
esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos ,
gimiendo y llorando
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora,
abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus
ojos misericordiosos,
y después de este
destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
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Antífona Final de la Santísima Virgen (2)
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen gloriosa y bendita!
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Antífona Final de la
Santísima Virgen (3)
Madre del
Redentor,
Virgen fecunda,
puerta del cielo
siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo
que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración de
cielo y tierra,
engendraste a tu santo
Creador,
y permaneces siempre
virgen.
Recibe el saludo del
ángel Gabriel,
y ten piedad de
nosotros, pecadores.
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Antífona Final de la
Santísima Virgen (4)
Salve, Reina de los
cielos
y Señora de los
ángeles;
salve raíz, salve
puerta,
que dio paso a nuestra
luz.
Alégrate, virgen
gloriosa,
entre todas la más
bella;
salve, agraciada
doncella,
ruega a Cristo por
nosotros.
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«Las
horas señalan el paso del tiempo. Alternativamente se suceden, en la
experiencia del hombre,
luz y tinieblas, seguridad y peligro, alegría y dolor, presencia del Dios invisible en la creación visible.» (J. Pinell)
luz y tinieblas, seguridad y peligro, alegría y dolor, presencia del Dios invisible en la creación visible.» (J. Pinell)
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